Córdoba CF

El varapalo del Córdoba CF, en números

Los jugadores del Córdoba CF reciben los reproches de parte de su afición.

Los jugadores del Córdoba CF reciben los reproches de parte de su afición. / Miguel Ángel Salas

El descenso del Córdoba CF a la Segunda RFEF es una historia de fatalidad pese a las buenas intenciones. El conjunto blanquiverde cosechó un rotundo fracaso pese a poner todas las herramientas a disposición de la dirección deportiva y los jugadores para pelear por el ascenso a Segunda División, una meta que se difuminó pronto para dejar paso al golpe más duro que el club ha sufrido en lo deportivo desde hace 36 años.

Con un presupuesto general de unos nueve millones de euros, y un coste deportivo de casi cuatro, las miras estaban puestas en lo máximo, pero la realidad se encargó de señalar la mala planificación deportiva y el pobre rendimiento de una plantilla sobrevalorada, con salarios que obligan a marcar la diferencia y un rendimiento real muy lejano al esperado. Un problema que el club no vio, o no supo atajar en verano, y que ha terminado engullendo cualquier objetivo ambicioso, pese a los intentos por parte de la directiva de cambiar el rumbo del grupo con hasta tres entrenadores distintos.

Los números señalan a la perfección el desastroso curso que ha cuajado el Córdoba. Los blanquiverdes, llamados a dominar con puño de hierro el Grupo IV de Segunda División B, solo lograron diez victorias en 24 partidos, con hasta siete empates y un lastre terrible de siete derrotas. En una categoría en la que cada punto cuenta y mucho, esos siete encuentros sin sumar firmaron la condena del ostracismo deportivo. En El Arcángel, otrora fortín para los blanquiverdes y punto de apoyo en la consecución de cualquier objetivos, el Córdoba ha firmado un mediocre curso, con el balance nivelado de cuatro victorias, cuatro empates y cuatro derrotas.

Como dato final para ilustrar la pésima temporada, basta con señalar que en solo 24 partidos, el equipo tuvo tres entrenadores, que a su vez estiraron la nómina de futbolistas hasta los 32. Una cifra de récord, que no es precisamente sinónimo de estabilidad y buen rendimiento de los jugadores llamados a llevar el peso del equipo.

El fracaso de los veteranos

Ahí ha estado uno de los grandes problemas del equipo. La dirección deportiva apostó –quizás sin el convencimiento necesario pero atados de manos por los prohibitivos sueldos a liquidar– por mantener a un grupo de veteranos llamados a marcar la diferencia, que han sido un lastre, en el campo y en la planificación, pues impidieron un cambio sustancial en el mercado invernal.

Mención especial merece la dirección deportiva, a punto de firmar ahora su salida, después de un balance muy negativo. De 13 fichajes acometidos en las dos ventanas de mercado, apenas dos o tres han rendido según lo esperado. El golpe de gracia a un proyecto millonario al que le faltó lo más importante: el fútbol.

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