-¿Por qué 'Bremen no existe' para el título de este cuarto trabajo? ¿El grupo se siente como una especie de músicos de Bremen, como se muestra en la carátula?
-La portada y el título, profundamente relacionados, aglutinan un poco el sonido y los textos del álbum. Es un disco generacional, pero accidentalmente, y la carátula vino inspirada por la serie de Los Trotamúsicos, a cuyos personajes se les quiso dar un aire más reventado y decadente. Esta serie está inspirada en la fábula de los músicos de Bremen y cuando surgió la idea por parte de Jorge de utilizar estos elementos, vimos que todo quedaba bien atado y rematado, estética y discursivamente.
-Los adelantos muestran a un grupo mucho más pop y luminoso que el anterior, 'Gran pantalla'. ¿Cómo se ha fraguado este cambio de sonido? De alguna manera esta transformación se ha producido durante la pandemia, ¿qué ha ocurrido?
-Esta evolución en el sonido parte de contar con Raúl Pérez como productor del disco, sumado a nuestra apetencia por un sonido más musculado y reposado, sin el carácter abrasivo y nervioso de los anteriores discos. No creo que sea una transformación fruto de la pandemia, sino de haber facturado tres discos con un perfil sonoro parecido y un ánimo natural por cambiar, explorar y atreverse.
-¿Había temor a perder un poco de la urgencia y la fuerza que mostraban las anteriores grabaciones?
-Con el paso de los años vas forjando una confianza en tus decisiones musicales. Sumado al trabajo conjunto con Raúl previo a la grabación y a las dos visitas que hicimos a su estudio, recordamos estar muy tranquilos con lo que estábamos haciendo.
-Vuestros discos siempre han sido un reflejo muy certero del contexto social en el que se fraguan. ¿Cómo se refleja lo que estamos viviendo y lo que hemos vivido en los últimos dos años en el nuevo álbum?
-Se refleja sobre todo en el contenido de las letras. Hablan de salir y merodear aun estando jodidos y precarizados, pero un poco también de cómo se vivieron ciertas épocas de tímidos cambios sociales, tanto en los noventa como en el pasado 15M.
-Hablemos de las canciones que se han adelantado hasta el momento. 'Madrid nos pertenece': "Yo quiero ver Madrid arder...". Es un inicio bastante duro... ¿Es una llamada a una revolución?
-Es un inicio duro pero sentido musicalmente ¿no? Incluso romántico… Pero no creo que sea tan evidente y soberbio como una llamada a la revolución. Quizás ese verso son ganas de destruir todo el orden burgués de una sociedad del bienestar falseada e hipócrita. Bueno… a lo mejor entonces sí que es una llamada a la revolución.
-¿Está la juventud dormida?
-No, está anestesiada, distraída y desprovista de conciencia. Aunque, afortunadamente, no toda.
-'Domingo especialmente triste'. Bolsillos vacíos, antidepresivos, cucarachas, ratas... La música suena bastante luminosa, pero la letra no es muy esperanzadora... ¿Cuánto hay de ironía?
-Bastante. Y de misantropía y desesperanza. Esa mezcla entre música y letra es como un antidepresivo, que es una mierda tremenda para la cabeza que necesitas porque estás fatal pero te hace sentir bien.
-¿Cómo ha sido esta colaboración con Triángulo de Amor Bizarro?
-Muy natural. Anteriormente nos pidieron hacer una versión de una canción suya, Calígula, lo que sumado a que nos conocemos personalmente desde hace tiempo el nombre de Isa salió en seguida al ver que la tesitura vocal del estribillo funcionaría mejor con una voz femenina.
-'Contra mi generación'. ¿Ha surgido de la necesidad de hacer una especie de anti himno generacional? Cuando miran alrededor y ven a los integrantes de su generación, ¿qué sienten?
-Es un anti himno generacional aplicable a muchas generaciones jóvenes. Las aspiraciones de la peña entre 20 y 40 años tampoco son tan distintas en cuanto a la norma se refiere y esto era munición buenísima para que Jorge armase la letra de la canción. Sentimos algo parecido a lo que te decía en la anterior pregunta sobre la juventud. La mayoría quieren su hipoteca, su familia, su trabajo de mierda y sus vacaciones agostinas y este anhelo es tan normal como peligroso.
-'La escuela nocturna'. "Morir parece dulce...". Vuelven a hablar de su generación. ¿Se sienten portavoces de algo?
-Portavoces no, porque es situarnos en un plano que no nos corresponde ni nos apetece.
-Los discos de Biznaga siempre han parecido muy políticos, aunque no sea muy obvio. ¿Qué opinión les merece la política española actual?
-La política española actual tiene muchos planos y ecosistemas. Institucionalmente hablando está viciada y no responde a las necesidades del común cuando esa es la función única y principal: garantizar el bienestar de la sociedad y gestionar sus conflictos. Su cinismo, corrupción e hipocresía genera esa disputa eterna con la política no institucional -la de los barrios, los sindicatos alternativos y otros colectivos- que siempre está inflamada y enrojecida por la fricción de la deriva actual. Y esto es normal si en el año 2022 la corona, la Iglesia y los vestigios franquistas están situados donde no les corresponde.
-¿Había ganas de girar, después de estos dos años de pandemia?
-¡Cómo no!
-¿Va a cambiar algo en los conciertos de Biznaga para reflejar este nuevo sonido, más luminoso?
-Yo ya me he pillado una caja más tocha y parecida a la que utilicé para grabar el disco. Y alguno de los muchachos está pensando en otro amplificador y guitarra. Pero en principio el sonido de este nuevo disco lo podemos defender en directo sin demasiadas virguerías.
-Con cuatro discos ya a sus espaldas, ¿cuesta elegir el setlist?
-No mucho. Como hay dos vegetarianos en el grupo, siempre decimos: todo pepinos. Y pista.
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