Brindis al sol
Alberto González Troyano
Mejor por escrito
La mezzosoprano Cecilia Bartoli añora la personalidad de las grandes voces líricas. La globalización es un fenómeno positivo para el desarrollo cultural pero en algunos sectores concretos, advierte, también tiene sus aspectos negativos: "Le ha robado el alma y la personalidad a la ópera", afirma.
La artista está a apunto de regresar a España para presentar su último disco, Mission, en Valencia y Oviedo, un trabajo en el que descubre al compositor, obispo y "espía" Agostino Steffani (1654-1728), cuya música quedó sepultada en los archivos secretos del Vaticano durante casi dos siglos.
Según admite, la ópera ha dejado de ser una escena reservada al melómano; ha escapado del cerco de Puccini y Verdi para retroceder a las partituras del Barroco, lo cual, paradójicamente, ha logrado atraer a un público más joven.
"La ópera ya no solo es bel canto. Ahora es un mundo mucho más abierto en el que caben desde Mozart hasta Rossini y que interesa a un público más joven. Es una grata sorpresa: cuando canto música barroca veo más jóvenes entre el público", subraya.
Sin embargo, a pesar de esta apertura, las voces tienden a estandarizarse en unas elevadas cotas técnicas a las que no llega la personalidad. "Falta alma y personalidad. Hay muchas voces bonitas, hay una técnica perfecta pero casi no existe la personalidad y esto es por culpa de la globalización", problema que también viene dictado por los cánones de la moda y la belleza, lamenta la prestigiosa mezzosoprano.
También te puede interesar
Lo último
Brindis al sol
Alberto González Troyano
Mejor por escrito
Monticello
Víctor J. Vázquez
Más allá de la corrupción
No hay comentarios