El Cajasur Deportivo Córdoba cerró la temporada más amarga con una nueva derrota que resume a la perfección lo que ha sido todo el curso para un equipo que ha tenido que luchar contra los elementos prácticamente cada semana, hasta verse abocado al descenso. Las chicas entrenadas por Salvador Chía cayeron ante el Torreblanca B en un duelo en el que, además, pasaron el susto de ver a una de las suyas, Neiva Cano, sufrir un percance físico que afortunadamente quedó en nada, pero que hizo más desagradable la despedida.

Con dos equipos sin nada en juego ya, el choque en Vista Alegre careció de ritmo desde el primer momento, pese a que el filial melillense partió desde el inicio con juego de cinco, a buen seguro realizando probaturas para el futuro. El gol que decidió el partido llegó a los diez minutos, obra de Natalia Cuadrado. Las cordobesas trataron de reaccionar y pasaron a atacar jugando de cinco, pero sin encontrar el camino hacia el gol.

En el segundo tiempo, las ocasiones se sucedieron por ambos bandos de inicio para, con el paso de los minutos, acabar en un constante asedio del Deportivo Córdoba, deseoso de terminar la temporada con un resultado positivo que reforzarse su moral. Pero por más que lo intento el conjunto deportivista, el tanto de la igualada no llegó.

Para colmo de males, en los instantes finales del partido, Neiva Cano sufrió un golpe fortuito que la dejó en el suelo, aquejada de un latigazo cervical. El partido estuvo detenido hasta que la jiennense fue traslada en ambulancia al hospital, donde poco después se confirmó que el percance había quedado solo en un susto. Un alivio en otra tarde para olvidar en el Cajasur Deportivo Córdoba, que desde ya pone sus cinco sentidos en intentar volver a la categoría perdida.