Almuzara publica una antología en prosa de García Baena sobre Córdoba
La editorial reúne más de una treintena de textos del escritor, inéditos en su mayoría, en los que hace referencia a sus recuerdos de infancia, lugares y personajes de la ciudad y a sus compañeros de Cántico


Tan conocida y sublime es la faceta lírica del escritor cordobés Pablo García Baena que la prosa ha quedado en un segundo plano en la totalidad de su obra. Aunque no menos importante, es poco habitual que el autor de Antiguo muchacho se dedique a este género literario. Aún así, ha publicado libros que versan sobre distintos temas artísticos y literarios como Lectivo (1983), Calendario (1992), Los libros, los poetas, las celebraciones, el olvido (1995), Vestíbulo del libro (1995), Zahorí Picasso (1999) y Selva varia (2007).
Ahora la editorial Almuzara ha reunido más de una treintena de textos en prosa de García Baena bajo el título de Córdoba en las que el autor habla sobre la ciudad que lo vio nacer y describe estampas de su infancia. La obra se estructura en nueve secciones dedicadas a La ciudad, Cante jondo, Cántico, Estampas, Santoral, Personae, Bellas letras, Nobles artes y Los días, la palabra; en las que el escritor muestra lugares, personajes y sensaciones de Córdoba; un retrato personal de la ciudad que aunque narrado en prosa, aparece impregnado de poesía.
El volúmen de 171 páginas incluye una serie de dibujos realizados por Antonio García Baena (1902- 1938), hermano del autor, que se añaden a la obra para ofrecer una completa visión de Córdoba. Además, los textos que componen el libro son en su gran mayoría inéditos, leídos por García Baena con motivo de varias celebraciones, como los artículos Los Patios (fragmento del pregón de las fiestas de Mayo de 1994), Un cuadro de Antonio del Castillo (pronunciado en el Museo de Bellas Artes ante el lienzo Bautismo deSan Francisco de Asís), Delicado instrumento (leído cuando recibió la medalla de oro Averroes 2004, Meditación en Escalaceli (pronunciado en el IV centenario de la muerte de Fray Luis de Granada) y Poeta en Nueva York (leído en la Universidad de Columbia en 1998). Otros de los textos aparecieron en periódicos y revistas como ABC, Córdoba, Caracola u Omeya.
Ahora que los días pasan ágiles (forma parte del libro Una geografía, 2002) es el artículo que sirve de prólogo a esta antología. "Ahora que los días pasan ágiles y planos como línea de vida en el gráfico de un enfermo terminal, llega empujando urgente la crónica de aquellas horas lentas de la infancia, aquellas siestas inacabables, aquellas noches sonantes de lluvia", comienza García Baena este texto en el que recuerda la calle Parras -donde nació el autor-, a su hermano Antonio, a algunos de sus vecinos, profesores o tenderos de su barrio.
La tauromaquia y los matadores cordobeses también asoman en esta melancólica crónica a través de Largos clarines, como también lo hace la tradición de las tabernas en Ofrenda del vino, a las Ermitas cordobesas en La isla silenciosa, otra al Concurso Nacional de Arte Flamenco, las procesiones en Triduo Sacro, a la parroquia de San Lorenzo en Testimonio de la luz o al también escritor Antonio Gala -que consideró a los poetas de Cántico como a sus "hermanos mayores malditos", según recuerda García Baena.
Y también, como no, se refiere a sus compañeros de Cántico, a su primer contacto con Juan Bernier, los paseos y las lecturas junto a Ricardo Molina, la confluencia en la poesía y la pintura de Mario López, la complementación entre su propia poesía y la pintura de Miguel del Moral y su infancia y juventud compartida con Ginés Liébana. Así, García Baena ofrece sus recuerdos reunidos, un paseo por la memoria, un recorrido por la Córdoba de su niñez, adolescencia y madurez.
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