Y colorín, colorado... (3-1)
Guadalajara-córdoba
Un CCF abúlico y carente de actitud es avasallado de forma sonrojante por un rival más ambicioso y se despide del 'play off'. Berges queda en una situación muy comprometida
Qué duros se van a hacer los dos meses que restan... En abril, con 9 jornadas para el final del campeonato, el CCF ya no tiene nada que decir esta temporada. Es doloroso, pero es así. Da igual que el play offesté a siete puntos y haya partidos ante rivales directos. Las sensaciones son malísimas. Este equipo ha demostrado que no puede pelear con los mejores. Que está años luz de los que sueñan con la Primera División. Y no precisamente en lo futbolístico, pues a la plantilla se le supone calidad porque la ha dejado ver más de una vez. El problema es más grave. Mucho más. No hay actitud. No hay ganas. No hay compromiso. Falta vergüenza para cada siete días vestir una camiseta y defender un escudo que no merecen lo que están sufriendo. El hecho de jugar en casa obliga más, pero cuando toca hacerlo lejos del hogar se descubre el pastel. Ahí están los datos de las últimas cuatro salidas: cero puntos y tres partidos lamentables. La culpa no es exclusiva de Berges, acaso el que menos tiene, aunque como tantas veces la cuerda podría romperse por ahí. Al final del partido, pesos pesados del club mantuvieron una reunión para decidir sobre su futuro, que es muy negro a pesar de que un giro de timón ahora no garantiza llegar al objetivo, ni mucho menos.
El disgusto de ayer en Guadalajara es de esos que no se olvidan. Una repetición de lo ocurrido en Valdebebas. El rival, que lucha por escapar de la quema del descenso, expuso más desde el inicio. Puso lo que se suponía que tenía que poner en el verde un grupo que no se cansa de hablar de que el objetivo es posible, de que se dejarán la piel para lograrlo... Bla, bla, bla. Palabras que mueren en la sala de prensa, sin llegar al campo, que es donde se ganan las batallas, donde se debe dar el callo y mostrar a lo que se busca. Porque los blanquiverdes encararon el partido sabiendo que sólo la victoria le mantenía subido en el tren de la ilusión. Pero quizás en la caseta no entiendan qué es eso de la ilusión, qué significa hacer real un sueño. Porque lo dejaron escapar sin hacer ademán siquiera de pararlo. La sensación fue de pasotismo total, salvando sólo a un Xisco que deberá estar pensando dónde se ha metido... Basta con echar un simple vistazo a los tres goles alcarreños para ver esas ganas locas de los jugadores cordobesistas por evitar el peligro. Un espectáculo muy duro de ver, de sufrir. De hecho, el tanto del honor -aunque en este caso no debería ni llevar este apelativo- no prologó la esperada reacción. Da igual. Total, ¿para qué? Una pena enterrar todo de esta forma. El Guadalajara salió en tromba y durante los primeros 15 minutos pudo haber marcado algún gol si sus delanteros hubieran estado más acertados o si Alberto García no hubiera cuajado una buena actuación. Ya en el minuto 3 Juanjo tuvo el 1-0 en su cabeza tras adelantarse a Alberto Aguilar en un centro de Cristian desde la derecha. Fue el primero de una serie de ataques de los morados ante la meta cordobesa que no cesaron.
El Córdoba tenía muchos problemas en defensa, sobre todo en el lateral derecho donde Diego Seoane no podía con Álex García. De hecho, al cuarto de hora, una nueva internada del extremo por su costado la culminó Cristian para obligar a lucirse al cancerbero. Cinco minutos después, otra escapada de Álex García, que volvió a ganar en velocidad a la defensa cordobesista, se plantó solo ante Alberto García, que resolvió bien.
Mientras Rafa Berges se desgañitaba en la banda tratando de corregir a su defensa, llegó la primera oportunidad del CCF. Corría el minuto 22 cuando Xisco arrancó desde el medio campo y pudo por velocidad con toda la defensa alcarreña, pero su tiro raso fue desviado por Razak a córner. Cuatro minutos después, un contraataque bien llevado por la izquierda entre López Silva y Xisco terminó con un disparo alto del primero ante la salida del meta morado. Era otro aviso de un CCCF que por fin se sacudía el dominio total del equipo local en los primeros 20 minutos.
El partido había entrado en unos minutos insulsos, esperando ambos equipos el descanso. Pero cuando el árbitro iba a pitar el camino de los vestuarios Álvaro Antón se internó por la banda derecha y su precioso y preciso centro fue rematado de cabeza a la perfección por Álex García ante la pasividad de la zaga y la desesperación de Berges en la banda. En realidad, era el justo premio a un Guadalajara que fue más ambicioso y que supo aprovechar los pasillos que dejaba su rival atrás.
Si mal había terminado la primera mitad, peor comenzó la segunda. La puesta en escena fue un Depor volcado al ataque y un CCF sin sitio. Era como si los locales fueran los únicos que se jugaran algo. Increíble. Y con esa disposición, pues sólo podía ocurrir una cosa. En dos minutos los morados pusieron en serios aprietos a un Alberto García que tampoco mostraba la seguridad de la primera parte. Y acto seguido llegó el 2-0 tras rematar César a un saque de esquina botado por Cristian.
Tras el gol, Berges introdujo a Abel Gómez en lugar de un inoperante Carlos Caballero para buscar más profundidad, pero lo que se encontró fue el tercero del Guadalajara. Álvaro volvió a internarse por la derecha y su centro fue rematado por Juanjo ante el delirio de la afición morada y la desesperación de la cordobesa, que veía como en seis minutos se disipaban las esperanzas de conseguir algo positivo en el Pedro Escartín.
Poco después, Berges dio salida a Fede Vico por López Silva. El entrenador cordobés se vio obligado a realizar otro cambio en el 63' cuando Rennella recibió un fuerte impacto en la cabeza y cayó desplomado. Este susto pareció levantar algo el ánimo de los blanquiverdes, que poco después encontraron un premio quizás inmerecido con un golazo de falta de Abel Gómez. Pero ahí se acabó la cosa, pues poco más hubo hasta el final. Sólo la constatación de que el Córdoba no estuvo -ni se le esperó- en Guadalajara, donde enterró sus opciones de pelear por el play off con un nuevo esperpento impropio de un equipo que quiere aspirar a lo máximo. Colorín, colorado, este cuento se ha acabado.
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