Dos errores y Armenteros

Córdoba | rayo vallecano · informe técnico

El CCF tira por la borda una primera mitad plena de acierto · Dos fallos garrafales de Richy y Navas meten en el partido a un Rayo que sentenció en el descuento

Jonathan Sesma, hostigado por Borja y Movilla.
Cisco López / Córdoba

05 de septiembre 2010 - 05:02

Vaya forma de perder. El Córdoba se dio ayer de bruces con la cruda realidad en un partido que controló a placer durante la primera hora de juego y acabó perdiendo en el tiempo de descuento... con un golazo de Emiliano Armenteros. Sí, el mismo por el que Salinas peleó durante todo el verano y que al final decidió jugar en Vallecas. El argentino puso la puntilla a un encuentro que antes se torció con un par de errores garrafales de Agus y Raúl Navas, que dejaron en nada todo el buen trabajo hecho en la primera mitad. Porque en esos 45 minutos, el CCF firmó un choque casi perfecto, evidenciando que el salto de calidad dado este verano en el frente ofensivo puede dar muchas alegrías. Y es que si a un equipo bien armado atrás y generoso en el esfuerzo -ni más ni menos que el sello Alcaraz- le pones unas gotas de clase en los metros finales, el cóctel no puede ser malo. Por mucho que la dificultad para defender las acciones de estrategia -hay cosas que no tienen arreglo- pongan a más de uno de los nervios. Aunque para morirse, lo del segundo tiempo, en el que el cansancio, un repliegue excesivo y un carrusel de fallos puntuales acabaron convirtiendo una tarde de sueños en una pesadilla.

DEFENSA

El empate sacado del Helmántico dejó satisfecho a Lucas. Tanto que ayer repitió el once. Con Richy de nuevo como pareja de Agus en el centro de la defensa. Sin que el gallego tuviera especial culpa, el único lunar que dejó el CCF en la primera mitad fue la floja defensa en las pelotas colgadas. Y eso que en cada córner, en cada falta lateral, los diez jugadores de campo se metían en el área para proteger a Navas. Pero aún así, siempre remataban los rayistas. Aunque, para honor a la verdad, sin inquietar un ápice al meta gaditano.

Ésa fue una de las escasas armas que pudo explotar el Rayo por la buena presión y basculación defensiva de su enemigo. Pese a tener más posesión de balón, jugar mucho tiempo en campo enemigo y tener hombres con un peligroso juego entre líneas, sólo tuvo un par de llegadas claras. El resto, tiros lejanos, fáciles de blocar para Navas. Hasta que en la segunda parte, el CCF dio un paso descaradamente atrás y el Rayo empezó a creérselo. Mandaba y se acercaba cada vez con más peligro a la meta cordobesista. Un mal despeje de Richy que aprovechó Borja García dio emoción al tramo final del duelo. Fueron unos minutos de desconcierto, en los que el cansancio empezó a hacer más mella en los locales, que corrían tras la pelota. Por eso Lucas llamó a Beobide, pero en ésas, Navas también falló en una jugada imposible y el Rayo igualó. El técnico cambió el guión; ya no tocaba defender, sino atacar. Se fue Agus por Jorge Luque y Alberto Aguilar pasó a la defensa para sufrir ante el último arreón rayista. Un empujón definitivo que obtuvo recompensa con un golazo de Armenteros, que ganó la partida por arriba al propio Alberto ya en el tiempo añadido y con los visitantes en inferioridad numérica.

ATAQUE

Tener más efectividad es prácticamente imposible. El CCF llegó a la portería de Cobeño tres veces claras en la primera mitad, en la que pareció dejar todo visto para sentencia. En la primera, Charles se topó con el poste; las dos siguientes acabaron con el balón besando las redes. Cada una de ellas siguiendo una de las directrices del manual Alcaraz: la estrategia, el robo en campo ajeno y el contragolpe. Tan sencillo y tan difícil a la vez. Y cada cosa a su debido tiempo. La pizarra y la defensa adelantada con el partido en equilibrio; la contra con el marcador a favor, aprovechando los huecos dejados por un rival lanzado al ataque en busca de recompensa.

Con el trabajo hecho desde muy pronto, al frente ofensivo le tocó aportar en lo que menos gusta: la presión, el trabajo, la ayuda al compañero. El equipo cada vez salía menos, cada vez aguantaba la pelota menos, cada vez veía más lejos a Cobeño. Para dar aire fresco, Lucas sacó a Oriol Riera por un extenuado Charles. Pero el partido estaba ya volcado hacia la meta de Navas, hasta que llegó el empate. Alcaraz reaccionó metiendo a Jorge Luque y Díaz de Cerio, pero ni siquiera tuvieron oportunidad de aparecer, a pesar de que el Rayo estaba ya con uno menos. Un hándicap que no le impidió seguir atacando, dar continuidad a la inercia y llevarse los tres puntos. Con una nueva remontada, como en la jornada anterior y en la Copa.

VIRTUDES

La calidad de los hombres de arriba ya marca diferencias.

TALÓN DE AQUILES

Richy y Navas regalaron dos goles. El equipo sufre en la estrategia.

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