Quini acaba con el Córdoba (2-1)

Alcorcón-córdoba

Un arranque de partido pleno de indolencia deja a los de Alcaraz a merced del rival tras dos tantos del goleador Quini. Un gol de Oriol Riera aportó una mínima dosis de esperanza, que se difuminó en un final movido

Quini acaba con el Córdoba (2-1)
Raúl Díaz / Alcorcón

Alcorcón, 15 de noviembre 2010 - 23:13

El Córdoba vendió cara su piel en Santo Domingo, pero no le bastó para sumar ante un Alcorcón que llevaba tres derrotas consecutivas y se aferró a su frenético arranque de partido y al estado de gracia de Quini, un delantero excepcional que ya suma 11 dianas en este campeonato. En apenas 23 minutos, el 2-0 puso al conjunto blanquiverde a los pies de los caballos, aunque la entrada de Oriol Riera -por el lesionado Díaz de Cerio- y la de Jorge Luque, aún en el primer tiempo, dio otro aire a un equipo que acortó distancias por mediación del ariete catalán y lo intentó hasta el final. Finalmente hincó la rodilla, después de siete semanas sin hacerlo, y además con efectos colaterales en el doble pivote con vistas al siguiente duelo, con el Villarreal B: Usero y Jorge Luque causan baja por sanción.

El suspendido Alcaraz -con Pierini como intermediario en la zona técnica- apostó por el once afianzado en la Liga, con Camille por el lesionado Fuentes y Díaz de Cerio de nuevo relegando a Pepe Díaz, para contrarrestar el novedoso 4-1-4-1 de Anquela. El más incisivo desde el inicio fue Charles, al que le señalaron dos fueras de juego en los cinco primeros minutos. Los escasos espectadores, juntados en grupúsculos por el frío, apretaban en los balones divididos y jaleaban todos los acercamientos (léase centro pasado del lateral Nagore, muy ofensivo, o tiro desviado de Samuel). La primera ocasión clara, en el minuto 12, fue un cabezazo al larguero de Borja a la salida de un córner.

Al Córdoba, sometido por la tiranía de los volantes Sergio Mora y Rubén Sanz, le costaba salir. Díaz de Cerio se desgañitaba reclamando intensidad. Mora, tras una pérdida de Camille ante Borja, provocó un paradón de Raúl Navas con un zurdazo desde la frontal, pero el gol no se hizo esperar más: el consiguiente envío desde el banderín generó confusión en el área y Quini, el más listo de la clase, inauguró el marcador con su décimo gol en la Liga Adelante 10-11. Él, como tantos otros, militaba en Segunda B la temporada pasada.

Todavía se registró un testarazo franco de Javi Hernández antes de que el CCF se sacudiera el letargo. Pero fue un mero espejismo, una falta lateral cerrada por Arteaga que Manu Herrera desvió junto a la cepa del poste. Porque enseguida, en el 23', Quini volvió a dejar su sello goleador con un testarazo impecable. Más que el remate, lo evitable fue la asistencia, ya que Nagore le hizo un traje a Arteaga después de recibir solo… a raíz de un saque de banda de él mismo.

Como a perro flaco todo son pulgas, Díaz de Cerio se rompió. El vasco deambuló sobre el césped durante cinco minutos, los que tardó Oriol Riera en acicalarse. No fue el único cambio del primer tiempo: en una flagrante declaración de intenciones, Beobide fue llevado al matadero y Jorge Luque entró para arreglar el desaguisado. El héroe de Santander ralentizó el ritmo con un fútbol más coherente, el Alcorcón bajó el pistón y el Córdoba volvió a meterse en el partido gracias a la estrategia: pase de Arteaga -quién si no- y testarazo de Oriol Riera, que ya había marcado en la Copa y se estrenaba así en la Liga.

Se llegó al descanso con varias evidencias. Quini, que a sus 30 años cumple su primera campaña en Segunda, deja en mal lugar al gremio de ojeadores. Jorge Luque da otro aire a un equipo que hasta la media hora ni se enteró de la película ante un adversario impulsado por su esencia: agresividad, triangulaciones y finalización. Y el balón parado vale su peso en oro.

Javi Flores y Arteaga ya habían intercambiado sus posiciones en la primera mitad y así regresaron, con su perfil natural. Por eso el sevillano pudo enganchar a la perfección un centro pasado de Charles, pero Javi Hernández se interpuso se manera providencial. Carlos Martínez respondió con un cabezazo manso en una acción aislada de un Alcorcón que ya no se sentía dominador, aunque el oficio de Quini le permitía ganar metros. Navas se anticipó al pichichi de plata tras un pase al hueco de Borja.

El combinado amarillo se crecía en el cuerpo a cuerpo: las chispas de cada choque encendían su motor. Por el contrario, los blanquiverdes tocaban por momentos, pero perdían opciones por abusar de la conducción en zonas con mucho tráfico o por las imprecisiones en los pases, como en un intencionado envío de Flores hacia Arteaga.

Anquela recurrió a Fernando Sales y el veterano interior diestro, tras una apertura de Quini, se bautizó con un lanzamiento a la parte superior del travesaño. Ahí despertó el Alcorcón, que estuvo a punto de marcar en un cabezazo franco de Javi Hernández (otra vez) a la salida de un córner concedido por Jorge Luque con un despeje arriesgado.

Ontanaya decretó una dudosa posición ilegal de Oriol Riera, habilitado por Javi Flores. El CCF trataba de hilvanar en un choque que tendía a quebrarse, y por eso los mediocentros sufrían: Jorge Luque y Usero, que por cierto cumple ciclo, quedaron amonestados. Hasta ahí llegó la irregular aportación del manchego, que cedió su plaza a Pepe Díaz en un giro de tuerca: Flores pasó al medio y Charles cayó a la derecha. Ya a falta de un cuarto de hora, el ex del Lucena Babin reemplazó al lesionado Rueda en el eje de la zaga local.

La jugada del 2-1 estuvo a punto de repetirse en el 77', pero el cabezazo de Charles, desmarcado en el segundo palo, se topó con el poste contrario. Pepe Díaz se peleaba con su sombra en busca de petróleo, y así sacó una falta a 25 metros del arco; Camille, Arteaga y Javi Flores ejecutaron una acción ensayada que no fructificó.

Los jugadores siguieron chocando en el afán del Córdoba por pescar algo. El Alcorcón, echado atrás, recobró aliento con Paco Montañés, aunque la inercia empujaba hacia el portal de Manu Herrera. La roja a Samuel era un motivo más para achuchar, aunque Luque vio una rigurosa segunda amarilla sin tiempo para plasmar la superioridad numérica. En un ambiente muy crispado y al borde del cuarto y definitivo minuto de descuento, un remate mordido de Pepe Díaz a centro de Charles enterró las posibilidades de un equipo que despertó cuando ya era tarde.

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