Entrevista a José Calvo Poyato | Escritor

“La España de la austeridad dio soporte a lo que luego llamamos la Transición”

  • El autor egabrense publica el libro 'La España austera. Del fin del racionamiento a la muerte de Franco', en el que analiza los cambios económicos, sociales y culturales de ese periodo histórico

José Calvo Poyato posa con un ejemplar de su nuevo libro.

José Calvo Poyato posa con un ejemplar de su nuevo libro.

El escritor cordobés José Calvo Poyato (Cabra, 1951) vuelve a las librerías con La España austera. Del fin del racionamiento a la muerte de Franco, un libro en el que acerca al lector a la vida cotidiana de aquellos años: desde la vivienda, la alimentación, la higiene y la vestimenta, hasta las formas de ocio, la moral opresiva, la enseñanza e incluso los noviazgos. Además, el autor será uno de los protagonistas del ciclo de conferencias Andalucía en la novela histórica, que se celebrará en la sede de la Fundación Cajasol y en el que intervendrá el próximo 15 de octubre.

–La dedicatoria del libro es para quienes han vivido entre el fin del racionamiento y la muerte de Franco, ¿de aquí parte la idea original de escribir la obra?

–El libro está dirigido a cualquier tipo de lector que pueda estar interesado, pero la dedicatoria es para aquella gente que pasó su infancia o su juventud en esos años, que no dejan de ser entrañables. Por otro lado, en fin, fueron tiempos difíciles donde no abundaban tanto las cosas como ahora en nuestro tiempo, a pesar de que estemos en una situación comprometida. La abundancia en una sociedad que denominamos de consumo tiene poco que ver con aquella España de los 50 o 60 incluso.

–¿La documentación para abordar la escritura le llevó mucho tiempo?

–He estado un par de años trabajando, pero también se incluyen muchos aspectos de mi experiencia personal con los que mucha gente se verá reflejada. Hay una base de trabajo histórico, en el sentido de comprobar cómo algunos de los acontecimientos importantes de ese tiempo han tenido su influencia en la vida diaria de los españoles; por ejemplo, los pactos con los americanos de 1953. Las cartillas de racionamiento acababan de desaparecer, en 1952, pero seguía habiendo dificultades importantes. En las zonas donde se habían instalado las bases militares de Torrejón, Rota, Morón y Zaragoza las unidades militares se asentaron con sus familias. Había cierta distancia, pero tenían unas cosas que a la España de la época le resultaban casi prodigiosas: disponían de unas cocinas extraordinarias, como neveras que fabricaban el propio hielo. En España, en aquel entonces había una especie de neveras de madera chapadas para las que había que ir a comprar el hielo a lo que se llamaban las fábricas de nieve y así poder alimentarlas. También tenían lavadoras, apenas algunas familias podían permitirse tenerlo. Por otro lado, el plan de estabilización de 1959 abre la economía española; Franco se ve literalmente obligado a abandonar la autarquía y se produce un crecimiento brutal en la década de los 60. Durante casi 15 años la economía española creció a un 7% de incremento del PIB, acumulándose: se habló del milagro español. Yo he querido reflejar cómo esos acontecimientos históricos repercuten en los españoles.

–¿El hecho de cortar en la muerte de Franco es por algún motivo concreto, la economía ya había crecido lo suficiente?

–España fue abandonando poco a poco la austeridad. Nuestra sociedad ahora es despilfarradora. En 1960, aunque las cartillas de racionamiento habían desaparecido y el régimen decía que no había hambre, se da un detalle muy curioso con el personaje de tebeos Carpanta, un hambriento impenitente. La censura intentó suprimirlo y el autor decidió que su personaje no tenía hambre, sino apetito. Los españoles no habían olvidado lo que habían supuesto las cartillas, con comida escasa, y se creó una sensación de austeridad muy importante. A las cosas se les daba un triple uso y tenían varias vidas.

-Dentro del libro se exploran varios campos, además del alimento y la economía también están los cambios culturales y otros aspectos.

–Sí, por ejemplo el cine es el gran protagonista del ocio de los españoles en los años 50 y buena parte de los 60. Hay pocas posibilidades de diversión hasta que aparece la televisión, con un retraso importante con respecto a Europa; al principio, además, con unos precios muy elevados. A finales de los 50 costaba en torno a las 25.000 pesetas; mientras que un trabajador normal podía tener un jornal de 80 o 90 pesetas… Imagine lo que eran 25.000, el sueldo de todo un año. En los 60, los salarios fueron subiendo y las televisiones bajando, con lo que al final de la década más de la mitad de la población tenía un receptor de televisión. En el libro también se aborda el noviazgo, algo muy complicado en los 50. El novio que pretendía formalizar relaciones con una chica tenía que hablar con su padre para mostrar que sus propósitos eran honorables y serios. De ahí se pasa a las relaciones prematrimoniales a finales de los 60 y principios de los 70 como una realidad bastante extendida. Muchas veces se da la imagen de un franquismo monolítico sin que variase nada, pero desde el punto de vista de las costumbres, España vive un cambio verdaderamente extraordinario. Quiero señalar que aquella España de austeridad permitió transformar la sociedad española y crear una clase media que dio soporte a lo que luego llamamos la Transición. Otra cosa es el ambiente político, con un poder dictatorial absoluto con posibilidades reducidas.

–¿Este contraste del avance social frente a la parálisis política ofrece algo al debate de la memoria histórica y los conflictos actuales?

–Bueno, hay que tener en cuenta que España era una de las diez primeras potencias económicas del mundo cuando Franco muere, eso no tiene nada que ver con la España de las cartillas de racionamiento, y eso está ahí. Tampoco existió un monolitismo en la relación de Franco con la Iglesia, que era uno de los pilares de la dictadura. Ahora, en política, la persecución contra el que no aceptaba los planteamientos políticos del franquismo estuvo hasta el último momento.

-El texto se completa con imágenes en el último tercio del libro, ¿están para generar un acercamiento al lector?

–Claro. Nosotros además hemos usado imágenes inéditas. En algunas se ven atuendos típicos de los conjuntos que actuaban en los 50 y cómo eran después en los 60, cómo evoluciona la indumentaria, unos Reyes Magos mucho más austeros… La austeridad no era solamente una consecuencia de no tener recursos. Se había implantado entre quienes se hubieran podido permitir más alegrías. He querido destacar que estos comportamientos austeros son la antítesis de la sociedad de despilfarro que tenemos ahora.

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