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Asen se queda sin soplar la velas

  • El delantero madrileño cumplía ante el Rayo 100 partidos oficiales con el Córdoba · Se mostró activo en la vanguardia y a punto estuvo de marcar en dos ocasiones, pero fue sustituido por Luna Eslava

Era un partido especial, no cabe duda. Pero no sólo para Juan Luna Eslava, el nuevo técnico blanquiverde, sino también para Jaime Asensio de la Fuente. Asen cumplió ayer 100 partidos oficiales con la elástica cordobesista, una cifra al alcance de muy pocos jugadores en el fútbol moderno -y aún más complicado en una entidad como el Córdoba-.

Ayer trató de hacer su gol número 29, pero no llegó. En los 99 encuentros anteriores, el delantero había firmado 28 dianas, cuatro de ellas en el presente ejercicio. Ayer tenía una nueva oportunidad de erigirse como la referencia en la vanguardia del conjunto blanquiverde. Y lo consiguió. Su incansable trabajo en la punta de lanza no sólo sirve, a menudo, como muestra del potencial ofensivo, sino que es el primer eslabón en la presión al equipo rival.

Su profesionalidad se refleja en los números. Durante tres temporadas en el club tan sólo se ha perdido tres encuentros y acumula 58 duelos disputados de forma consecutiva en liga en Segunda División. El único choque liguero que se ha perdido en su estancia en el equipo ha sido por acumulación de tarjetas, mientras que en Copa no estuvo contra el Linares en la campaña 2006-2007 ni ante el Tenerife en el presente curso.

Ha vivido la alegría desbordada de un ascenso, el de Huesca, pero también ha sufrido hasta el último segundo en la salvación del equipo la pasada temporada en el último suspiro de la competición. En su tercera campaña lucha cada domingo por consolidar al plantel en la división de plata. En todo este tiempo ha sido discípulo de cuatro entrenadores distintos: Pepe Escalante, Paco Jémez, José González y Juan Luna Eslava. De media punta, de delantero, incluso de extremo, el artillero siempre ha cumplido cuando le han requerido.

Ayer no podía ser una excepción y quiso soplar las velas de la mejor forma posible, aunque la tarde no era la mejor para hacerlo. Un ambiente gélido, un terreno de juego excesivamente resbaladizo a causa de la lluvia y una competencia como la de Yordi en la vanguardia eran algunos de los impedimentos a los que se tuvo que enfrentar. A ello se le unió de forma temprana el tanto de Pachón. Las circunstancias aguaron su particular fiesta.

En el minuto 20, el ariete experimentó en primera persona la dificultad que supone un césped empapado. En la frontal del área cedió para Yordi, pero cuando éste armaba la pierna, el balón se frenó por la acumulación de agua. Un defensor acabó por abortar la ocasión.

El delantero buscó el desmarque una y otra vez y resultó un auténtico incordio para la zaga rival, pero no gozó de suerte de cara a portería, fundamentalmente porque Yordi era la referencia más adelantada del once dispuesto por Luna Eslava. En el segundo acto, una dejada suya no fue aprovechada por el artillero gaditano, quien se arrojó al suelo reclamando penalti.

Pero en el 55', el ariete tuvo su mejor ocasión para nivelar el duelo. Un centro desde la derecha del ataque blanquiverde de Endika fue cabeceado por el madrileño, aunque su testarazo resultó muy centrado y débil, cuando se encontraba en una inmejorable posición en el interior del área, por lo que Cobeño detuvo sin mayores dificultades.

Su astucia salió a relucir en el ecuador del segundo acto, cuando desvió un disparo lejano de Javi Flores. Con el exterior de la bota y en el aire, Asen tocó levemente el cuero, poniendo en serios apuros al meta madrileño, que detuvo el balón en dos tiempos. Sin duda, su movilidad fue una de las principales armas de los cordobesistas en los segundos 45 minutos.

Pese a ello, ésa fue su última acción sobre el terreno de juego, ya que en el minuto 69 el técnico decidió retirarle del tapete verde de El Arcángel, dando entrada sobre el mismo al veloz Pepe Díaz. Asen, exhausto y empapado, abandonó el césped sin poder soplar las velas de la mejor forma posible, con un tanto, puesto que, a pesar de que su trabajo fue encomiable, éste no tuvo la recompensa deseada. Quizás sí la tenga en el 101, ante el Levante.

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