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Racing, bienvenido al infierno

  • La afición se volcará el domingo desde dos horas antes del choque recibiendo al equipo como en el último 'play off' · Se espera un estadio abarrotado y volcado

Cuentan por ahí, y es de buena tinta, que cuando los jugadores del Huesca pudieron alcanzar los vestuarios de El Arcángel aquel 17 de junio pasado que supuso medio ascenso para el Córdoba estaban acongojados. Que, perplejos y atemorizados por el rugir de los dos o tres mil fanáticos vestidos de blanco y verde que les recibieron a puerta de autobús, empezaron a pensar que la eliminatoria se iba a perder irremediablemente en aquel infierno.

La historia del balompié no deja de poner ejemplos de lo importante que es para un equipo de fútbol contar con una incondicional masa social. Porque son verdadero motor y sangre al mismo tiempo de cualquier grande. Porque, sin ellos, no tendría sentido nada de lo que rodea al fútbol.

El pasado sábado el Córdoba experimentó una verdadera pesadilla en El Molinón. La hinchada local no paró de presionar a todo lo que pareciera enemigo durante mucho más de los noventa minutos reglamentarios. El vetusto recinto asturiano atronaba antes, durante y después del decisivo enfrentamiento.

Estrada Hernández, a la sazón colegiado del choque de la semana pasada, tuvo que sentir el aliento y la mirada de 25.000 almas clavadas en su conciencia. Ya al descanso fue despedido con una clamorosa pitada. Y eso que apenas había pinchado ni cortado en el desenlace del choque hasta ese momento.

Puede que, por eso, su vista se le nublara en dos acciones que le costaron el encuentro al Córdoba. Es natural. Es humano. Es el poder de jugar como local.

Pero, como todo en la vida y más en el fútbol, una semana después la revancha se puede servir en plato templado.

No serán veinticinco, pero sí doce mil las personas que seguirán bien atentas las evoluciones de Córdoba y Racing de Ferrol el próximo domingo. Y todas tendrán el mismo sentimiento, toda vez que no hay noticias de que vaya a viajar desde la lejana ciudad gallega de Ferrol ningún paisano racinguista. Será un bicolor (y a la vez monocromático) panorama en blanco y verde.

Por la importancia del choque, las peñas más importantes del equipo se han movilizado para que por ellas no quede. Porque, aunque no lo parezca, los tifos, los mosaicos y las bufandadas no surgen por generación espontánea.

Sin embargo, para el choque del domingo no habrá nada especial. Casi nada que se salga de la propia lógica que marca la necesidad imperiosa de sumar los tres puntos. Que no es poca en una ciudad que responde como ninguna cuando se encuentra entre la espada y la pared. Un dato que avala la respuesta popular y casi instantánea. En el portal social tuenti.com está programado entre los eventos del mes un llamamiento a la afición del Córdoba para el próximo domingo en el estadio. Y ayer ya se habían inscrito confirmando su presencia 1.400 personas. Y más que irán seguro.

Desde Ferrol preguntan si se está organizando algo especial. Puede que lo hagan porque la semana pasada quisieron llenar A Malata (o La Malata) mediante una campaña de concienciación de su afición. No lo consiguieron. Ocho mil personas estuvieron en las gradas del estadio racinguista. Fue, no obstante, la mejor entrada de la temporada. Mejor incluso que los registros sumados en su última fase de ascenso. Dice mucho (o poco) de su parroquia. La respuesta, claro, se hace sacando un poco de pecho: "Aquí no hacen falta convocatorias".

Por eso, por esa nada más que regular masa social que tiene detrás, puede que sus jugadores sean más fácilmente sugestionables. Al igual que pasaba con los futbolistas del Huesca el año pasado, no están habituados a actuar en campos tan pasionales ni tan apasionados. Lástima que se hayan doctorado ya esta campaña en recintos como Anoeta, La Rosaleda o el Carranza...

El domingo, eso sí, que nadie que vaya al Arenal espere una fiesta. Ni confetti. Ni tifos desproporcionados. Va a ser todo un drama. Nada que ver con aquella explosión masiva de orgullo y de alegría vivida el junio pasado ante Pontevedra o Huesca, excepto en la masiva respuesta de la gente. Así lo explicaba Asen ayer en la rueda de prensa al ser preguntado sobre la carga de emotividad que tendrá el choque: "Vamos a vivir una situación parecida a la del día del play off contra el Huesca, pero la situación es diferente, porque aquello podría ser más alegre al tener la posibilidad de conseguir algo. Ahora no queremos perder algo que tanto nos ha costado conseguir".

Eso decía el delantero extremeño y era secundado también por el central Antonio: "Estoy convencido de que la gente va a responder, van a animar, y van a estar con el equipo como todo el año". "Pero -matizaba- a veces a la gente la tienes que levantar tú".

Otro tanto expresaba el siempre racial atacante Julio Pineda. Él nunca ha tenido dudas y menos ahora: "Sobre la afición ya he dicho mil veces que no se le puede pedir más porque ellos han dado mucho más de lo que nosotros le hemos ofrecido dentro y fuera de casa. Queremos que estén con nosotros y todo lo que hagan por nosotros será para bien nuestro y mal para el Ferrol". Cosas ambas inversamente proporcionales.

Una epopeya. Eso será. Como la que se vivió hace unos meses cuando, montados en una monumental barca-tifo, se quiso poner "Rumbo a Segunda". Y se puso . O como cuando hace apenas cuatro semanas, todo parecía perdido antes de medirse al Xerez y se recordaba desde el graderío aquello de que El Arcángel es su reino. Y lo fue. Y después del equipo xerecista también pagó el tributo real el Numancia.

Ahora, para que lo que parecía un sueño se tiña de realidad, el equipo tiene que ganar al Ferrol. No hay otra. Y la afición tiene que ganar al Ferrol.

Para ello, para ellos, la cita es a las cuatro de la tarde del domingo. Allí, en El Arenal, al sol que más calienta. Cuando no se lo esperen. Cuando se crean que están seguros y cómodos, como una sacudida en forma de emboscada llegarán los gritos de unos cuantos locos que aún y siempre creen y creerán en las posibilidades de su equipo. En su propia ilusión.

La idea está clara. El domingo hay un equipo que tiene que ganar. Y otro que tiene que perder. La semana pasada al Córdoba le metió gol y medio la afición de El Molinón. Ahora el equipo blanquiverde juega en su casa. En su reino y ante sus cortesanos. Que el Racing tome nota: no van a visitar un campo más. Van a conocer un infierno. Deportivo, claro.

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