Vuelta a lo que funciona

Oltra ha vuelto a los orígenes. Ha decidido, esperemos que de manera definitiva, volver a confiar en los hombres y en las armas futbolísticas que mejores resultados le han dado en el presente curso. Razak, Stankevicius, Rodas, Deivid, Cisma, en defensa; Luso y Caballero o Markovic, en el doble pivote; Pedro Ríos y Fidel en las bandas; Xisco como mediapunta, y Florin Andone en punta. Este es el equipo tipo que mejores resultados dio a lo largo de la temporada al Córdoba y que casi salía del tirón durante cerca de una quincena de encuentros. Este equipo sabe sacar el máximo partido a las acciones a balón parado y al contraataque, y gracias a ambas cualidades el Córdoba, sin practicar un fútbol brillante, se mantuvo en los puestos de ascenso directo casi cuatro meses.

Y si con eso le basta, para qué complicarse más. Orden, equilibrio, sobriedad y contundencia defensiva y la paciencia necesaria para esperar el error del contrario o el robo de balón para buscar con rapidez (pelotazos) a Florin Andone para que él solito ajusticie a defensa y portero rival. Es lo fórmula del éxito recuperada en Huesca. 0-1, córner magistralmente lanzado por Fidel al primer palo, cantada de la defensa y Leo Franco, y Xisco toca lo justo el balón para alojarlo en las mallas. 0-2, Pedro Ríos roba un balón junto a la banda, asistencia a la carrera de Florin y el rumano no perdona. ¡Y ahora vas y lo cascas!

Otra gran noticia que dejó la visita a El Alcoraz es que después de muchos partidos el Córdoba consiguió mantener su portería a cero. Algo que ocurría con bastante frecuencia en el primer tercio de campeonato, no sin sufrimiento desde luego. Pero la afición prefiere victorias sufridas que derrotas que sepan a triunfos morales que no dan puntos.

Volantazos, cambios de sistema inesperados y soluciones sin continuidad a determinadas derrotas alejaron a algunos habituales del once ideal y desterraron la idea de fútbol resultadista que ahora parece haber regresado. En Huesca volvieron Cisma a la defensa, Luso al medio campo y Xisco al ataque, y el resultado fue similar al de otras tardes allá por noviembre o diciembre. El sistema 4-4-2 le va bien al equipo blanquiverde siempre y cuando su sistema defensivo no presente experimentos innecesarios (algunos partidos con Abel Moreno y Bijimine en defensa) y se agarre a la mayor experiencia de sus zagueros de mayor oficio. Sólo hay que tocar eso cuando las sanciones, las lesiones y, sobre todo el escaso fondo de armario obliguen al técnico a introducir cambios que ya se ha visto que no han dado el resultado apetecido.

En tierras oscenses, sencillamente se cumplió con los pronósticos, porque el Córdoba se encuentra fuerte fuera de casa, porque jugaba ante el peor local y porque es superior. El conjunto de Anquela va a necesitar algo más que ayuda divina para salvar la categoría. Y eso que, aunque pareció el domingo ser el peor equipo de la categoría, hasta tuvo sus opciones de haber materializado Álex González alguna de las claras ocasiones que tuvo. El empuje oscense tras la reanudación a punto estuvo de superar a Razak y el partido pudo abrirse y complicarse a última hora, como de costumbre. Pero esta vez el romo ataque rival y la mayor contundencia defensiva permitieron mantener la cómoda ventaja en el marcador hasta el final.

Ahora sólo queda comprobar si estos mismos hombres, estructurados en el campo de idéntica manera a la de Huesca, obtienen los mismos resultados ante rivales de mayor entidad. Sin ir más lejos, el Tenerife pondrá a prueba este domingo la reacción cordobesista tras conseguir una victoria cinco semanas después. El equipo tinerfeño está en racha positiva y ya acumula nueve jornadas sin perder de manera consecutiva. Algo de miedo sí que da, pero este club durante la etapa de Carlos González siempre ha remontado en los partidos bisagra, esos que a la canallesca le gusta calificar como "punto de inflexión". Una nueva ocasión de hacerlo. Todo está por decidir, pero el domingo ya no se puede volver a perder en El Arcángel. Ganar o ganar. No hay otra.