Mayo Festivo

Más de 40 años en la Feria de Córdoba: Ana Belén Picón y el vino El Baturro, una combinación perfecta

  • Esta feriante lleva más de cuatro décadas despachando chatos en la fiesta grande de la ciudad, un trago indispensable ya para muchos cordobeses

Ana Picón en su puesto de El Baturro.

Ana Picón en su puesto de El Baturro. / Miguel Ángel Salas

Ana Belén Picón es madrileña y lleva más de 40 años acudiendo a la Feria de Córdoba con su vino añejo El Baturro, uno de los puestos que conforman la calle del Infierno, frente a los cacharritos. Picón es la segunda generación que se pone al frente de este negocio, uno de los más antiguos de los que se disponen en todo el recinto ferial de El Arenal. 

A lo largo de tantas ediciones ha podido atesorar multitud de experiencias y amistades. Tanto es así que parte de su clientela es fija año tras año. "Es el mejor vino, si no nos bebemos el chato es como si no viniéramos a la feria", han expresado algunos de los cordobeses que degustaban este trago tradicional. 

El Baturro ofrece un vino único de un bodeguero de Calatayud que les distribuye en exclusiva a este negocio el vino con y sin alcohol. "No se comercializa", ha indicado Ana, que recuerda que en el puesto, que se encuentra frente a la mítica atracción Inverter, también se puede degustar mosto. 

Mientras atendía a las preguntas de el Día, Ana no paraba de servir chatos. "Estamos muy contentos, la gente ha respondido muy bien, por la noche había muchísima gente", comenta, antes de añadir que "estamos batiendo récords en Córdoba, la gente se está volcando, para mí es de las mejores que tengo; antiguamente era San Fermín, pero ya lleva años que Córdoba se le ha adelantado bastante", ha explicado. 

Tal es así, que durante los años de pandemia y la ausencia de feria, "Córdoba fue la ciudad a la que más botellas mandé porque los cordobeses querían celebrar la época de feria con El Baturro", ha explicado Picón, ya que también se puede hacer pedidos por internet. 

Mientras Ana coloca el barquillo que lleva cada vino dulce, las cordobesas Yolanda y Aure piden los primeros chatos del día. Las amigas son fieles de El Baturro "desde hace muchos años". Tras fundirse en un abrazo y pedir los vinos, ambas clientas destacan la personalidad de los trabajadores del negocio. "Es la primera parada que hacemos, y luego cuando vamos a las casetas, buscamos alguna que esté cerca para ir y venir", ha indicado Yolanda. 

En el 2021, El Baturro fue uno de los puestos que vino a el Arenal Park, la iniciativa que sustituyó a la Feria por un parque de atracciones. "El año pasado nosotras vinimos sólo una noche y fue para tomarnos el chato", han recordado. 

La feriante con dos de sus clientas más fieles. La feriante con dos de sus clientas más fieles.

La feriante con dos de sus clientas más fieles. / Miguel Ángel Salas

Al llevar varias décadas detrás del mostrador, Ana ha visto crecer a muchos cordobeses que se acercan para saludarle... y hasta para invitarle "a una boda". "Es el primer sitio al que venimos cuando pisamos la feria, los niños de pequeños se comían los barquillos, ahora se los beben", ha explicado el cordobés Antonio Cañadilla al llegar al puesto. 

Ana comienza la temporadas de ferias en abril y termina en septiembre, por lo que puede estar con sus hijas durante todo el curso escolar. En total visita las ferias de Sevilla, Córdoba, Pamplona, Santander y Valladolid. "Las ferias del sur son más pesadas, las del norte tienen un horario y empiezan por la tarde", admite. 

Durante las estancias fuera de casa, Ana hace vida en su caravana con "todas las comodidades: su salón, la habitación de matrimonio, la habitación de las niñas...". Este modo de vida se lo han trasmitido sus padres y, de alguna forma, ella se lo ha enseñado a sus hijas, ya que de pequeñas incluso las vestía de flamenca cuando veían a estas ferias. 

Con 18 años Ana vivió el traslado de la Feria de Córdoba a El Arenal, dejando atrás los jardines de la Victoria. "Nosotros montábamos frente a la noria", ha recordado la feriante haciendo alusión a cuando la cita se celebraba en el centro de la ciudad. "Cuando nos cambiaron pensamos que lo bueno de estar aquí iba a ser que no abriríamos por la mañana, porque allí las mañanas eran muy buenas, pero llegamos y vimos que los cordobeses venían de igual modo, la verdad es que la feria es igual de buena, esto también está a un paso de la Judería y todo", ha indicado. 

La dueña de El Baturro destaca muchas cosas positivas que le ofrece este modo de vida: "Me gusta mucho viajar y, cada vez que voy a un sitio aprovecho para ver cosas. Cuando estoy mucho tiempo en un sitio, tengo que salir, no me gusta la monotonía y la feria rompe toda monotonía porque cambias de gente y de sitio y por eso me gusta", finaliza Ana mientras sirve otro chato.

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