Un año de trabajo se juega en apenas unos minutos. El todo o la nada en un combate. Así de duro o de especial es el judo, un deporte en el que un fallo penaliza toda una temporada y en el que la gloria no tiene dueño hasta que se consigue en el tatami. Y con sed de gloria llega Julia Figueroa a Bakú, la capital de Azerbaiyán, donde hoy arranca el Campeonato del Mundo, la cita más esperada e importante del año y una prueba capital en la carrera de la cordobesa a medio plazo, pues su importancia este año es mayor que ya se ha abierto el ranking olímpico.

En Bakú, además de buscar con ambición el podio, Julia Figueroa tendrá que tener en cuenta que cada ronda superada supone un buen puñado de puntos para la carrera olímpica que se puso en marcha el pasado mes de mayo y que concluirá en el mismo mes de 2020. Dos años en los que apenas están permitidos los tropezones si Julia quiere repetir la experiencia de participar en unos Juegos, algo que en Río de Janeiro saboreó durante sólo un combate.

Antes de partir hacia tierras azeríes, Figueroa se mostró en palabras a Efe convencida de "luchar por la medalla como siempre", un reto que cree que "no es algo atrevido" porque "el objetivo siempre está en el podio".

La cordobesa, que ocupa el puesto número 23 en el ranking mundial, aseguró que llega al Mundial con ganas de "competir y a disfrutar porque me encuentro muy bien, fuerte y rápida".

A la cita más importante de la temporada comparece la cordobesa después de sumar tres medallas en 2018, el oro de los Juegos del Mediterráneo, el oro de la Copa de Europa de Roma y el bronce del Grand Prix de Marruecos.

Sin embargo, cualquier avance mínimo en el Campeonato del Mundo tendrá más valor de cara a ese ranking olímpico, para el que esta prueba puntúa sobremanera. Figueroa, que compite en -48 kilogramos, empezará la competición contra la turca Gulkader Senturk, número 41 del mundo. Una rival en teoría asequible que le daría acceso al primer gran escollo, la serbia Milica Nikolic, quinta en el ranking mundial. Si Julia es capaz de superar esos dos primeros escollos tendrá todo el derecho a soñar.