"¿Que cómo he visto el partido? ¡Cómo lo voy a ver! Mal". La pregunta era cruda y la respuesta, clara. Antonio Rodríguez Carretero era el altavoz por el que anoche se hizo público el sentir generalizado del cordobesismo.

El presidente Rafael Campanero se reunió a la finalización del choque con varios consejeros ("Nada fuera de lo ordinario, porque si no me habría avisado y además es normal estar hasta tarde los domingos después de los partidos en casa en el estadio", Rodríguez Carretero dixit) y fue el vicepresidente quien más cuerpo tenía para contestar preguntas. Pero tampoco tenía buena cara.

Se notaba el sufrimiento vivido en la grada, y eso que reconocía que "ya sabíamos la dificultad de dos partidos en casa ante equipos candidatos al ascenso a Primera, pero teníamos mucha ilusión, que se nos ha desbaratado con estos dos resultados".

La receta para pasar estos momentos de hambruna de resultados sólo pasa por la tranquilidad: "Hay que superar el momento, el domingo tenemos la oportunidad de cambiar la racha".

Además, el vicepresidente entiende que "tenemos una plantilla de técnicos y de jugadores muy profesionales y, aunque los momentos de acaloramiento influyen porque los reproches hacen huella en la moral, espero que recuperemos el ánimo y que vayamos a Tarragona sin ningún lastre mental". Y, lo más importante, que los jugadores rindan "como han hecho en otros momentos y regresar con un resultado que nos haga volver a sonreír".

Apeló a la calma. "Claro, porque, además, lo mejor para enderezar el rumbo es no ponernos nerviosos. El equipo ha demostrado que podemos confiar en él. Hay que desear que el próximo domingo iniciemos una línea ascendente".

Por su parte, Rafael Rojas, director general, reflexionó antes de emitir su valoración sobre el encuentro y la situación del equipo: "Hay que tener tranquilidad y reconocer que los resultados no son los que queremos todos, pero no se puede discutir que el equipo trabaja los noventa minutos. Incluso ha habido fases muy buenas en las que se ha podido empatar claramente".

Sin querer culpar a otros elementos terceros al desarrollo del juego, Rojas hizo mención a la suerte y al colegiado: "En momentos puntuales no nos acompaña la fortuna, como en el disparo al poste de Juanlu. Luego ha habido decisiones más que dudosas, como la primera tarjeta de Arteaga o la mano dentro del área. El árbitro no las habrá visto, tampoco es recurrir al pataleo".

Ahora les toca viajar a Tarragona, en un partido que no será menos clave de lo que lo están siendo todos, según el director general, porque "es un partido más de la Liga, que tendrá la misma importancia que los 22 anteriores".

A las ocho, una hora después de la finalización del choque, arena y tinieblas era todo lo que quedaba en el parking del estadio. Las luces titilando en los despachos contrastaban. Nunca sabremos cuándo se oscurecieron.