Penguin Clásicos reúne en un volumen las tres obras principales de Baudelaire
Un tomo recopila 'Las flores del mal', 'El Spleen de París' y 'Los paraísos artificiales' al cuidado de Andreu Jaume

Córdoba/ Las flores del mal, El Spleen de Parísy Los paraísos artificiales conforman uno de los últimos títulos que Penguin Clásicos ha lanzado al mercado. O sea:Charles Baudelaire, una de las voces literarias fundamentales del siglo XIX. La edición corre a cargo de Andreu Jaume.
"Hemos reunido el corpus esencial de la obra de Baudelaire -señala el especialista-. Hemos rescatado la traducción de Lluís Guarner y la hemos actualizado, limándola de las rugosidades con que el tiempo siempre daña cualquier traducción. Y he traducido cuarenta poemas dispersos que no estaban en la edición de Guarner. Por otra parte, hay una larga introducción mía que pretende dar una lectura actual de Baudelaire, así como un cuerpo de notas y una cronología del autor".
En Las flores del mal, anota Jaume, "no hay apenas innovación formal". "La tradición métrica francesa -explica- es muy rígida y casi no varía desde el siglo XVI hasta el siglo XX. Lo que hace Baudelaire es trasplantar la melodía del alejandrino francés a un nuevo ecosistema, que es el de la gran ciudad. Y ahí su ojo trabaja con una inteligencia y un desacato que constantemente sacuden al oído y retuercen el clásico decoro del metro y la rima. Hay en los poemas de Baudelaire una bestia que quiere romper los barrotes de los versos. La poesía nace en el ámbito de lo acústico y Baudelaire vive y escribe en un mundo donde ya no se oye nada, más que ruido, y donde todo es visual, veloz y frenético. En ese sentido, su poesía tiene un aura de algo que está a punto de extinguirse. La verdadera innovación formal de Baudelaire está en sus poemas en prosa: ahí se ve todo lo que no pudo hacer en verso, el estado en bruto de sus observaciones. Él quiso inspirarse en Bertrand pero sabía muy bien que su camino era otro: una prosa fría, despojada de música, cruda como el hambre de sus visiones".
Baudelaire, señala el experto, "lleva en su verso toda la prosodia francesa, desde la Pléyade, Racine y los románticos, pero la influencia más determinante es Poe, cuyos cuentos lee y traduce hasta convertir al autor en otro escritor, en un prosista francés que nada o poco tiene que ver con el original. Baudelaire reconoció en Poe su misma experiencia de la multitud, así como de la condena y el anonimato".
¿Qué supone para la poesía contemporánea Las flores del mal? "La adaptación del problema romántico a la gran ciudad -responde Jaume-. Baudelaire no es el primer poeta moderno, como se ha dicho, sino el primero que es moderno en la ciudad, cosa muy distinta. Después de Baudelaire, toda la poesía urbana le debe muchísimo, desde Eliot y Auden, Larkin, hasta Ashbery o Gil de Biedma y Gabriel Ferrater en nuestro país".
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