Mucho arranca esta noche en la sala Hangar (22:00) la gira de presentación de Pidiendo a las puertas del infierno. Su cantante es Martí Perarnau, que responde a estas preguntas.

-¿Qué representa este disco en la trayectoria de la banda?

-Supone un cambio radical en nuestra manera de componer y de entender la música, y sobre todo el inicio de una etapa muy excitante, por el hecho de haber provocado este cambio en la música y haber hecho el disco de esta manera. A nosotros nos excita mucho a nivel musical y nos pone en un espacio de divertimento y de amor por nuestro oficio. No sé cómo nos lo hemos montado para hacer este disco tan raro, diferente, y a la vez disfrutarlo.

-¿Cómo ha sido el proceso de composición y grabación?

-La composición ha sido totalmente diferente a como lo hacíamos antes. Hasta ahora yo llevaba la canción al local y la montábamos con la banda, tocando en directo como una banda de los 60. Ahora yo he trabajo en casa de manera electrónica, con Ableton, he grabado todas las pistas ahí, he hecho unas maquetas muy curradas y hemos llegado al estudio sin haber ensayado las canciones. En el estudio por primera vez las tocábamos juntos, y pasó esta cosa de mezclar la maqueta electrónica con la tocata de una banda en directo, con lo que tiene de primera toma, la frescura, la inmediatez de esa primera vez en que tocas la canción.

-¿Qué supone para Mucho pedir en las puertas del infierno?

-Nosotros estamos ahí pidiendo y no paramos de ver banqueros con tarjetas black a los que dejan entrar al infierno sin ningún tipo de problema. Estamos ahí pidiendo una pequeña limosna... En realidad es todo una manera de hablar de nosotros mismos y de la sociedad que nos rodea, de cómo nos marcamos a veces retos un poco absurdos... Hablamos de lo importante que es disfrutar del camino, de lo que tiene de importancia el viaje para el ser humano, no de conseguir objetivos en este capitalismo absurdo y voraz.

-¿Cómo afrontan la nueva gira?

-Tenemos muchas ganas. Es todo un reto tocar estas nuevas canciones porque en directo hay que llevar muchos teclados, hay que montar verdaderamente un Halcón Milenario en el concierto. Pero es muy divertido y muy psicodélico. De hecho, estamos un poco preocupados porque nos preguntamos si será demasiado psicodélico y lisérgico... Pero va a haber también mucho baile. Tenemos muchas ganas de tocar estas canciones en directo porque realmente son muy divertidas de tocar.

-¿Cómo analiza la evolución que ha tenido el grupo y su relación con el público?

-Somos un grupo un poco atípico: cada disco que hacemos intentamos que sea muy diferente al anterior, intentamos tener una evolución musical en ese sentido, mantener el interés nosotros mismos y que sea siempre diferente. En términos de público parece que la cosa va siempre hacia arriba. Nuestro seguidor entiende nuestros cambios como nuestra manera de ser, nuestra genética, y los disfruta al igual que nosotros. Me da la sensación de que la gente valora bien nuestros cambios y el riesgo.

-¿Cómo ve el panorama musical español?

-Estamos en un momento muy dulce, se están haciendo grandes canciones, hay grandes grupos y se están haciendo unos discos que no se hacían hace unos años. Es un momento muy dulce. Pero da la sensación de que el Gobierno no valora la música. Es una pena, porque hay tantos grupos, un movimiento musical tan cañón en España... Si tuviéramos un poco de orgullo patrio con los grupos de aquí, si apoyáramos un poco la música como cultura, como algo sano para la sociedad..., podríamos tener una época verdaderamente importante para la música en España, incluso me atrevería a decir que mucho más importante que la época de la movida. Pero para eso haría falta que todos estuviéramos unidos.