El duro drama 'Pan negro' de Agustí Villaronga conquista el cine español
La cinta del realizador catalán obtiene nueve estatuillas, entre ellas las de mejor película y director · 'Balada triste de trompeta' sólo consigue dos galardones · Los dos representantes cordobeses se van de vacío
Pan negro, del cineasta catalán Agustí Villaronga, se convirtió anoche en la mejor película de la cosecha 2010 del cine español. La cinta, un drama basado en la novela homónima de Emili Teixidor, ambientada en la posguerra y rodada en catalán en los alrededores de la localidad barcelonesa de Vic, cuenta una historia de represalias aliñada con los secretos de una familia y la brutalidad de un pueblo. Ayer fue la ganadora absoluta de los premios Goya con un total de nueve galardones, de las 14 categorías a las que optaba, y derrotó claramente a También la lluvia (que se llevó tres estatuillas), Buried (otras tres) y Balada triste de trompeta (dos). Los candidatos cordobeses, el joven actor Manuel Camacho (que optaba al premio al intérprete revelación por Entrelobos) y el filme animado Las aventuras de Don Quijote, de Antonio Zurera, se fueron de vacío.
Pan negro obtuvo los galardones a la mejor película, dirección, actriz revelación (la joven Marina Comas), actor revelación (Francesc Colomer), dirección artística, interpretación femenina de reparto (Laia Marull), guión adaptado, interpretación femenina (Nora Navas) y fotografía. Era una de las películas que optaban a más premios, sólo por detrás de Balada triste de trompeta, de Álex de la Iglesia. "Me alegra muchísimo que la Academia deje entrar con honores a una película netamente catalana, es muy bueno para nuestro cine", declaró Villaronga sobre su cinta, rodada íntegramente en catalán (en el resto de España se ha visto subtitulada o doblada).
Balada triste de trompeta era la película más nominada de estos premios y, sin embargo, fue la gran perdedora de la noche, ya que obtuvo sólo los Goya al maquillaje y peluquería y los efectos especiales. También la lluvia, de Icíar Bollaín, se llevó los galardones al mejor actor de reparto, para un locuaz Karra Elejalde, dirección de producción y música original. Por su parte, Buried, de Rodrigo Cortés, fue reconocida por su guión original, montaje y sonido.
Lope consiguió los premios al mejor diseño de vestuario y canción original, Que el soneto nos tome por sorpresa, de Jorge Drexler. Bon appétit, de David Pinillos, fue reconocida en la categoría de mejor dirección novel y Javier Bardem se hizo con el premio a la interpretación masculina protagonista por Biutiful.
Además del homenaje a Mario Camus, Goya de Honor a su trayectoria, el gran protagonista de la noche fue Pasqual Maragall, cuya entereza conmovió al público del Teatro Real cuando subió a recoger el premio para Bicicleta, cuchara, manzana, el documental sobre su enfermedad: el alzheimer.
El presentador de la 25ª edición de los Goya, Andreu Buenafuente, lanzó durante la velada dardos a diestro y siniestro, sobre todo a los dos protagonistas de las últimas polémicas en el cine español: Álex de la Iglesia, presidente de la Academia, y la ministra de Cultura, Ángeles González-Sinde, enfrentados por la ley antidescargas. Al catalán se le agrió la sonrisa con la irrupción en la gala del espontáneo Jimmy Jump, justo antes de la entrega del premio al mejor actor. Jump colocó su habitual barretina al busto del pintor aragonés tras birlar las medidas de seguridad.
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