CARLOS MARÍN. Impotente. Poco pudo hacer para evitar la debacle de su equipo en Pasarón, pues los dos goles del Pontevedra llegaron con el denominador común de la pasividad defensiva. Otro partido muy duro para el almeriense.

JOSÉ RUIZ. Poca solución. Su presencia se justificaba en base a fortalecer defensivamente un costado desde el que precisamente partía Álex González, autor de los dos goles del Pontevedra. Mal en defensa y mal en ataque.

JORGE MORENO. Dubitativo. La inactividad le jugó una mala pasada y tampoco le ayudó el hecho de compartir zaga con Alonso, con el que pocas veces ha jugado. Se le vio demasiado dubitativo, sin contundencia para cortar los avances rivales.

JOSÉ ALONSO. Sentenciado. Si Germán Crespo ya tenía poca confianza en un hombre del que solo ha tirado cuando no había otro remedio, en Pasarón terminó de sentenciarlo. No pudo acabar ni la primera parte antes de ser sustituido.

CALDERÓN. Ni la sombra. El bajón del futbolista sevillano es digno de estudio, pasando de ser uno de los hombres más en forma de toda la categoría en la primera vuelta a convertirse en un jugador vulgar que no destaca por nada.

DIARRA. Alocado. Mucho trabajo de sacrificio físico e intento de conectar con el ataque, pero pocos resultados. Al volante le costó un mundo cubrir el hueco que había a sus espaldas y en ataque apareció sin acierto.

ARMANDO SHASHOUA. Decepcionante. Pedía a gritos una oportunidad desde la titularidad y en la primera ocasión que tuvo para completar los 90 minutos apenas se le vio. Intentó pedir la bola y asociarse, pero no tuvo su mejor tarde.

PUGA. Muy poco. Decepcionante encuentro, una vez más, del granadino, que partió como extremo y demostró que es menos efectivo ahí que cuando actúa como lateral. Tuvo un par de buenas arrancadas al inicio para diluirse poco a poco.

KIKE MÁRQUEZ. Señalado. Ni 40 minutos estuvo en el terreno de juego, pues Germán Crespo lo sentó tras el 2-0, poniendo el foco sobre él y José Alonso de los males del equipo. Tuvo una ocasión inmejorable para el 1-1 que pifió de manera inexplicable.

SIMO. Desaparecido. Decía llegar muy motivado al partido pero apenas se le vio aparecer en el juego de ataque de su equipo. Otro partido desaprovechado por el hispano-marroquí para mostrar un talento que esconde más que muestra.

WILLY LEDESMA. Negado. El de Torremejía fue de los que al menos puso voluntad, pero ni así le bastó para dar con la portería. En la primera parte desperdició un mano a mano ante Álvaro Cortés que habría metido a los suyos en el partido.

JUAN VILLAR. Desesperado. Entró con ganas pero cada lance fallado por su equipo lo iba sacando del partido. El colmo fue esa jugada en la que Casas no lo vio solo para empujar la bola. Acabó con un golpe en la nariz y desquiciado.

DE LAS CUEVAS. Voluntarioso. Uno de los hombres que siempre trata de responder a un Germán Crespo cuya fe en él es ilimitada. Al menos lo intentó y tuvo cierto peso en el juego de su equipo en la segunda parte, pero sin concretar más allá.

CASAS. ¿Qué hizo? En la jugada más clara del Córdoba para haber recortado distancias sacó un centro pasado al segundo palo cuando Juan Villar esperaba para empujar el balón a gol. Un error de bulto que trató de compensar con entrega y briega hasta el final.

CANARIO. Sin confianza. Se le nota a leguas que no ha terminado de entrar con buen pie en el Córdoba. Falto de confianza desde prácticamente el primer día, apenas aportó nada de valor a su equipo. Uno de los grandes fiascos del mercado de enero.

JAVI FLORES. Nada. Último recurso de Germán Crespo en busca de una reacción a la desesperada de los suyos. Aunque trató de dar criterio al juego y poner orden, apenas pudo hacer daño a su rival o mejorar a su equipo.