Deportes

Un choque que profetizó el drama

  • Murcia abrió el camino hacia el descenso

Hay partidos que marcas tendencias y tendencias que anticipan catástrofes. El Córdoba que se estrenó en una despoblada Condomina el año del descenso contra el Ciudad de Murcia (entiéndase, el mismo engendro empresarial que es ahora el Granada 74) tenía muy mala pinta.

La derrota por 1-0 (gol de Gibanel) no fue lo peor. Ni lo mejor. No fue más que un aperitivo de lo que esperaba durante el resto de la temporada. Un infame partido de los Larrainzar, Cáceres, Juanmi, Francisco y compañía que rompía en parte las muchas ilusiones depositadas en un equipo que sólo unos días después empezaba, por indicación de su entrenador Esteban Vigo (el hombre-récord negativo), un veto a la prensa.

El otro encontronazo con este pseudo club deportivo data de una temporada antes y es mucho más amable. El 8 de febrero de 2004, en una nuevamente desértica Condomina, el Córdoba logró imponerse al Ciudad de Murcia (1-2) en el que fue el primer choque después de la renovación por un año más de Portugal como entrenador blanquiverde (fue despedido menos de cuatro meses después). Pablo Villa adelantó al equipo visitante en aquel encuentro y el uruguayo Nico Olivera redondeó un resultado al que Leandro le puso algo de picante casi al final.

Y eso es todo. Dos enfrentamientos que reflejan el escaso lustre de un ¿equipo? creado como quien dice ayer, y que en su corto periodo de vida ya ha tenido dos nombres y dos estadios y ha vivido en dos ciudades. Eso sí, en lo deportivo no se puede ocultar que los profesionales que han vestido sus dos camisetas nunca han perdido una categoría. Y algunos, suenan: Héctor Font, Güiza...

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