Hermoso concierto para hacer afición

'Paco de Lucía In Memóriam'. Guitarristas: Gerardo Núñez, Dani de Morón y Diego del Morao. Contrabajo: Pablo Martín. Percusión: Cepillo. Palmas: Los Mellis. Fecha: martes 1 de julio. Lugar: Teatro Góngora. Casi lleno.

Incomprensiblemente, al veterano y largo guitarrista flamenco Gerardo Núñez no le hace justicia la popularidad. Es verdad que formar parte de la nómina compuesta por coetáneos de la talla de Sabicas, De Lucía, Sanlúcar, Serranito, Riqueni, entre tantos grandes, es obvio que tiene que eclipsar, pero él, estando en la cresta de la ola, no ha sido considerado, a mi entender, como se ha merecido. Sin embargo, asistir a un concierto suyo es tener especial acceso a una lección del bien ejecutar y crear con una guitarra entre las manos. Y aquí estuvo de nuevo, feliz por volver, el jerezano como figura principal en el exordio de los actos flamencos del Festival de la Guitarra de esta edición, exhibiendo su gran talla de solista.

Un repertorio por farruca-rondeña, soleá por bulerías con hermosas falsetas, bulerías en clave jazzística con el contrabajo de Pablo Martín y Cepillo en percusión para, los tres, dar sopas con ondas con su frenética actuación, así como en el tema que acometieron después, sobrado de rítmica, interrumpido en muchos momentos por un público entregado en aplausos. Fue la clausura de la sesión, en la que el maestro expresó su capacidad innovadora, que a estas alturas no sorprende ni extraña a los más tradicionales de la sonanta, con sus avances pero inmerso en el toque más canónico. Dejó claro que ocupa el espacio estelar que su trabajo se merece. Trasgo, Templo del Lucero y Trafalgar son temas compuestos por él en sus discos Andando el tiempo y Jucal. Como las bulerías del fin de fiesta, acometida junto a los dos instrumentistas que le precedieron, en plan jazz sesión, sonsacando el esqueleto de los convocados.

Diego del Morao fue el primero de los tres invitados que se sentaron bajo los focos del escenario del Góngora. Tocaor -el martes como solista- que dio cumplida cuenta de la responsabilidad de pertenecer a una zaga de brillantes tocaores -aunque él sea el único como concertista- que han dejado huella con el nombre artístico de los Morao jerezanos. Con solvencia de guitarrista de estirpe que aprovechó el tiempo del obligado aprendizaje junto a los genios con los que se crió. En su juventud ha tocado a figuras como José Mercé, Diego Carrasco, Macanita y algunas más que no desmerecen en absoluto. En esta ocasión Morao estuvo a la altura, ocupando su turno en la palestra para Guitarras de la frontera en memoria de Paco de Lucía, el espectáculo que las tres figuras de la sonanta trajeron a Córdoba, ejecutando con primor el taranto Tío Loba y bulerías, Pago de la Serrana por seguiriyas de su álbum Orate y Made in Moraíto por bulerías, con técnica limitada, es verdad, pero sobrado de flamenquería.

El segundo componente al que atendimos en el concierto fue Dani de Morón, el más joven de los tres, que como su nombre artístico indica no llegaba procedente como los anteriores de la frontera de Jerez sino de la perteneciente a la campiña sevillana. Pero para lo que verdaderamente nos interesaba a los que al Góngora fuimos, esto quedaba relegado a un segundo plano. Nos concentramos en su actuación con palos de Cambio de sentido, único disco que ha grabado, la rondeña Solo hay una, la soleá Siete revueltas, en la que se adivinaba al maestro Del Gastor, y Barrio C, vibrantes bulerías que arrancaron aplausos. Impuso su virtuosismo con locuacidad y capacidad de transmisión, lo que ha venido haciendo en cuantos certámenes de relumbre se ha presentado, en los cuales ha logrado primeros premios. Y es que su limpia y aseada técnica, sumándose al buen gusto, se impone no sólo cuando ejerce como solista, pues también es ampliamente reconocido como acompañante del baile y el cante desde que destacara en sus primeras exhibiciones en la academia de Matilde Coral y con Antonio Canales, Javier Latorre, Guadiana, y Arcángel. El definitivo plácet se lo dio el añorado Paco de Lucía cuando lo eligió como segunda guitarra en una de sus últimas giras.