El CCF se despidió de una temporada para el recuerdo con dos rémoras que le acompañaron durante todo el curso en sus duelos directos contra los rivales de la zona alta. Porque la falta de gol que le privó de tantos puntos durante la campaña fue ayer más patente que nunca. En muchos compases de la temporada, la ausencia de pólvora se tapó con una enorme solidez defensiva, pero cuando ésta faltó, el equipo quedó expuesto a los vaivenes del destino. Si ante enemigos menores bastó muchas veces para sacar algo positivo, frente al Valladolid fueron lastres insoportables que echaron por tierra un gran trabajo.

El choque fue un calco al de laprimera vuelta en Zorrilla o al de Riazor frente al Deportivo. Gran puesta en escena, control con falta de remate y fallos puntuales en defensa para acabar perdiendo. Son los detalles que distinguen a los equipos buenos de los mejores, matices que convierten la victoria en algo casi imposible.

Defensa

Dijo Paco antes de partir hacia Valladolid que esperaba en Zorrilla una versión muy mejorada del Córdoba respecto al miércoles, y a buen seguro que la tuvo. El CCF repitió alineación y dibujo, con un 4-4-2 de bandas abiertas y delanteros móviles.

Durante la mayor parte del primer tiempo, el Córdoba recordó al equipo de la primera vuelta, a ése que durante muchas jornadas fue el menos goleado de la categoría. Los blanquiverdes defendieron desde la posesión, porque aunque sea una perogrullada, el rival que no tiene el balón no puede atacar. Juntito y con las líneas adelantadas, el CCF presionó arriba y dificultó la salida del balón violeta. Esto obligó a que el Valladolid tuviera que optar más de lo previsto por el balón en largo, aunque Jémez respondió con una defensa adelantada, achicando espacios y minimizando los riesgos, mayores cuando la pelota caía a las bandas.

Como sucedió en El Arcángel, el peligro llegó con los balones a la espalda de la defensa, buscando la asociación de la línea de tres mediapuntas con Javi Guerra. El Valladolid apuntó en el tramo final de la primera parte y así abrió el marcador en el arranque del segundo acto, con un despeje que se convirtió en una asistencia para que Óscar explotara la blandura de Gaspar y la indecisión de Alberto en su salida.

Fue el primer error del central cordobés, que ocho minutos después pifió en el tanto de Javi Guerra. Inmediatamente y con el 2-0 en el marcador, Paco cambió al capitán dando entrada a Patiño, dejando la defensa de tres y tomando lógicos riesgos con media hora por delante y la misión de hacer dos goles. Dejando huecos atrás y con el rival jugando a placer, el tercer tanto fue meramente anecdótico.

ataque

El CCF tuvo una puesta en escena impecable, de equipo grande, con jerarquía, dominando el balón y quitándole a los locales todo el control del encuentro. Durante la primera parte los blanquiverdes adelantaron las líneas y ocuparon más campo que en el duelo de ida, con un ritmo más constante y sin los altibajos del miércoles.

Borja y López Silva comenzaron más cerca del área, mirando portería y buscando los movimientos de los puntas, pero no hubo claridad en el último pase ni acierto en el remate. Pepe Díaz estuvo tan activo como siempre, pero sin gol, y Charles cuajó otra actuación sin ningún protagonismo.

Aún con 1-0, Pepe Díaz y Borja -el madrileño volvió a ir de más a menos hasta acabar algo perdido- tuvieron opciones para empatar, pero el 2-0 fue un mazazo. Con el marcador en contra, Paco introdujo a Patiño y quiso dar más profundidad al centro del campo con Fede Vico y Javi Hervás, acabando con un 3-5-2 que no sirvió para darle una marcha más al encuentro, para darle al partido el cambio de ritmo necesario para buscar una remontada imposible.

virtudes

Una gran puesta en escena, propia de equipo grande.

talón de aquiles

Romo en ataque y con errores individuales en defensa, fallos que significan una eliminación.