Vicente Luis Mora (Córdoba, 1970) comenzó a escribir Circular 22 hace 25 años (1997). Al científico John Bortle le quedaban aún cuatro años (2001) para publicar su estudio sobre las diferentes calidades del cielo oscuro, y que más tarde inspiraría a Virginia Aguilar (Málaga, 1977) para escribir La Escala de Bortle, allí donde ahora residen sus poemas, como estrellas, con más o menos brillo. Ambos son libros diferentes que se sustentan en versos y mapas. Una doble sesión de urbanismo y astronomía en el cuartel general de Cosmopoética, la sala Orive, que contará con la presencia de Luis Alberto de Cuenca y Juan de Beatriz.

Circular 22 nace de la "idea peregrina" de Vicente Luis Mora de escribir la ciudad de Madrid por entero, "calle a calle y plaza por plaza". Todo surge en una de sus frecuentes visitas a la capital, ya que "cuando empecé a escribir vivía en Córdoba", relata el autor. La intención era "crear una mirada caleodoscópica de la ciudad", "lo concebí como una locura personal que se me ocurrió". 

Para mantener en pie la escritura durante tantos años, fue necesario comprarse una caja de fichas y un mapa de Madrid: "Me puse a tachar cada una de las calles". El libro se ensancha territorialmente a la par que lo hizo la trayectoria de Vicente Luis Mora, una vez que se marchó de Córdoba (año 2007). La última parte está ambientada en otros países por los que fue pasando, como Estados Unidos, Marruecos o Suecia, y le da "una configuración más mundial", explica el autor. "Estar en contacto con estas culturas y esas influencias enriquece e influye en la forma de mirar. Cuando uno sale fuera abandona ciertas sinergias y prejuicios que no sabe que tiene".

Con una maduración de un cuarto de siglo, Circular 22 termina convirtiéndose en un cuaderno de viaje donde mezcla géneros como la narrativa, la poesía y el ensayo. Es algo recurrente en la obra de Vicente Luis Mora: no caer en poner límites a su escritura, ni encasillarla. Sin embargo, en toda su creación, "la poesía marca un poco el tono de todo lo que hago; en mis libros de narrativa también hay momentos poemáticos o traspasados por una mirada lírica".

Precisamente, el autor cordobés también aprovecha Cosmopoética para dar a conocer su último poemario, Mecánica, que nada tiene que ver con Circular 22, y donde cada poema es distinto al anterior. Esa obsesión por "no repetirme", es la que hace que Mora sea capaz de estar 25 años escribiendo un libro y la que asegura que no habrá otro ése. "Quizás sea una cuestión personal que afecta a mi experiencia de escritura".

Vicente Luis Mora y Virginia Aguilar.

Durante la rueda de prensa, Vicente Luis Mora ha destacado el papel que ha jugado Cosmopoética en su vida. "Yo asistí a su nacimiento", ha recordado. "Por aquella época yo organizaba otro festival que se llamaba El Mapa Poético y luego llegó Cosmopoética que estaba más integrado en el proyecto de la Capitalidad Cultural de Córdoba 2016". Aunque al final no se consiguió, "allí se dieron pasos decisivos para la construcción cultural de la ciudad y Cosmopoética ha sido el fruto más sólido e internacionalmente más valorado de todos los proyectos que se intentaron, que no tiene parangón en España". 

La metáfora y los fenómenos científicos

En La Escala de Bortle, el cielo de Madrid se acercaría al número 9. Esto quiere decir de poca calidad y de mucha contaminación lumínica, típicamente urbano. En el Valle de Los Pedroches, la escala descendería casi hasta alcanzar una calidad excelente. Cerca de parecer una clase de astronomía, la poeta malagueña Virginia Aguilar desembarca en Cosmopoética, una década después de ganar el premio de Andalucía Joven 2009 por su obra Seguir un buzón, reivindicando una poesía ambientada en las estrellas y los fenómenos científicos.

"La ciencia no está tan lejos de la poesía, realmente muchos fenómenos científicos han de ser explicados a través de metáforas", expone. "Cuando se habla de lo cotidiano, todo el mundo piensa que se trata de su vida doméstica, pero creo que sí es de tu interés lo cotidiano también puede llegar a ser una misión de la NASA. No es tan descabellado, hay muchos científicos que se han acercado a la poesía".

Este interés no surge de una formación científica de la autora, "quizás debería haber estudiado ciencias y no Derecho, pero veo definiciones hermosas en conceptos científicos y creo que si uno se para a verlo con otros ojos son bellos".

Para Virginia Aguilar, "cuando uno observa fenómenos tan lejanos en realidad se está observando a sí mismo". Ese un buen punto de partida para empezar a escribir.