Poesía entre la geometría y el ensueño

Una antología de la Fundación José Manuel Lara coordinada por Carlos Marzal recoge poemas sobre toros de Pablo García Baena, Vicente Núñez y Claudio Rodríguez, entre otros

Poesía entre la geometría y el ensueño
Alfredo Asensi Córdoba

13 de abril 2013 - 05:00

La mejor poesía taurina es la que tiene más de poesía que de taurina. La que elude el doble peligro del "tremendismo sentimental" y los "oropeles gremiales": los textos más notables de La Fiesta Nacional de Manuel Machado, La suerte o la muerte de Gerardo Diego, el Llanto de Lorca, los acercamientos de Alberti y Bergamín, según enumera Carlos Marzal en la introducción de La geometría y el ensueño, una nueva y distinta antología de poesía taurina, publicada por la Fundación José Manuel Lara en su colección Vandalia, que evita el censo canónico para recoger aproximaciones menos conocidas. "La poesía y los toros son dos maneras de asomarse al misterio de estar vivo", señala Marzal, responsable de la selección de las piezas.

Entre las que figura el poema que Pablo García Baena dedicó a la torera La Reverte ("Bajo la negra flor de la montera / nace la trenza en lazos de claveles..."), así como el Retrato de Frascuelo de María Victoria Atencia, Dinastía rondeña de Antonio Murciano, El toro de mi frontera de Vicente Núñez, el homenaje de Fernando Quiñones a Domingo Ortega y el de Juan Luis Panero a Antonio Bienvenida. Francisco Umbral recuerda a Manolete ("Se hiciera un mito de su dura pena, / se hiciera un rayo de su verde estoque..."), Manuel Mantero evoca una visita a un tentadero, José Hierro ofrenda sus versos a la memoria de Gerardo Diego, Alfonso Canales se pregunta, viendo torear a Antonio Bienvenida: "¿Cómo puede la gracia acumularse tanto / y mantener su viva tensión ante la muerte?". Luis Alberto de Cuenca recupera unas estampas de infancia, Ángel García López se detiene en un pase natural de Antoñete, Carlos Clementson exclama: "Y el tiempo se hace eterno ante los ojos / y la bestia adelgaza su pujanza, / y la vida, un instante, es armonía / y la muerte se vence con la gracia, y no hay peligro, no -sigue la música / pintándose a sí misma en una plaza-, / y el arte así, de nuevo, es el misterio / de la facilidad transfigurada".

Marzal ordena los poemas sin orden alfabético ni cronológico, sino de acuerdo a cierta pauta musical que es muy personal y responde a la intención de "crear un clima de lectura". Asimismo, coloca el nombre del poeta al final, para que el conocimiento de su identidad no condicione la lectura del texto. Jacobo Cortines, Manuel Vilas, Ángel González, Aquilino Duque, Juan José Téllez, Joaquín Benito de Lucas, Javier Villán, Rafael Guillén, Antonio Carvajal y Antonio Lucas son otros de los autores seleccionados.

La poesía taurina, en palabras de Marzal, "constituye un subgénero glorioso" pero está siempre "al borde de un precipicio" que puede denominarse como "costumbrismo circunstancial". Y es que "el peligro de cualquier decorado literario reside en no trascender su esencia y convertirse nada más que en un elemento decorativo". La fiesta de los toros "es uno de los ceremoniales más ricos que el hombre ha inventado", pero su "riqueza ritual" constituye "uno de sus mayores riesgos literarios, porque pone a disposición de los poetas un atrezzo, un repertorio de elementos adjetivos que a veces confunden con la sustantividad de lo taurino". La mejor poesía taurina es la que evita esto y se centra "en el núcleo de las preocupaciones del hombre".

"Supo torcer el curso de los ríos, / someter a otras leyes a la naturaleza, / decirle al viento: 'Tú de aquí no pasas", dice Aquilino Duque sobre Juan Belmonte. Y en el soneto Cornada Manuel Jurado López describe: "La sangre, gota a gota, es la semilla / del sueño que se escapa sin un gesto / de pasmo y llega, al fin, a la otra orilla". Claudio Rodríguez asocia a Antoñete con la magia y la sabiduría: "Es esta sinfonía / del capote, que suena, / ¿a qué? He aquí el misterio".

"El grado de taurinismo del aficionado que escribe no afecta al poema", constata Marzal. Incluso hay grandes poetas devotos de la fiesta que no han compuesto poemas sobre toros, como Francisco Brines. "Así de extraña es la creación", proclama el antólogo, que no duda al afirmar que "los toros son un espectáculo repleto de magias parciales". Para quien sepa verlo, claro.

No hay comentarios

Ver los Comentarios

También te puede interesar

Lo último