El Apocalipsis mutante
Con sus aciertos y sus errores, sus excesos y su enredo editorial, estos cómics tienen la sencillez de un 'blockbuster', servido sin pretensiones
Confieso que no leí La era de Apocalipsis cuando se publicó, a mediados de los 90. Yo había seguido los tebeos de la Patrulla-X desde que cayó en mis manos aquel viejo ejemplar de Vértice que presentaba el enfrentamiento entre los mutantes y Mesmero, con Magneto en las sombras, y la combinación del trabajo de Claremont, Byrne y Austin, el equipo perfecto, me dejó sin aliento. Tan poderosa fue aquella impresión que, como tantos otros lectores, me hice devoto de la serie y seguí coleccionándola durante una década, atrapado por el culebrón de Claremont en el que Byrne y Austin dieron paso a Dave Cockrum (en su segunda venida), Paul Smith, John Romita Jr. y compañía. Pero en algún momento de la etapa dibujada por Marc Silvestri sentí que la cosa perdía fuelle (o tal vez era yo el que había perdido el interés) y me bajé del carro. Me dijeron que un tal Jim Lee había devuelto potencia gráfica a los mutantes, y le eché un vistazo a alguno de sus números, pero no me engancharon. Cuando supe que Claremont abandonaba la franquicia y vi aquellos mutantes hipertrofiados que poblaban la mesa de novedades en los años posteriores, me sentí hasta aliviado de no tener ya la antigua adicción. El siguiente cómic que me leí de la Patrulla-X, diez o quince años después, fue un New X-Men de Grant Morrison y Frank Quitely, al que llegué babeando después de haber devorado los X-Statix de Peter Milligan y Mike Allred, pero esa es otra historia.
De aquellos años oscuros (para mí, que había evitado sistemáticamente a los mutantes en la década de los 90), había un arco argumental, que, según me decía este o aquel, tenía su gracia: La era de Apocalipsis, y alguna vez estuve tentado de pillarme alguna reedición, pero no lo hice. Me parecía todo muy confuso, o quizá, sencillamente, me daba pereza. El caso es que cuando Panini decidió reeditar el gran evento mutante en dos tomos de la colección Marvel Héroes (titulados respectivamente Alfa y Omega), me armé de valor y le di al fin una oportunidad. Acabo de terminar la lectura de Omega y confieso que no solo he disfrutado de lo lindo con La era de Apocalipsis, sino que además me he reconciliado de algún modo con este periodo convulso de la historia de Marvel. Con sus aciertos y sus errores, sus muchos excesos y su enredo editorial, estos cómics tienen la sencillez de un blockbuster, servido sin más pretensiones que entretener, y están ejecutados con auténtica convicción y auténtico cariño por los conceptos creados por Stan Lee y Jack Kirby en 1963, y posteriormente enriquecidos por los Thomas, Adams, Claremont, Byrne y demás.
El argumento, ya lo sabrán, es un fenomenal what if?, la muy detallada descripción de una realidad alternativa en la que Charles Xavier ha muerto antes de fundar la Patrulla-X. El todopoderoso villano Apocalipsis se ha adueñado de la Tierra y es ahora Magneto el que, inspirado por el recuerdo de su viejo amigo, reúne a un grupo de héroes proscritos para oponerse, en un mundo hecho trizas, al régimen infernal. En una palabra, mola.
MARVEL HÉROES. LA PATRULLA-X: LA ERA DE APOCALIPSIS - OMEGA
VV. AA.Panini. 720 páginas. 42 euros.
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