Los partidos hay que jugarlos

córdoba cf

Gareth Bale trata de llevarse el balón con un toque elevado sobre Ryder Matos.
Rafael Rojas

27 de agosto 2014 - 05:02

Muchos habrían firmado antes de empezar salir del Bernabéu con una derrota por la mínima o incluso con un 2-0 culminado en los últimos instantes del duelo. Pero a la vista de lo sucedido el lunes, los partidos hay que jugarlos. Porque no sabremos qué habría sucedido si Ferrer hubiera alterado el orden de su planteamiento. Y, aunque el orden de la factores no altera el producto, en fútbol se suele dar. Me explico. ¿Qué hubiera ocurrido si en lugar de plantear su 4-2-3-1 con hasta ocho defensores en el equipo titular con el objetivo de tapar las bandas a Arbeloa-Bale y Marcelo-Cristiano, cerrando las mismas con dobles parejas de laterales (Gunino-Matos -extremo que salió más a defender- y Crespo-Pinillos) y con un doble pivote defensivo (López Garai-Rossi) para contener el trivote Kroos-Modric-James hubiera dado cabida a jugadores como Ekeng-Cartabia-Fidel, los de más calidad del Córdoba? Nunca lo sabremos, pero sí es verdad que cuando dos de los tres jugadores mencionados anteriormente entraron al terreno de juego, saliendo del mismo Pinillos y Matos, fue cuando el Córdoba más y mejor llegó a la portería de un dubitativo Casillas. La defensa del Real Madrid no pinta bien y los coletazos ofensivos blanquiverdes lo volvieron a poner de manifiesto. Un gol del Córdoba hubiera sido posible y pudo llegar hasta en dos ocasiones manifiestas.

Sí es verdad que el planteamiento del técnico catalán dio resultado, aunque a medias, porque una derrota nunca justifica un estilo de juego determinado, por muy digna y decorosa que ésta sea. Más bien lo cuestiona, pero si es con un equipo como el Real Madrid, la cosa cambia. Ferrer quiso dejar pocos espacios al talento madridista colocando en el campo un equipo solidario que, a base de continuas ayudas, intentara dejar pocas opciones de disparo a hombres casi infalibles como Cristiano, Bale o Benzema (casi nada). La otra parte del plan era, confiando en llegar al descanso con el 0-0 inicial o con una mínima derrota, dar entrada a la calidad y marcharse a por el partido. Y la realidad es que casi se cumple a la perfección. Los cambios revitalizaron el ataque cordobesista y se estuvo cerca de dar la sorpresa. Era muy difícil, pero la segunda parte fue del Córdoba, si bien el gol y la sentencia fue de Cristiano. Pese a todo, qué habría pasado si…

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