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En la tradición de Richard Burton, Marlon Brando o Russell Crowe, Jeremy Renner ha desarrollado la habilidad de reflejar la complejidad emocional del hombre de acción, algo que vuelve a hacer en El legado de Bourne, que presentó ayer en Madrid y en la que recoge el testigo de Matt Damon.
Jeremy Renner es el nuevo héroe de un género poco dado al prestigio interpretativo pero que, en cambio, a él le ha reportado dos nominaciones al Oscar consecutivas, por En tierra hostil y The Town. "Aunque no lo parezca, dar un matiz emocional al personaje es especialmente importante en el cine de acción, porque hay pocas escenas dedicadas al desarrollo dramático del personaje", explicó.
Renner se confiesa fan del cine de acción de los años setenta. "French Connection: Contra el imperio de la droga tenía persecuciones en coche alucinantes, pero no te importarían nada si no entiendes lo que mueve a los que conducen el coche. En la saga de Jason Bourne hay detrás un gran trabajo para los personajes", prosiguió.
El legado de Bourne está dirigida por Tony Gilroy, responsable también de la tercera entrega, y llegará a las pantallas españolas el 15 de agosto, redondeando así un último año dorado para Renner, que ha acompañado a Tom Cruise en Misión Imposible 4 y ha sido Ojo de Halcón en Los vengadores.
Renner, que era desde El mito de Bourne un fan absoluto de la saga, interpreta a un nuevo personaje, Aaron Cross, que como su antecesor también ha sido manipulado genéticamente para convertirse en una verdadera máquina de matar, pero que irá buscando esa identidad borrada por los avances médicos.
Pese a su defensa del entramado emocional de la película, explicó la vocación de entretenimiento de la misma: "No queremos decir: ¡cuidado, la genética es peligrosa! Simplemente, es un telón de fondo interesante", aseguró.
Para él, rodar El legado de Bourne desde los bosques nevados de Canadá -donde tiene una espectacular secuencia contra un lobo- a las cálidas y sobrepobladas tierras de Manila, ha sido una de las experiencias más divertidas de su carrera, por lo que no descarta repetir como Aaron Cross o incluso forzar un cara a cara con el mismísimo y original Jason Bourne, Matt Damon.
"Tony Gilroy tenía la idea de continuar la saga, porque lo que ha habido hasta ahora es estupendo, pero ampliar y dar más posibilidades tanto como para que Matt Damon vuelva a hacer más películas, que siga haciendo yo o incluso los dos juntos... las posibilidades son infinitas, simplemente tenemos que escuchar lo que pide el público", manifestó Renner.
La eterna comparación entre el agente sofisticado británico James Bond y el estadounidense más terrenal Jason Bourne tiene en este filme un giro irónico, pues Rachel Weisz, la mujer del actual 007, Daniel Craig, es la "chica de la película" del protagonista de El legado de Bourne. "Era inevitable bromear con ello", reconoció.
Tras una carrera más bien discreta en la que trabajó con directores como Juan Carlos Fresnadillo en 28 semanas después, este actor californiano de 41 años dio la campanada en 2010 con En tierra hostil.
La película de Katherine Bigelow en la que Renner interpretaba a un soldado neurótico pero sumamente eficaz en plena guerra de Irak, tardó en lograr el éxito definitivo, pues se estrenó de tapadillo en la Mostra de Venecia en 2008 y un año y medio después se convertía en la primera película dirigida por una mujer en ganar el Oscar a la mejor película.
"Me gustaría decir que en Hollywood uno tiene capacidad de elección para hacer las cosas a su manera... pero nadie realmente tiene el control sobre lo que tiene éxito y lo que no. Estoy muy contento y me siento bendecido por estar aquí hablando de esta película y seguir haciendo películas", apuntó.
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