Enrique Gabriel pone una nota reflexiva para cerrar la Seminci
Un singular muestrario de perdedores resignados protagoniza 'Vidas pequeñas


Una reflexión sobre el secreto de la felicidad en una sociedad dominada por las apariencias, plasmada por el argentino Enrique Gabriel en Vidas pequeñas, puso ayer el punto y final a las proyecciones a concurso de la 55ª Semana Internacional de Cine de Valladolid (Seminci), que se clausura hoy. En la jornada final compitió también The fourth portrait (Retrato número cuatro), del taiwanés Chung-Mong Hong.
Vidas pequeñas, una producción estrictamente española, es un muestrario de perdedores resignados pero con la dignidad como divisa, que finalmente se ha podido estrenar después de cinco años de penuria económica.
Seres truncados por el fracaso, abocados a la soledad y sometidos al arduo empeño de la supervivencia desfilan como en un carrusel a lo largo de este quinto largometraje de Enrique Gabriel (Buenos Aires, 1957), protagonizado por Emilio Gutiérrez Caba, Ángela Molina, Alicia Borrachero, Roberto Enríquez y Ana Fernández.
"El siglo XX ha sido particularmente odioso en el sentido de haber impuesto la obsesión por el triunfo y la competencia", reflexionó el autor de Krapatchouk (1991), En la puta calle (19397), Las huellas borradas (1999) y Suspiros del corazón (2006), quien se confesó "cansado y resentido" por las dificultades que tiene para llevar a puerto sus trabajos.
A la película, con un guión firmado por su madre, Lucía Lipschutz, "le ha pasado lo mismo que a sus personajes, que en un momento dado se quedó sin dinero, lo cual no es ninguna novedad, pero la grandeza es que por fin está aquí", añadió el también fundador, en 1994, de la productora Atpip (Ánimo, Todo Podría Ir Peor).
Este parece ser el lema o la divisa que campea en Vistahermosa, el poblado de feriantes, saltimbanquis, dramaturgos venidos a menos y artistas de variedades que, engullidos por la modernidad, subsisten y protagonizan esta cinta de aroma barojiano y suburbial. A este asentamiento, ubicado en la periferia de Madrid junto a una urbanización de lujo y formado por roulottes y cabañas prefabricadas, llega una joven galerista y diseñadora, fracasada y orgullosa (Ana Fernández), que encuentra allí lo que no ha hallado en su otra vida: solidaridad, afecto, ternura, apoyo y tal vez amor.
"Vivimos en una sociedad que se deslumbra muy fácilmente con todo lo que brilla", indicó Gabriel acerca de ese compendio de vidas y personajes que confluyen en Vistahermosa, "llegados de lugares distantes, con sueños, fracasos y secretos, que buscan una posible felicidad en las pequeñas cosas".
Por su parte, el taiwanés Chung Mong-Hong presentó a concurso The fourth portrait, su segundo largometraje de ficción, una historia de supervivencia en las calles de Taiwán para la cual ha escogido la vida de un niño de diez años que vive la muerte de su padre en la más absoluta soledad. El pequeño comienza a acostumbrarse a su nueva vida cuando aparece su madre, que le abandonó hace tiempo, para llevarle a su casa en compañía de su marido.
En este ambiente difícil y con una familia que no le presta atención, el protagonista se refugia en el dibujo y en un peculiar amigo que le mostrara la vida de un modo especial.
Por su parte, la realizadora Helena Taberna pretende hacer "reflexionar" al público con su nuevo documental, Nagore, en el que recuerda el homicidio de la joven Nagore Laffage a manos de un psiquiatra, ocurrido en Pamplona durante las fiestas de San Fermín de 2008. La obra fue presentada en la sección Tiempo de Historia, en presencia de la madre de la joven.
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