Crónica del segundo sábado de Feria

Caluroso adiós a la última de mayo

  • Las altas temperaturas protagonizan de nuevo una jornada en El Arenal que tarda en arrancar y que sirve para poner punto y final al mes de las fiestas

Varias mujeres vestidas de flamenca.

Varias mujeres vestidas de flamenca. / Juan Ayala

Se marcha un mayo más y lo hace como casi siempre, invadiendo junio y con un calor casi insoportable. Porque ayer El Arenal era un hervidero en todos los sentidos. El calor retrasó la llegada hasta el recinto ferial, algo que ha venido ocurriendo estos días atrás en los que el mercurio ha sido casi más protagonista que los volantes.

Pero los hay jartibles, esos que te recuerdan cada día de la Feria que “para la próxima queda un año” y que hay que aprovechar que las casetas “tienen aire acondicionado”. Después están los que pisan el albero únicamente un día y eligen este segundo sábado, el conocido como de los pueblos, por eso de que los vecinos de la provincia suelen disfrutar de la fiesta en este último tirón de sevillanas. También están los y las caballistas, que resisten estoicamente al calor, o los que trabajan detrás de las barras, de estoica figura también.

Todos ellos se dieron cita ayer en la última jornada de la Feria de Nuestra Señora de la Salud para despedir a un espléndido mayo que ha tenido el mejor final posible. La jornada tardó en arrancar porque, desde primera hora de la tarde, Córdoba alcanzó hasta los 40 grados. No son amigos del calor los trajes de gitana, las camisetas gordas de algodón de las despedidas de soltero (un turismo que cada vez más llega a Córdoba) ni pasear por un recinto ferial que apenas cuenta con sombras.

Despedida de soltera en la Feria. Despedida de soltera en la Feria.

Despedida de soltera en la Feria. / Juan Ayala

Y, a pesar de todo esto, los valientes feriantes decidieron que había que echar el resto para disfrutar de la última cita del Mayo Festivo. Así lo hicieron José María Castro y su pandilla del instituto, que se reúne cada año cuando llega esta fiesta. “Llevamos 20 años quedando en la Feria para no perder la relación”, relataba José María bajo la portada, al cobijo del sol y echando de menos no haberse echado crema solar factor 50. Este año, además, tienen la excusa de que uno de los amigos se casa, por lo que la quedada tradicional se ha convertido también en una despedida.

Despedidas se han visto, y muchas, en una Feria que parece la atracción turística de aquellos que perderán la soltería en los meses de verano. Muchas camisetas y disfraces imposibles han tomado El Arenal estos días y ayer no iba a ser menos.

Las despedidas de soltero se han convertido en una estampa clásica de la Feria

En esas estaban Rosa Moya y un grupo de amigas relativamente pequeño para lo que se suele ver por estos lares. Solo cinco rondeñas completaban la comitiva de esta despedida de soltera que se ha hecho, como comentaba la futura novia, “la ruta de las ferias”, porque antes de pasar por la de Córdoba también visitaron la de El Puerto de Santa María. “En El Puerto nos ha hecho levante y aquí nos está haciendo más calor del que esperábamos”, explicaba Rosa camino de beberse un chato de vino dulce fresquito antes de tomar las casetas.

Y es que todo lo que estuviera fresquito era ayer en la Feria la clave del disfrute. Ya fuera el chato de vino, la cerveza bien tirada, la jarra de rebujito o el agua de las fuentes (menos fresquita, la verdad), hidratarse era más que necesario aunque solo fuera para ir de una caseta a otra.

Dos jóvenes se refrescan en la fuente de la portada. Dos jóvenes se refrescan en la fuente de la portada.

Dos jóvenes se refrescan en la fuente de la portada. / Juan Ayala

Los recintos se convirtieron en el oasis ansiado para llenar el estómago y refugiarse del calor, sobre todo aquellas casetas que tienen aire acondicionado (que no son todas). Jesús Conde, trabajador de una caseta de las discotequeras en la calle Tendillas, se afanaba al mediodía por tenerlo todo listo para la noche, “porque no creo que al mediodía, con esta calor, venga mucha gente”.

Pocas personas había también a esas horas en la calle del Infierno (más literal el nombre que nunca) porque agarrarse a las barras del Canguro o de cualquier otro cacharrito era casi acercarse a una quemadura de primer grado en las manos. Algo se podía hacer en la noria, este año con aire acondicionado en las cabinas, pero el resto era echarle demasiada valentía. Sí se vio más movimiento ya entrada la noche con unos niños ansiosos por probar cada atracción y con unos padres conteniendo las ganas porque “la Feria ha sido muy larga”.

Uno de los 'cacharritos' de la Feria. Uno de los 'cacharritos' de la Feria.

Uno de los 'cacharritos' de la Feria. / Juan Ayala

Y así se fue despidiendo esta fiesta de El Arenal, los cordobeses del Mayo Festivo y la ciudad de sus días grandes. Muchos vecinos de la provincia se dieron el paseo rutinario, otros tantos probaron los últimos minutos de suerte tirando a las escopetillas, los hubo que volvieron a la zona de botellón (el Balcón del Guadalquivir se ha quedado descansando) y otros se afanaron para que no les chorreara mucho el chocolate del último gofre. Hasta bien entrado el domingo, eso sí, no se apagó la ciudad efímera para cerrar un gran Mayo Festivo.

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