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La rendición de Vega

  • Emilio, "feliz y muy orgulloso" de su etapa, jura "amor eterno" al club y se despide "sin rencor" · El martirio de su familia y la presión popular, motivos de su dimisión

Emilio Vega, "feliz y muy orgulloso de haber estado en este club", se despidió del Córdoba con el respaldo de "una familia" que fue testigo de un funeral en vida. Paradójicamente, su familia sanguínea ha sido clave en su decisión de dimitir como director deportivo del club, pues "tiene claro que tengo que dar un cambio de rumbo. No estoy disfrutando de mi trabajo como debería hacerlo. Ellos no están bien". El leonés, "más nervioso que nunca", se marchó matizando sus "motivos personales" y los posibles "rumores e invenciones"; desvinculándose del término "mercenario" al proclamar su identidad cordobesa; subrayando que "la gente conmigo siempre ha tenido un comportamiento excepcional, y en la calle no hemos tenido ningún tipo de problema"; lamentando "la situación tan tensa que se vivió el domingo pasado" y animando a la afición a reflexionar sobre la crispación que empañó el empate ante la Real Sociedad; aclarando que "para nada es un calentón", pues "para tomar una decisión como ésta, en este lugar, ya tengo que meditar muchísimo lo que he decidido"; argumentando que el margen de maniobra es amplio a pesar de su marcha en pleno mercado invernal; negando que haya "crisis en el club, en absoluto", pues "crisis la tienen otros, con deudas, problemas y un vestuario que es un polvorín"; "sin ningún rencor", jurando "amor eterno" a "la entidad, el escudo, la ciudad, el estadio, lo que significa la camiseta del Córdoba"; reconociendo "errores, porque quien no cometa errores no es humano, sería un robot", pero encubiertos por su perenne "honestidad"; pidiendo "unidad" al club, a la afición y a la prensa, y además "ya", porque en los dos últimos años "la presión ha sido excesiva"; alegando que "la vida es muy larga, yo me considero joven y esto da muchas vueltas, y sabe Dios si volveremos a cruzar nuestros caminos"; y por supuesto repartiendo agradecimientos a tantas personas que han compartido tantas horas con él en su afán común de luchar por la sociedad, y que "más allá de ser buenos trabajadores, sienten el club como el que más". Con mención especial a consejeros y empleados como Fernando Peña, Ernesto Hita, Elías, Barroso, Paco Herrera, Coca, Carlos Hita y Antonio Romero. Y a José Romero, Rafael Campanero y su mujer, a quien apenas pudo "darle las gracias por todo su apoyo" porque la voz se le entrecortó. Para evitar llorar en público, Emilio se levantó apresuradamente y se fue de la sala de prensa, antes de dedicar un emotivo adiós al personal de la entidad y a una plantilla cuya "pena es que la bolita no entre. Si la pelotita hubiera entrado, seguro que se valoraba mucho todo lo demás". Finalmente abandonó el estadio como chófer del presidente, el padre que ha perdido a un hijo.

"Me viene a la cabeza una frase que dijo el otro día mi suegro, que creo que es muy bonita: El cordobés es una cuestión tan grande que elige dónde nace. Yo nací en otra región de la que me siento muy orgulloso, pero me siento cordobés: por mí, porque llevo 15 años residiendo aquí, por mi mujer, por mis hijos, mis padres viven aquí, mis hermanos viven aquí... (...) Mi familia está cansada por ese vínculo tremendo que me une con esta ciudad (...) Los motivos son evidentes: mi familia, mi momento personal, y esa tensión que viví el domingo. He estado más de 140 partidos como jugador en este terreno de juego como futbolista, muchos años como espectador, ahora como director deportivo, y jamás, incluso con momentos de gestión no tan buenos como el actual, he vivido la tensión que viví el domingo. Jamás. Eso te hace reflexionar. No me fui del campo afectado por los cánticos; me fui triste, porque se ha generado un grado de tensión exagerado (...) Animo a la gente de Córdoba, una afición que lleva muchos años viendo fútbol y que estoy seguro de que es reflexiva, a que piense un poco lo que sucedió el domingo (...) Lo más terrible fue que incluso con el empate a dos, contra la Real Sociedad, un equipo de Champions hace tres o cuatro años, y nosotros en Segunda B... La gente se volvió de esa manera, contra todo. Eso me causó tristeza, y no puedo negar que es uno de los motivos que me han hecho valorar en conjunto que es mejor que me aparte ahora y que el club siga su camino, y yo siga el mío (...) Quedan 72 puntos en disputa, y la plantilla, aunque tiene que mejorar, está capacitada para conseguir el objetivo. Y quedan más de 20 días de mercado; si a mí me disteis 25 días para conformar la plantilla, en 20 días se pueden firmar dos, tres o cuatro jugadores, los que se estime oportuno (...) El club está tan fenomenalmente estructurado gracias a la gestión del presidente, que en este momento no hay ningún tipo de problema. Sale una figura que para nada es imprescindible. El club tiene un ambiente de trabajo y una familia, trabajando diariamente, súper involucrada, súper profesional, que sigue su ritmo, y que es un orgullo y un patrimonio de este club. Para mí ha sido un orgullo y una satisfacción haber trabajado en este club, una suerte y un regalo (...) Siempre que he tomado decisiones ha sido después de una profunda reflexión, y al cien por cien, en todas las ocasiones, mirando lo mejor para el club. Y muchas de ellas eran lo peor para mí, o para el presidente, por el riesgo, por alguna medida antisocial, o por algunos intereses que puede haber en la ciudad y son evidentes (...) Desde que estoy aquí, y por supuesto desde que está el presidente, se rige por hacer lo mejor para el Córdoba, aun siendo poco populista (...) Una persona cambia de mujer, de coche, de muchas cosas, pero de equipo y de colores y de sentimiento en el fútbol, no cambia. Vamos entre todos, yo el primero: cuando salga de aquí, seguiré con mi localidad de abonado, animando al Córdoba (...) En los dos últimos partidos han expresado su opinión, que no creo que sea general, sino que sale de alguna parte y más gente se une a ella. La respeto al cien por cien y agradezco su comportamiento en todo momento (...) Gracias al propietario del club por confiar en mí. Le agradezco muchísimo toda la confianza. Es un propietario ejemplar, porque en el mundo del fútbol hay poca gente que deje trabajar con esa libertad. Seguro que en Córdoba se le echará de menos cuando no esté. Muchísimo (...) Gente que ha sentido el dolor conmigo cada domingo si no se ganaba, gente súper válida, que sin percibir un euro están expuestos a este sufrimiento de forma altruista (...) Para mí ha sido un orgullo trabajar con el mejor presidente de la historia del club, que ha sido y que va a ser. Poder decir algún día que he trabajado con Rafael Campanero para mí va a ser un orgullo, y eso va en mi currículum, ya no me lo va a quitar nadie. Además de lo profesional, me une lo personal, y eso es un vínculo que nos va a unir de por vida. Me ha dejado una libertad absoluta en el trabajo, con una exigencia tremenda, como es él, y eso es fenomenal para crecer como trabajador. Ha sido cercano, y ha sido duro cuando ha tenido que serlo. Para mí ha sido una enseñanza diaria, un orgullo, una satisfacción, un aprendizaje. No voy a decir que se le valorará cuando no esté, porque se le ha valorado ya y tiene todos los reconocimientos que puede tener una persona, porque se lo ha merecido, por su trayectoria y por su liderazgo. Eso se tiene o no se tiene, y él lo tiene. Muchas gracias, presidente".

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