Berenice recupera al Heine más irónico y epicúreo

La editorial publica la obra del alemán 'Memorias del señor de Schnabelewopski'

Efe / Sevilla

05 de abril 2010 - 05:00

El Heinrich Heine más "epicúreo, sibarita, obsceno e irónico" ha sido recuperado por la editorial cordobesa Berenice con la obra Memorias del señor de Schnabelewopski, unas falsas memorias de un joven polaco con tintes autobiográficos, en la traducción que dejó la filóloga Carmen Bravo-Villasante.

La edición de Berenice, en su colección de clásicos, también incluye el estudio introductorio que Bravo-Villasante dejó escrito para estas memorias del que es considerado una de las cimas de la poesía y de la prosa del Romanticismo, al que también se le debe la célebre frase: "Sólo un alemán puede entender completamente el Quijote".

Estas memorias le valieron a Heine que en Alemania se prohibiera toda su obra, ya que entre sus páginas hay escenas costumbristas que suponen críticas feroces hacia el país, hasta el punto de que, años después de su publicación, el propio Heine confesó por escrito que en esta obra había "algunos pasajes colmados de una impiedad tan cruel" que luego sintió "verdaderos remordimientos".

A diferencia de lo que le sucedió en su patria, en Francia admiraron su manera de expresarse, "ligera, juguetona e irreverente", en palabras de Bravo-Villasante, quien destaca su admiración por Voltaire: "Por su amor a la libertad es aceptado sin reservas en la patria del filósofo francés más corrosivo y polémico".

Ese estado de ánimo que le produce la aceptación francesa es en el que Heine, que llegó a llamar a Lord Byron "mi primo inglés", termina de escribir, en 1833, las Memorias del señor de Schnabelewopski, un libro en el que, afirma Bravo-Villasante, "está Heine en persona, genio y figura".

De su época de París, ciudad de la que el propio Heine dijo que tenía "el encanto del infierno", Philibert Audebrant dejó un retrato literario del poeta alemán en el que lo describía así: "Inclinado al epicureísmo, París se ha hecho dueño de él a través de sus debilidades, de su inclinación al sibaritismo. Es un ser sensual, un verdadero hijo de Oriente, que se hubiera perdido en Europa. Los placeres de París se han apoderado de él".

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