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Carlos Colón
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Los familiares, amigos y representantes públicos y militares han despedido este viernes en el cementerio de San Gabriel de Málaga, su ciudad natal, a Francisco Javier Soria Toledo, el cabo fallecido el pasado miércoles en Líbano en el curso de un ataque del ejército israelí contra posiciones de Hezbolá.
Como estaba previsto, sus restos mortales han sido incinerados en el Parque Cementerio de Málaga (Parcemasa) tras una misa funeral, que comenzó sobre las 17:15 y en la que sus familiares han estado arropados por militares, autoridades de la ciudad y sobre todo amigos.
El alcalde de Málaga, Francisco de la Torre, ha asistido a esta misa funeral, así como otros miembros de la Corporación municipal. También lo ha hecho, entre otros, el delegado territorial de Igualdad, Salud y Políticas Sociales de la Junta de Andalucía, Daniel Pérez. "Me siento orgulloso como alcalde de que un malagueño como Francisco Javier haya dejado el nombre de la ciudad tan alto", ha afirmado De la Torre, quien ha asegurado que le han hablado "maravillas" sobre "su sentido del compañerismo y la lealtad en su trabajo".
Antes de ser trasladado a Málaga, en Córdoba la Brigada de Infantería Mecanizada Guzmán el Bueno X (BRIMZ X) ha despedido en la base de Cerro Muriano con otro emotivo funeral al cabo. Ha sido un funeral solemne, en el que han estado presentes numerosos familiares del fallecido, y en el que, entre las autoridades, estaba el ministro de Defensa, Pedro Morenés, y el jefe del Cuarto Militar, el contraalmirante Juan Ruiz Casas, que ha acudido al acto en representación de Felipe VI, que se encuentra en Etiopía en un viaje oficial. Además, también han estado presentes el Jefe del Estado Mayor de la Defensa, el almirante general Fernando García Sánchez, y el Jefe del Estado Mayor del Ejército, el general de Ejército Jaime Domínguez Buj, entre otras autoridades militares.
La ceremonia se ha iniciado puntual alrededor de las 11:00, en una mañana gélida, con el traslado del féretro a hombros de sus compañeros hasta el túmulo situado en el hangar de la base, mientras la banda de música interpretaba la primera de las dos marchas fúnebres que han sonado.
A continuación, el ministro de Defensa ha impuesto sobre el féretro del cabo Soria Toledo la Cruz del Mérito Militar con distintivo rojo, la máxima distinción, al haber fallecido en acto de servicio y reunir las condiciones por su trayectoria en las Fuerzas Armadas y su servicio en el Líbano, donde se ha desplegado en dos ocasiones. Acto seguido, se ha interpretado el Himno Nacional y a su finalización la Unidad de Honores disparó con una salva de fusilería.
En ese momento, el coronel jefe del Regimiento de Infantería Mecanizada 10 (RIMZ 10), Rafael Colomer, ha pronunciado un discurso en el que ha mostrado el apoyo de los compañeros del fallecido a la familia, y ha destacado de él su "competencia, su trabajo y su amor por la profesión". Colomer ha recordado que el cabo Soria aceptó conscientemente que la entrega de la vida era una posibilidad más dentro de su carrera profesional, pero ha aclarado que "no buscó su muerte, ni la halló por imprudencia ni negligencia, sino que le llegó cumpliendo en su puesto". Por ello, espera que el fallecimiento del cabo Soria sirva de "estímulo" para sus compañeros, y ha recordado que el fallecido "no dudó" en ofrecerse como voluntario para misiones de mayor riesgo. El acto ha seguido con el homenaje a los que dieron su vida por España, en el que se ha entonado La muerte no es el final, y el toque de Oración, para finalizar con el himno del RIMZ 10.
Finalmente, ha tenido lugar el plegado de la bandera nacional, puesta a modo de sudario sobre el féretro, y la entrega de ésta, junto con la condecoración y la prenda de cabeza a la viuda del cabo Soria Toledo, antes de que, por segunda vez, entonara la marcha fúnebre mientras sus compañeros portaban el ataúd en el coche funerario. En este camino, justo detrás del féretro, se encontraba su viuda, en avanzado estado de gestación, agarrada a los dos compañeros que han acompañado los restos mortales del cabo Soria desde el Líbano hasta España, unos restos que han partido hacia el cementerio de Málaga, donde van a ser incinerados.
El Gobierno ha decretado para este viernes 30 de enero jornada de luto oficial por la muerte del militar español. El Boletín Oficial del Estado (BOE) publica el Real Decreto firmado por el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, por el que se declara el luto oficial en la jornada de este viernes, durante la cual la bandera nacional ondeará a media asta en todos los edificios públicos y buques de la Armada. El luto es "testimonio del dolor de la nación española ante el fallecimiento de un militar del contingente español en la Fuerza Provisional de las Naciones Unidas en el Líbano", según establece el Real Decreto. A falta de la investigación de la ONU, los datos que maneja el Gobierno español indican que el origen del suceso es un ataque de Hizbolá, que mató a dos soldados israelíes, y que, durante el contraataque con granadas israelí murió el cabo del Ejército de Tierra Francisco Javier Soria.
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