A Lucas Alcaraz le tuvieron que drenar el líquido de un absceso en la planta de su pie a partir de las ocho y, por eso, en la rueda de prensa le sustituyó ayer su segundo, Alessandro Pierini. Para el italiano, los micrófonos y la sala de prensa de El Arcángel no le son ajenos. Además, cuando él ocupa -como lo hizo ayer después de que Lucas Alcaraz fuera expulsado- el banquillo, su equipo no pierde. "Esperemos que siga la cosa así", deseó. Reconoció el transalpino que el triunfo "hacía falta" porque "llevábamos algunos partidos empatando y sobre todo en casa de alguna forma era más necesario aún". Y fue un logro merecido, a su juicio, porque "el equipo ha estado por encima del rival. Durante la primera parte hemos sido superiores, hemos metido los dos goles en esos minutos y ellos no han hecho prácticamente nada". En la segunda fue otro cantar, porque aunque para Pierini "han presionado más" las ocasiones más claras "han sido nuestras". Aunque no tenga el nombre de otros, el Huesca no era un rival sencillo: "Ni mucho menos. Los dos últimos partidos fuera los ha ganado. Encaja muy pocos goles, no era para nada fácil".

"Creo que hemos construido muy bien en la primera parte, en la segunda lo hemos mantenido", explicó el exjugador toscano. En ese periodo final, a la grada le han entrado unos nervios "comprensibles" porque "ya nos ha pasado dos o tres veces y la gente está asustada, me ha recordado a los tiempos de Paco Jémez".

Da la sensación de que cuando tiene ventaja y en los tramos últimos de los encuentros al Córdoba le generan muchas ocasiones. Para Pierini la explicación es lógica. "Los rivales -describe- empiezan a colgar balones y estamos más pendientes de ganar la disputa que el rechace".

Un 2-0 y contra el Huesca. Y con Pierini de capo. Muchos recuerdos que el exfutbolista tampoco quiso olvidar: "Tengo feeling con este equipo".