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Con otra marcha

  • Los futbolistas del Córdoba muestran una nueva intensidad en la segunda sesión desde la llegada de Luna· Javi Flores pide "meter una marcha más" ante el Rayo

Son los mismos, pero parecen otros. Quien viera el entrenamiento de hace dos lunes, por ejemplo, y el de ayer apreciaría la diferencia. Ni una mirada gacha, ni una mueca de cansancio o de hastío. En El Arcángel, ayer, las gotas de sudor rezumaban savia nueva. Y las palabras de los futbolistas, una vez pasado el partidillo, resonaban distintas en una sala de prensa que también parecía tener otro ambiente.

Porque, como dijo el capitán Pierini, y es una máxima muy extendida en el mundo del fútbol: "Siempre, cuando hay un cambio de entrenador, todo el mundo intenta apretar más. Hemos entrenado bien y con intensidad, intentando poner en práctica lo que nos pide el nuevo técnico".

Eso que parece exigir Luna redunda precisamente (parafraseando a Gracián) en "lo bueno, si condensado, dos veces bueno". Porque los entrenamientos con el nuevo míster son más breves, pero, al menos en lo visto, con una exigencia máxima a los peloteros en todo momento.

Los profesionales parecieron agradecer el cambio de planificación. Así, Pierini comentó que "quizás la intensidad es más alta y la duración algo más corta". Mientras, el mediapunta Javi Flores enfatizó en que "estamos trabajando con más intensidad y más velocidad".

Porque ésas parecen ser (la palabra "intensidad" la repitieron los comparecientes en multitud de ocasiones durante su breve alocución) las premisas de Juan Luna Eslava.

Nada de contemporizar. Presión desde el comienzo y búsqueda de la victoria a base de anular la creación del rival desde su propio campo. Otra cosa muy diferente a lo visto hasta la fecha (por lo menos sobre el guión).

Eso debe contribuir a que uno de los principales retos de los futbolistas (ganar por sus propios méritos sin tener que esperar errores del rival) se cumpla.

Pero el trabajo del recién llegado será baladí sin la colaboración de los 23 verdaderos protagonistas. Por ello (o por ellos y su recuperación) Luna departió un largo rato sobre el césped con alguno de sus pupilos de forma individualizada. Lo hizo con Ito y se quedó a solas mientras los demás se retiraban a los vestuarios con Pepe Díaz. Quizás ambos pidieran una oportunidad para lo que queda de temporada, que es mucho tiempo.

La conciencia de grupo y la responsabilidad por el trabajo a medio hacer también asomó ayer en la charla entre medios y futbolistas. Pierini reconoció que "los culpables principales de la situación somos nosotros, a pesar de que se haya cambiado el entrenador. Sabemos que hay que apretar más porque no hemos dado la talla. El cambio de técnico nos debe servir para ponernos las pilas y hacer las cosas mejor".

En el mismo sentido, Javi Flores abogaba por una mutación en lo esencial. Por fulminar, desde la velocidad, el partido y al Rayo: "Es un partido en el que se tienen que ver cambios en el equipo, hay que meter una marcha más y tener más actitud. Es prioritario ganar el partido".

Porque de sumar de tres en tres se trata y porque el fantasma de la cola atenaza las cabezas y los corazones. El Córdoba se encuentra igualado a puntos con el Eibar, el último de los que actualmente bajarían a Segunda B.

El ánimo, quebrado por las últimas derrotas, es un pesado lastre que exorcizar. El capitán, de hecho, apuesta por cambiar esa inercia aprovechándola. Que el retroceso les sirva para coger carrerilla: "Mentalmente tenemos que cambiar nuestra forma de afrontar el partido. Tenemos que confiar más en nosotros y no dejar tanto la iniciativa al contrario". Luego, con la deseada victoria, llegarán ánimos renovados, tranquilidad y más puntos. Como en un bendito carrusel. O al menos eso esperan.

Hoy el equipo volverá a trabajar, pero nadie lo verá. Luna Eslava ha conservado la herencia de José González sobre las sesiones a puerta cerrada en las fechas previas al encuentro. Querrá que sus profesionales no olviden las enseñanzas del gaditano (un experto en esa faceta). Es de lo poco que ha respetado el de Fernán Núñez. Lo demás lo ha preferido dejar atrás. Corriendo. Mucho.

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