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Que no les toque la china

  • El Comité de Competición podría hoy incluso clausurar El Arcángel y dar por perdido el choque ante el Albacete · Los precedentes hacen preveer una dura multa y apercibimiento

¿Y ahora qué? No hay crimen (ni tentativa) sin castigo y hoy la suerte de El Arcángel está en manos de un Comité de Competición que no ha sido ni mucho menos ecuánime en sus últimas actuaciones. Quizá porque los reglamentos no sean del todo claros o no dejen bien estipuladas las consecuencias que una acción puede acarrear al club infractor.

El pasado sábado el estadio ribereño fue un hervidero durante un final de partido caótico, hasta el extremo de que Pérez Riverol, tras consultar con su asistente, decidió poner fin al choque en el minuto 88, según el acta.

El lanzamiento de objetos fue el detonante, pero no por su número -unos 40 dice el documento federativo-, porque no es necesario que haya una determinada cifra para que el colegiado ordene dar el partido por finalizado antes de tiempo, como explica el delegado cordobesista, Antonio Flores.

Flores vivió en primera persona todos los acontecimientos "lamentables" del sábado, pero espera un "apercibimiento, porque los objetos no golpearon a nadie. Se tuvo mucho cuidado de reflejar eso en el acta". Así que piensa que lo que se acordará hoy en Madrid será que "el partido se dé por terminado y el resultado no se cambie, porque el equipo que no fue el infractor no sale perjudicado. Si fuera 1-0 sería distinto".

Porque, y eso lo deja bien claro Flores, podría ocurrir que "se diera el encuentro por perdido por 0-3, pero esperemos que eso no suceda". Recen lo que sepan.

En todo caso, el delegado confía en que el asunto se arregle con una multa "que podría llegar a los 6.000 euros", aunque se lamenta de que "todo esto se veía venir, no me ha pillado de sorpresa, porque el ambiente estaba muy caliente".

Hagamos historia y cotejemos circunstancias. El último cierre que ha vivido el fútbol español derivó de los incientes ocurridos durante el partido de Copa del Rey celebrado la temporada pasada entre el Betis y el Sevilla. Entonces, el entrenador sevillista Juande Ramos fue alcanzado por una botella y tuvo que ser retirado en camilla del estadio.

Competición calificó el incidente como "muy grave", pero redujo en un encuentro el castigo mínimo que debía haber impuesto al club verdiblanco, según establece el artículo 86 de los Estatutos de la Federación -clausura de cuatro partidos a una temporada- para sancionar infracciones de tal naturaleza.

Pero el pasado sábado ningún objeto alcanzó a ninguno de los protagonistas, según indica el acta, así que parece más cercano asimilar el hecho a otros incidentes como el vivido en el Reyno de Navarra en un Osasuna-Real Madrid de noviembre de 2006, en el que la portería blanca fue acribillada a distintos artículos y, sin embargo, no hubo clausura.

O lo acaecido, el 9 de diciembre, y nuevamente con la portería blanca como objetivo, en San Mamés. Allí, Casillas fue obsequiado con toda clase de elementos, desde móviles hasta navajas. Pero La Catedral quedó inmune.

En todo caso, el rey de los cotejos, el caso de casos, el paradigma del distinto rasero con el que se juzga a unos y otros infractores aún sigue siendo el Nou Camp.

Allí, un 23 de noviembre de 2002, un chaparrón de dimensiones apocalípticas cubría cada uno de los córners del estadio cada vez que Luis Figo se disponía a sacar de esquina. Una forma de alterar, incluso, el resultado.

En primera instancia el estadio fue clausurado por dos partidos, pero el Barcelona acudió a la justicia ordinaria y una resolución posterior de la Federación modificó el artículo 118 encaminado a sustituir por sanciones económicas los cierres de estadios. Se modificó la norma para satisfacer al grande. Y eso que el andaluz Medina Cantalejo suspendió el partido después de que aficionados azulgranas lanzaran botellas, bolas de golf y de billar, teléfonos móviles y la celebérrima cabeza de cochinillo.

Pero hay un último dato mucho más preocupante. La UEFA castigó con suma dureza la aparición de un espontáneo en un Dinamarca-Suecia que acabó 3-3 en la fase de clasificación de la última Eurocopa. El partido se suspendió y, luego, le dieron el choque por ganado a los suecos 0-3 y llevaron al exilio a los daneses. Esperemos que no marque tendencia.

Así está el patio. Todo puede pasar hoy en Madrid. Pero, a tenor de los precedentes, teniendo en cuenta la benévola acta de Pérez Riverol y la poco beligerante -la mano izquierda es fundamental en la diplomacia- actitud dispuesta desde el Córdoba, se espera una sanción económica fuerte y un apercibimiento.

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