¡Menudos pájaros!

Serrat y Sabina ofrecen su segundo concierto conjunto en Córdoba, cinco años después del primero, ante 3.000 personas

Serrat y Sabina, ayer, en los primeros temas de su concierto en la Axerquía.
A. A. / Córdoba

06 de julio 2012 - 05:00

El contraataque de los pájaros, cinco años después. Fue en el Teatro de la Axerquía y con una asistencia de público muy inferior a la de entonces, en torno a 3.000 personas frente a las 12.000 de 2007. El precio de las entradas para esta cita (50 euros, 55 el día del concierto) ha sido una de las circunstancias más popularmente criticadas de la presente edición del festival. Por otro lado, ya no resulta novedoso ver juntos a estos dos pájaros en el mismo escenario y ciertas circunstancias y manifestaciones de los últimos meses no han contribuido a estimular a la gente. Pero son Serrat y Sabina, caballeros de la canción, pájaros en la jaula de este complejo arte tan venido a menos. Y ayer estuvieron en el coliseo al aire libre para mostrar su primer trabajo conjunto de estudio, La Orquesta del Titanic, y cantar las de siempre, las que la gente espera, las de toda la vida, entre burlas, guiños, risas y complicidades.

Dos pájaros proyectados en dos pantallas, uno haciendo de Serrat y otro de Sabina, abrieron de forma puntual el concierto en la Axerquía para dar paso a los artistas, que comenzaron con algún que otro comentario socarrón. Ocupen su localidad y Hoy puede ser un gran día inauguraron un repertorio que siguió con Acuérdate de mí -con el primer cigarro de la noche de Sabina- y Algo personal para continuar con Y sin embargo.

Se presentaron con traje negro y corbata, primera escala indumentaria de un espectáculo que integró casi 30 canciones, con una puesta en escena sencilla y el acompañamiento de los músicos habituales de los dos artistas. Tampoco faltaron en este espectáculo Mediterráneo, Fiesta, 19 días y 500 noches, Princesa y Una canción para la Magdalena. Y entre estos temas, un agradecido Sabina reconoció al público que ambos estaban muy conmovidos porque, "con la que está cayendo, no sólo por el calor sino por la puta crisis", su acogida hubiera sido tan buena, con el teatro al aire libre prácticamente lleno.

Más de dos horas y media de espectáculo a modo de contraataque artístico, de reencuentro siempre grato con historias, paisajes, personajes y melodías que forman parte del gran patrimonio de la canción en castellano. Con momentos de interpretación, monólogos y metáforas tangibles a través de un fondo que reflejaba el interior del Titanic, donde se convirtieron en los músicos que tocaban durante el hundimiento del barco, de la misma forma que lo hacen ellos hoy mientras Europa se derrumba.

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