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Santiago está situado al extremo sur de Córdoba, muy cerca de la ribera del Guadalquivir, del antiguo santuario de Nuestra Señora de la Fuensanta y del exconvento de los Terceros de San Francisco. Casi en mitad del barrio se encuentra la parroquia del mismo nombre, un templo fernandino que ha sufrido numerosas reformas a lo largo de la historia. Esta antigua mezquita fue reaprovechada para el culto cristiano en el siglo XIII durante la Reconquista. Sólo ha subsistido el alminar árabe, hoy en día convertido en torre-campanario. El templo sufrió varias reformas en los siglos XVIII y XIX, y fue pasto de las llamas en una ocasión. Entre los años 1987 y 1990, se realizaron unas obras de remodelación, devolviendo parte de su aspecto medieval original. Contiene numerosas obras de interés artístico, como la imagen del Cristo de las Penas, talla anónima del siglo XV. Santiago limita al norte con los barrios de Cerro de la Golondrina-Salesianos y La Magdalena; al oeste, con los de San Pedro y San Francisco-Ribera; al sur, con el río; y al este con los barrios de Arcángel y La Fuensanta.
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San Pedro es el centro de la Axerquía o ciudad baja, donde hace siglos se concentraba la industria y el comercio de Córdoba. Destacan la ermita de Nuestra Señora del Socorro –existente desde los tiempos árabes- y la Plaza de la Corredera, barroco espacio en forma de cuadrilátero único en Andalucía, conformado por fachadas pórticas y en la que se celebraron, entre otros eventos, corridas de toros. En ella se ubicó la sede consistorial y la cárcel hasta mediados del siglo XIX. No hay que olvidar tampoco la visita a la Plaza del Pozo, espacio en el que se reparten el Museo Julio Romero de Torres, el de Bellas Artes y la llamada Posada del Potro. También se puede visitar en el barrio la Basílica Menor de San Pedro, una de las denominadas iglesias fernandinas. Se tiene constancia de la construcción de un templo en este mismo lugar en el siglo IV para albergar los restos de los mártires cordobeses Januario, Marcial y Fausto. Siglos después y tras la conquista de Córdoba por parte de Fernando III, entre finales del siglo XIII y principios del siglo XIV, se construye sobre las ruinas del antiguo templo esta iglesia dedicada a San Pedro.
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La Ruta Santiago - San Pedro de los Patios de Córdoba, en imágenes

Juan Ayala
Una de las características más importantes de este patio, llamado de la felicidad, al que también gustan llamar de los sentidos y que está presidido por la devoción a Nuestro Padre Jesús de las Penas –El Gitano– y a María Santísima de la Esperanza, es que está porticado por tres arcos de ladrillo visto sobre unas columnas que cuentan con capiteles de avispero islámico, califal y romano. Han introducido incluso réplicas de elementos de Medina Azahara. El color y el olor proporcionado por las plantas que atesora el recinto es espectacular, colorido que es superlativo en ese voladizo de gitanillas que se puede contemplar desde su singular suelo de chino cordobés. Única es también, por ejemplo, esa fuente artesanal cuya boca son tejas de las que brota agua. Las familias que lo habitan intentan todos los años cambiar la decoración de cara a la Fiesta de los patios, tratando de darle un colorido distinto, algo que consiguen con mucho éxito.

Juan Ayala
Manuel Cachinero ha conseguido que este tradicional recinto sea un museístico jardín dentro de un palacete barroco fechado en 1782, en vez del típico patio de macetas. Manuel ha sabido incluir en su museístico jardín una variedad floral en la que no suelen faltar las plantas trepadoras –singular es en el recinto la buganvilla–, mientras que entre sus elementos decorativos sobresalen un antiguo abrevadero adaptado a pilón, un pozo con brocal árabe y, sobre todo, bellas y singulares esculturas que son fruto de su pasión artística realizadas en diversos materiales como acero, cobre o latón, y que parecen inspiradas por un cubismo que bebe de las fuentes del mismísimo Pablo Ruiz Picasso. Manuel –carpintero de profesión– es un artista de la escultura. Modela toreros, caballos, toros, cristos, bailarinas...al más puro estilo abstracto.

Juan Ayala
El origen de este inmueble data aproximadamente del siglo XV, posteriormente, reformado pasó a ser una casa de vecinos y albergó una fundición de campanas, de ahí que fuera conocido como la Casa de las Campanas. Es el número 1 de la calle Siete Revueltas, propiedad de la Asociación de Amigos de los Patios, y se trata de un antiguo palacete de origen medieval que conserva elementos mudéjares, como su pórtico, que está decorado con formas vegetales semejantes a las empleadas en el arte islámico. Cuenta en realidad con dos patios, el primero es un gran jardín. Parte de su suelo, que atesora ya varios siglos, es de chino cordobés, y ha contado además durante muchos años con un tablao que recuerda que este año se va a volver a echar mucho de menos al universal bailaor y coreógrafo Antonio Mondéjar, quien ha cuidado del patio durante años junto a su hermana María. En cuanto a la vegetación sobresalen varios cipreses, flores como geranios, gitanillas,...y plantas como hiedras, helechos, apilistras...

Juan Ayala
Aceite, 8 es la gran obra de José Antonio Espinosa, “sin necesidad de arquitecto o decorador”, como él mismo dice. Este profesional de la construcción, “albañil desde los 15 años”, como él mismo apunta, no pensó en un primer momento, cuando a mediados de la pasada década de los 80 adquirió lo que fue una antigua casa de vecinos de 600 metros cuadrados muy castigada por el tiempo, que la transformaría en un lugar de película. El patio de José Antonio Espinosa y Carmen Lopera son tres patios en uno. Este trío tan distinto de patios –el de los chinos, las orzas y la piscina– pertenece a una casa en la que antes habitaron hasta 30 familias. El primer patio, el de los chinos, se llama así por contar con suelo de típico chino cordobés. En él destacan dos cipreses y una fuente rodeada de plantas. El segundo es el de las orzas, el que quizás más parece un patio típico cordobés y en el que también hay un ciprés. Y el tercero cuenta con una piscina que le da nombre. El patio de la piscina es asalvajado, en él reina la anarquía vegetal y arquitectónica. Dispone de un grandísimo número de diversas plantas difíciles de encontrar en otros patios.

Juan Ayala
Este patio pertenece a una casa que data de 1680 y que cuida con mucho mimo Ana Muñoz Fimia. En él llama la atención el arco ubicado justo delante de la puerta de entrada, así como un vetusto limonero de más de un siglo de antigüedad que también da naranjas y que con su flor de azahar embellece el recinto llenándolo de primavera. Una de sus peculiaridades es su medio escondido pozo de tradición árabe. Todo ello en un escenario en el que predomina el geranio y la gitanilla y en el que resalta el color azul de las macetas heredado de aquellos tiempos en los que, “cerca de la Mezquita”, Ani –como la llaman desde muy pequeña– ayudaba a su abuela a pintar tiestos y latas con el “azulillo de entonces”. “Creo que debo ser de las primeras que en Córdoba pintaron las macetas de azul”, insiste. No obstante, cualquier recipiente siempre ha sido perfecto para ella a la hora de plantar flores. Lo ha hecho incluso hasta en vasos de plástico de yogur.

Juan Ayala
El patio de Barrionuevo, 43 volvió en 2019 al concurso después de haber participado casi dos décadas hasta 2009, años en los que cosechó distintos premios. Destaca arquitectónicamente en este recinto –que pertenece a una histórica casa de vecinos cuya estructura data de 1700– un arco que preside San Rafael, así como un pozo árabe. “Fuimos los primeros en incorporar en Córdoba el riego por goteo en los patios”, defiende José Antonio López de Llano. Ese riego por goteo alimenta a plantas con décadas de vida, como una espectacular buganvilla, unas envidiables enredaderas o un singular limonero-lunero. Esta casa patio, antigua casa de vecinos que atesora más de tres siglos de vida, actualmente está muy reformada con la construcción de apartamentos. Desde el zaguán de esta casa se accede a dos patios separados por un arco de medio punto de ladrillo. En el segundo patio, al fondo, presenta un pozo con un brocal del siglo XII junto a unas escaleras que van a la viviendas de la primera planta y la azotea. Ambos patios están adornados con bellas flores y macetas.
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