Mayo Festivo

La Cruz de Mayo del Alcázar Viejo muestra elementos singulares de Córdoba

La Cruz de Mayo del Alcázar Viejo, en la Torre de Belén.

La Cruz de Mayo del Alcázar Viejo, en la Torre de Belén. / Juan Ayala

La Cruz de Mayo de la Asociación de Vecinos del Alcázar Viejo se sitúa en un especial marco patrimonial: la Torre de Belén, en pleno corazón del barrio. Está diseñada para ser vista desde dos perspectivas diferentes, donde se recrean dos escenarios relacionados entre sí.

En el patio de entrada a la torre, el visitante se encuentra con un patio cordobés con elementos propios y con una exposición de fotografías antiguas del barrio, con vistas singulares desde el siglo XIX a mediados del XX. La asociación de vecinos agradece al Archivo Municipal y a la Delegación de Cultura del Ayuntamiento su colaboración, facilitando copias de estas imágenes.

La visita al patio de la Torre de Belén está envuelta en un ambiente musical de cantos de aves y sonidos de la naturaleza. Decenas de geranios, gitanillas y surfinias, entre otras especies, en maceteros de color añil muestran un colorido especial. Al fondo, enmarcada en el arco, y con el retablo de la ermita de Belén detrás, la cruz emerge con una composición floral inspirada en los bodegones españoles de los siglos XVI y XVII, fundamentalmente en autores del Siglo de Oro de la pintura española.

Claveles, clavellinas, astromelias, margaritas, statice, limonium, paniculata, solidago, craspedia y coral en tonos blancos, amarillos, rojos y rosas componen una paleta de colores que nos transporta a la pintura floral del Barroco. Como elemento solidario, a las flores acompañan mariposas de diversos colores, sobrepuestas en la cruz y en diversas macetas, como gesto de apoyo a la Unidad de Oncología Radioterápica del Hospital Reina Sofía. Estas mariposas representan el mural de la entrada de la unidad hospitalaria, como homenaje tanto a pacientes como a trabajadores del complejo sanitario.

En el fondo, tras la cruz, el retablo de la ermita de Nuestra Señora de Belén está decorado como un segundo escenario, visto, al igual que la cruz, desde la reja de la puerta lateral. Por tanto, el elemento arqueológico de la doble puerta de la torre enmarca estas dos visiones diferentes y complementarias de un todo que es el conjunto completo de la Cruz de Mayo.

Parte trasera de la Cruz, con el traje de luces y demás elementos taurinos ante Nuestra Señora de Belén. Parte trasera de la Cruz, con el traje de luces y demás elementos taurinos ante Nuestra Señora de Belén.

Parte trasera de la Cruz, con el traje de luces y demás elementos taurinos ante Nuestra Señora de Belén. / Juan Ayala

En esa zona de interior se representa una escena del ritual y recogimiento de los toreros antes de vestir su traje de luces. En concreto, está especialmente dedicado al maestro mexicano Carlos Arruza, que vivió en el Alcázar Viejo durante su estancia en Córdoba. Se expone sobre una silla un traje de luces que el propio torero donó a su devoción particular, Nuestro Padre Jesús de la Pasión, y que la hermandad lo cede para la ocasión. Acompañan a la imagen ornamentos clásicos del toreo, como el capote, muleta y estoque aportados por el maestro Rafael González, Chiquilín, hermano de la Pasión.

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