Pletórico recital de Enrique Morente

Enrique Morente, al comienzo de su actuación.
Enrique Morente, al comienzo de su actuación.
Francisco Martínez

21 de junio 2010 - 05:00

Cante: Enrique Morente. Fecha: sábado 19 de junio. Lugar: plaza de las Tendillas. Lleno.

Mantuvo Enrique Morente en la plaza de las Tendillas el nivel artístico esperado, ofreciendo un completo recital en el que volvió a confirmar su condición de maestro clásico del cante y a la par renovador. Ni el ruido de ambiente típico de un acontecimiento como el vivido el pasado sábado mermó la calidad del espectáculo ofrecido por Morente y sus acompañantes. El cantaor estuvo en una actitud de generosa y profesional entrega. La voz a punto para exponer con precisión y personalidad la caña, alegrías, malagueñas, fandangos de Lucena, seguiriyas…, un compendio de lo que ha sido su trayectoria artística, recordando cantes grabados en discos tan memorables como Despegando (1977) y de obras más recientes como Pablo de Málaga (2008). Una actuación cumbre en La Noche Blanca del Flamenco porque se sintetizó el flamenco como arte que no esta sujeto a rígidos corsés, sino que alimentándose de un legado musical tradicional puede desarrollarse con plena libertad creativa; es lo que Enrique Morente testimonió ante un variado público.

Tuvo el acierto de estructurar su recital desde el cimiento de los cantes por tonás y martinetes, marcando las pautas a seguir del flamenco sin hojarasca, hasta llegar a la despedida de las bulerías con la implicación de todo el grupo, sin que faltase el baile. Resultó interesante su serie de malagueñas, primer estilo de Chacón y segundo de El Canario, en donde Morente hizo gala de su innata sensibilidad y buen gusto a la hora de proyectar y recoger la voz, desenvolviéndose por arriesgadas tonalidades con maestría. Este cantaor ha tenido siempre muy claro que el artista ha de ser el reflejo de la época que le toca vivir; él es consecuente con los momentos flamencos que atravesamos, con la peculiaridad de seguir manteniendo un fiel contacto con lo clásico, adobándolo de elementos musicales que actualizan y motivan. De esta manera se le pudo escuchar la caña, pero como renovada propuesta clásica; su sutileza no sólo estriba en el tratamiento musical de este tipo de añejos estilos, también en su atinado instinto para seleccionar las coplas de sus cantes, alternando siempre entre letras del acervo popular y versos de sus poetas preferidos. En este sentido no faltó su recuerdo a Rafael Alberti en las alegrías o extractos del Recuerdo infantil de Antonio Machado por bulerías.

Con la actuación de Enrique Morente La Noche Blanca del Flamenco comenzó con buenas vibraciones. El artista granadino hizo augurar una madrugada en la que el cante, el toque y el baile de calidad se hicieron realidad en diferentes escenarios.

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