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El frío de una noche de invierno

  • Los de siempre y algunos más no fallan en la primera comparecencia del CCF en horario nocturno

Noche de brasero y caldito caliente. Noche fría y desagradable en ese nido de pulmonías que es El Arcángel. Partido en directo por la tele y la enaguilla ejerciendo todo su poder de atracción. El domingo a las nueve ni es hora de fútbol ni de ná, por mucho que Teledeporte se empeñe en colocarnos este horario -y gracias que los checos abreviaron en la jornada final de la Davis, que si no ahí siguen con el tenis-, y eso se dejó notar en una grada donde estuvieron los de siempre, pero pocos más.

Porque tiene narices que el estreno en CCF de este horario after hours coincidiera con la presentación en sociedad de un invierno que se nos ha caído encima en cuestión de horas. Qué diferencia con el partido de hace un par de semanas ante el Sporting, ese domingo al mediodía de solecito, terracita y cerveza fresquita. Mientras a esto se juegue a la hora que las teles quieran y no a la que le venga bien a la gente, tocará darse malos ratos como el de ayer.

Para empezar, el horario de las nueve tiene un feo detalle: que es de noche. Eso, unido a la obsesión del club por mirar hasta el último duro que se gasta (lo que hacen todas las casas, vamos) provocó escenas tan románticas como un estadio en penumbra, con la mitad de los focos sin encender mientras los jugadores completaban el calentamiento. Las gradas se asemejaban a esos oscuros rincones de los parques que buscan las parejas para contarse mentiras. Entre sombras furtivas y claroscuros en las gradas, las luces fueron encendiéndose perfectamente cronometradas para llegar al máximo justo a la hora de inicio del encuentro rompiendo el telón negro de la noche.

Y en la grada, los de siempre, los irreductibles, los que irán truene o nieve. Los clásicos, que diría aquél. A esos les da lo mismo que haga frío, que pongas las entradas más baratas o que incluso las regalen. Había unos cientos más, es cierto, aunque quizás no todos los que hubiera querido el club. El horario, la nochecita y la tele sirven como eximentes en esta ocasión, con lo que la entrada (9.673, la segunda mejor de la temporada en Liga) puede considerarse un éxito.

Porque la entidad, en su intención de aumentar la asistencia, ha emprendido una serie de medidas para cazar nuevos abonados además de campañas para cada cita. Ya se sabe, clientes potenciales de merchandising, un puñado de euros a la buchaca, al fin y al cabo.

La del domingo iba combinada con la compra de una entrada para la pachanga del jueves ante el Atlético, y por lo que se ve, muchos de los 8.443 (¿?) que fueron a ver a los colchoneros decidieron quedarse en casa. Una cosa es un bolo a las siete y otra jugarse un trancazo con la nochecita que se había puesto. Y encima se pone a llover en el descanso. Anda, anda, si además lo echan por la tele. Pon el caldo a calentar y déjate de historias.

Sólo hay que echarle un vistazo a los números. El CCF tiene unos 8.000 abonados, un núcleo de irreductibles que permite a los blanquiverdes estar entre los equipos con más afluencia en la Liga. Esos, los que nunca fallan, son la base que acude cada 15 días a El Arcángel. Ellos son los que estaban en el debut ante la Ponferradina (7.850) y básicamente los que fueron a ver los partidos ante Numancia (7.214) y Sabadell (8.404). Algunos más se sumaron a la causa en los choques frente al Alavés (9.521) y el Girona (9.220), cifras que se vieron superadas por la breve pero intensa experiencia en la Copa ante el Deportivo (9.783). Todos esos números cayeron fulminados en la comparecencia ante el Sporting, en el que 14.641 espectadores (siempre según los datos facilitados por el club, aunque en ocasiones parece que los cuenta Rompetechos) acudieron al calor de la primera gran promoción de entradas baratas de la temporada. Ayer se rozaron de nuevo los 10.000, esa cifra que parece marcar el éxito de este tipo de campañas, y seguro que habrá más.

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