Racing de ferrol | córdoba · el otro partido

El arco iris no incluye al verde

  • El triunfo del Córdoba devuelve a los profesionales la tranquilidad y calma necesarias ante el duro reto que les viene encima en el próximo mes y hace que el poco público que acudió a A Malata estalle

Que el Racing de Ferrol no descienda en el mes de junio es tan difícil como comerse una nécora. El Córdoba, enredado por los ocho tentáculos -ocho jornadas sin ganar- de un pulpo opresor, alimentó su ego en A Malata con una victoria que espanta los fantasmas surgidos de las turbias aguas del Guadalquivir. El presente inmediato, con la Real Sociedad como colofón a una primera vuelta desconcertante, vuelve a estar iluminado por un arco iris que trae calma tras la tempestad.

Ayer, el verde era cosa del Racing de Ferrol. El Córdoba utilizó su tercera equipación, de color azul marino, y le fue de maravilla. Esta vez no entró el gol traicionero de los descuentos, algo habitual en los compromisos en casa.

Eso sí, Jonathan Martín tuvo la ocasión de restablecer la igualada ya en el minuto 92, poco después de que el preparador físico cordobesista, Esaú Sánchez, se marchara por el túnel de vestuarios para evitar un disgusto en directo. El cabreo, por lo tanto, se lo quedaron los escasos pero fieles seguidores del Racing.

Era un partido fundamental para todos, y así lo hizo ver el director deportivo, Emilio Vega. El martes comentó que la continuidad de Paco Jémez no estaba supeditada al resultado en Galicia, y por si faltaba alguna muestra de apoyo sacrificó el fin de semana para alentar a la plantilla. De forma excepcional, el leonés formó parte de la expedición y presenció el encuentro en el palco, donde Ernesto Hita representó al resto del consejo de administración.

Varios futbolistas afrontaban una jornada especial, pues recobraban la confianza de Paco: Rubén se afianza como lateral izquierdo en ausencia de Diego Reyes, Ito no se escondió en el centro del campo y de sus botas partió el único tanto de la tarde, y Julio Pineda se fajó en la delantera. El broche lo puso Antonio, un profesional como la copa de un pino que ha trabajado en silencio desde la pretemporada a la espera de una oportunidad. Ayer se estrenó en la presente campaña, y cumplió con creces.

El sol, de forma premonitoria, asomó en los prolegómenos. Aunque llovió de forma intermitente, el agua y el viento dieron una tregua, por lo que Acciari, la herramienta de Jémez para proteger el 0-1 desde la demarcación de pivote defensivo, no sufrió demasiado. El argentino asegura que fue en el estadio ferrolano, en una visita con el Murcia, donde ha sentido más frío como futbolista. El triunfo de ayer reportó una dosis de calor propia del mejor brasero.

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