"Es una semana especial"

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Lucas Alcaraz se reencuentra el domingo con el Granada, equipo en el que dio sus primeros pasos en los banquillos y al que le unen lazos sentimentales y deportivos

"Es una semana especial"
"Es una semana especial"
Cisco López / Córdoba

26 de noviembre 2010 - 05:02

El Granada y Los Cármenes son el orgullo de cualquier granadino. Y Lucas Alcaraz no iba a ser menos. Es normal, pues allí dio sus primeros pasos como entrenador mediada la década de los 90, tras cerrar su efímera etapa como futbolista en el filial albirrojo. Entonces, la ciudad de la Alhambra penaba en Tercera División, lejos de la elite que recuperó el pasado verano para regocijo no sólo de sus aficionados, sino de todo el fútbol andaluz. Hoy camina con paso firme en Segunda División, lo que le permite reencontrarse con viejos rivales como el Córdoba que adiestra uno de sus hijos pródigos, que no esconde su satisfacción. Porque él, como socio que es del conjunto nazarí, ha sufrido la larga trayectoria por el desierto del club de sus amores, al que le unen no sólo lazos deportivos, también muchos de carácter sentimental. Todos los que quedarán en un segundo plano una vez que el catalán Miranda Torres dé el visto bueno para que la pelota eche a rodar. En ese instante, el corazón de Alcaraz se teñirá por completo de blanco y verde: "Una vez que empiece el partido será un partido más, pero evidentemente todo lo que rodea a la semana y todo lo que rodea al ambiente tiene que ser especial".

"He sido jugador del equipo B, entrenador del equipo B, entrenador del primer equipo, mi abuelo ha jugado en el primer equipo y ha sido todos los cargos dentro del club, mi tío ha jugado en el primer equipo también… Así que es una semana especial, por supuesto". El mensaje de Lucas Alcaraz deja claro que el derbi del domingo no es un encuentro más. Entre otras cosas porque en la última década no ha visitado Los Cármenes, dejando a un lado el paréntesis de la pretemporada de 2009, cuando el CCF participó en un triangular con el Granada y el Jaén -no anotó un gol en esos dos partidos- en Los Cármenes para homenajear al ex presidente de la Federación Granadina de Fútbol y suegro del técnico, Miguel Prieto.

Desde que en 1998 empezó a volar solo, lejos del abrazo de su gente, sólo ha visitado Los Cármenes en dos ocasiones, "una en Liga y otra en Copa; han sido cuatro enfrentamientos". Entonces, Alcaraz pasaba por el Almería y el Dos Hermanas, en el fútbol modesto de la Tercera y la Segunda B, lejos de los éxitos que posteriormente ha ido recopilando para un currículo que lo convierte en uno de los entrenadores más cualificados de la categoría de plata, gracias a sus ascensos con el Recreativo y el Murcia, y sus experiencias en Primera con el propio equipo pimentonero y el Racing de Santander. "Hace mucho tiempo", esboza con nostalgia, la que le recuerdan los años de penurias del Granada en el pozo más profundo del balompié nacional, lejos de la época dorada que compartieron ambos equipos en la máxima categoría. "Por desgracia, el Granada tuvo unos momentos malos, que incluso descendió a Tercera, pero afortunadamente para la ciudad y para el fútbol en general, está en un gran momento, con mucha ilusión en la ciudad y con unas buenas expectativas", apunta sabiendo bien de lo que habla: "Ha tenido problemas de gestión y económicos bastante graves, y a eso se unió el tema deportivo. Ha habido años en los que hemos sufrido, y me incluyo como ex todo dentro de la casa y como socio, y se ha padecido bastante".

Pero todo eso ya es historia para satisfacción de la ciudad. La afición está entregada -tiene 12.000 abonados- y el equipo, construido a base de talonario gracias a la colaboración con el Udinese italiano, está demostrando una adaptación notable. Es noveno, a sólo un punto de las plazas de play off de ascenso. Porque, al igual que pasara el año pasado con el Cartagena, no es un recién ascendido al uso. Tiene mimbres más que suficientes para convertirse en una amenaza para los habituales habitantes a la zona noble de la clasificación.

Unos datos que no preocupan para nada a Lucas Alcaraz. Como la expedición blanquiverde se desplaza el sábado, el técnico tendrá tiempo de sobra para revivir imágenes del pasado, para recuperar de su memoria aquellos primeros paseos sobre el verde Los Cármenes en las preliminares de los partidos. Entonces, seguramente, soñaba con ser algún día entrenador profesional, por alcanzar algunas de las cotas que luego ha logrado y con ver al equipo de sus amores en la división que por historia, por calidad y por ciudad se merece. Algo que hoy ya es realidad. El Granada está en la elite. Pero el Córdoba está en su misma categoría, buscando los mismos objetivos. Los que le obligan a Lucas olvidar por unas horas el inmenso cariño que siente por los colores blanco y rojo. Ahora su deber es llevar los más arriba posible el blanco y verde.

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