100 días con José Miguel Salinas

Córdoba | las palmas

El presidente ha cumplido esta semana el periodo mínimo para evaluar su gestión · Confía en Zubillaga y Alcaraz, ha remodelado el consejo y ha impulsado las relaciones con clubes grandes e instituciones

José Miguel Salinas saluda a José Romero, máximo accionista del Córdoba, después de ser propuesto como presidente el 22 de junio.
Raúl Díaz / Córdoba

04 de octubre 2009 - 05:02

De la política al fútbol, y siempre con ese talante tan diplomático. José Miguel Salinas se sentará esta tarde en el palco de El Arcángel con el refuerzo y la responsabilidad que confieren los primeros 100 días en el cargo de presidente del Córdoba. El hijo del máximo mandatario blanquiverde en el primer ascenso a Primera División (1962) quiere emular a su padre, José Salinas González, a medio plazo; en concreto, la idea es dar la campanada la temporada que viene. Y no por ponerse la medalla, sino porque considera que el salto y la consolidación en la elite no es un lujo, sino más bien una vía de escape hacia la supervivencia en estos tiempos de crisis global, donde los presupuestos deportivos son irreales. Sus modelos a seguir son el Villarreal, el Getafe o el Almería, ricos de nuevo cuño. "Puede ser mi último gran reto profesional y personal de mi vida", ha llegado a declarar el rector cordobesista, que no ha parado -a su ritmo, sin prisa pero sin pausa- desde que el lunes 22 de junio aceptó el ofrecimiento del dueño del club, José Romero, para relevar a Rafael Campanero. El día 24, con la ausencia del antecesor por motivos de salud, Salinas irrumpió en escena con el maravilloso propósito de "gestionar los sentimientos" de una afición desencantada, pero de espíritu fiel. El 28 de julio acudió a la concentración en Costa Ballena junto al director deportivo, Javier Zubillaga, para visitar a la plantilla de Lucas Alcaraz, posar en la foto oficial y almorzar con los representantes de los medios de comunicación, ese mal necesario... Dos días después se produjo la investidura, ya con abrazo puro y duro con Campanero. Ha ampliado el consejo de administración hasta los 15 miembros, entre ellos una mujer (Trinidad García), y ha redefinido las competencias con el inexorable objetivo de aumentar los ingresos. Le gusta delegar, el trabajo en equipo, la armonía en pos de un fin común. Todo por un sueño.

ÁREA DEPORTIVA

Antes de irse, Campanero dejó encauzada la continuidad de Javier Zubillaga, el impulsor junto al secretario general, Carlos Hita, de un plan de viabilidad a cinco años vista que debe garantizar la estabilidad económica del club. Por supuesto, el contrato de dos años del director deportivo contó con el beneplácito de Salinas. El plan trazado en ese par de campañas tenía un nombre propio para el banquillo, incluso a costa de sacrificar parte de la partida destinada a fichajes: Lucas Alcaraz. El granadino, la auténtica estrella de este proyecto, fue presentado el 26 de junio, por lo que exactamente hoy se cumplen 100 días desde que se convirtió en el entrenador del Córdoba. Las discrepancias entre Zubillaga y Alcaraz en materia de refuerzos han sido varias, porque donde uno recorta, el otro pide. Es ley de vida.

La complejidad del mercado llevó a Salinas a intervenir de modo puntual: negoció personalmente con el Liverpool la cesión de Simon y convirtió el préstamo del madridista Agus en un contrato de tres años. Ahí radica una de las grandes aportaciones del presidente, que ha tendido una alfombra roja con clubes de gran calado como el Liverpool -con la inestimable colaboración de Miguel Reina y Pedro Campos-, el Real Madrid o el Sevilla con vistas a un futuro próspero de su mano.

Finalmente hubo algo más de margen para fichar, a pesar de las estrecheces dinerarias. El rejuvenecimiento del vestuario ha sido brutal, con hasta 17 fichajes (contando a Coca, portero del filial, y a Morcillo, quien se quedó sin ficha porque en el último día del plazo se produjeron hasta cuatro altas) y cuatro despidos (Yordi, Cristian Álvarez, Mario e Ito), con sus correspondientes finiquitos. En total, el coste de las adquisiciones se fue a los 2 millones de euros, sobre el total de 3,6 millones que cuesta la plantilla 09-10. El presupuesto, más austero que otros años como no podía ser de otra forma, es de 6 millones. 1.000 millones de pesetas para los antiguos.

ÁREA INSTITUCIONAL

José Miguel Salinas lo tiene muy claro: hay que llevarse bien con quienes manejan los hilos. En primer lugar se reunió con el alcalde, Andrés Ocaña. Luego reparó la cicatriz con el principal representante de la provincia, el Lucena, al citarse con su homólogo aracelitano, Francisco Ramírez Aceituno. Posteriormente extendió sus redes al ámbito nacional, entrevistándose en Madrid con tres de los peces más gordos del fútbol español: Ángel María Villar, presidente de la Real Federación Española de Fútbol (RFEF); José Luis Astiazarán, máximo responsable de la Liga de Fútbol Profesional (LFP); y Victoriano Sánchez Arminio, presidente del Comité Técnico de Árbitros (CTA). Ya sólo le faltan la UEFA y la FIFA...

15 CONSEJEROS, UN FIN

El 14 de septiembre tuvo lugar un consejo de administración fundamental. De dicha reunión salió un desafío imprescindible, el de aumentar los ingresos. Hay que ser autosuficientes, no queda otra; Romero ha cortado el grifo. El consejo ha pasado a estar estructurado en siete áreas: Económica, Deportiva, Institucional, Instalaciones, Secretaría General, Organización Interna y Social y de Marketing. En las tres primeras, las esenciales, el presidente cuenta con su mano derecha, Antonio Prieto, una de las nueve novedades del organigrama junto al propio Salinas, Miguel Reina, Francisco Rojas, Trinidad García, Javier Jiménez, Manuel Torres, Antonio Díaz y Rafael Bados. Del consejo anterior resisten Fernando Peña, José Antonio Romero, Elías Cabrera, Ernesto Hita, Rafael Barroso y Francisco Herrera. Y al frente de todos ellos, José Miguel Salinas Moya, el hombre de barba cana que ansía llevar al Córdoba a Primera con los pies en el suelo y el alma al aire.

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