El 'caso Bonilla', ante otra dimensión

Con los ánimos por los suelos por la lentitud judicial, el caso de José Bonilla se abre hacia otra dimensión. El jugador juvenil, que pertenece a la disciplina del Córdoba, sigue sin entrenar y mantiene la esperanza de que todo llegue a su fin pronto. La demanda puesta por su familia a finales de febrero a la entidad blanquiverde sigue su curso, pero ésta va a "un ritmo muy lento", como así reconoció a el Día el padre del jugador que militaba en el conjunto de Liga Nacional juvenil.

El juzgado número tres de lo social tiene toda la documentación, pero "esto no se puede demorar más y ya estamos pensando en una nueva vía". Ésta no es otra que conseguir su carta de libertad del club cordobesista, que no lo pondrá nada fácil vistos los hechos. La única intención es "barajar otros caminos" porque "esto que estamos viviendo no es humano". "Mi hijo lo está pasando muy mal y no entiende todo lo que está pasando", agregó José Bonilla padre, que mantiene la confianza en que todo llegue a un acuerdo final para que todo se solucione de una manera u otra. "Lo único que quiere mi hijo es entrenar donde sea, aquí mismo en Los Califas" pero "llevamos ya 15 días de espera y estamos desesperados". "Ya no tenemos argumentos para decirle", señaló el padre de José Bonilla.

Pero el mayor problema es que la vía judicial se puede "demorar aún más y no va rápido", por lo que "ya estamos pensando en una segunda vía", que es conseguir la libertad del jugador.

Lo que sí dejó bien claro es que se podía haber solucionado entre las partes "sin meter al niño de por medio en estos líos, que hubiera seguido jugando y los mayores los hubiéramos solucionado de alguna forma". De este modo, José Bonilla se pregunta: ¿Cuánto vale la libertad de mi hijo?". Aunque desde el club cordobesista no han emitido ninguna notificación más, la intención del CCF era que firmase un nuevo contrato y así todo se solucionaría". Sin el acuerdo de la familia, ahora mismo lo único que "me importa es mi hijo". Ahora es el turno de múltiples reuniones a lo largo del fin de semana para poder conseguir una solución. De momento, el caso Bonilla está otra dimensión.