CARLOS MARÍN. El mejor. El almeriense por fin volvió a dejar su portería a cero y lo hizo con una actuación soberbia, siendo el mejor de su equipo de largo. Paró un penalti a Bonaque en la primera parte y acumuló un par de acciones más de brillantez para impedir que el Mérida se hubiera llevado el duelo.

JOSÉ RUIZ. Profesional. De los pocos jugadores que podrán terminar el año sin escuchar reproches por su actitud. Una vez más se dejó todo en el campo, con más o menos acierto, tratando de incorporarse al ataque y de fajarse atrás en defensa.

JOSÉ ALONSO. Cumplidor. El onubense dejó una buena impresión en el Romano José Fouto de Mérida, manteniendo a raya a Chuma y sin sumar errores de bulto a su partido. A ello ayudó el que no se complicase lo más mínimo a la hora de sacar el balón desde atrás.

ALBERTO JIMÉNEZ. Retratado. Una semana más sale en la foto de la jugada que pudo decantar el partido, en este caso con ese penalti cometido sobre Dani Lorenzo que luego Bonaque no aprovechó. Pese a su veteranía, está dejando sensación de poca tensión en este tramo final.

CALDERÓN. Superado. El sevillano se vio algo menos agobiado en la segunda parte, pero en la primera sufrió constantemente ante los movimientos de Larrubia y las subidas desde atrás de Felipe Alfonso. Se vio desbordado en varias ocasiones.

CABALLERO. Honrado. Uno de esos futbolistas que están dejando todo en el campo hasta el último minuto. De nuevo se multiplicó en los repliegues y a la hora de corregir errores de sus compañeros. Volvió a mostrar que con el balón es muy limitado, pero a honradez no le ganan muchos.

DIARRA. Frustrado. El volante tuvo dos buenas ocasiones para haber hecho gol y dar a su equipo una victoria que aliviase el nefasto final de temporada. La más clara fue un cabezazo que estrelló en Palomares con todo a favor. Mucho trabajo en labores poco lucidas.

SIMO. Inadvertido. Nuevo partido en el que el hispano-marroquí pasa sin pena ni gloria, haciendo gala de ese fútbol intrascendente de mucho toque en corto adornado con arabescos y nula aportación al colectivo.

DE LAS CUEVAS. Incisivo. El alicantino fue quizás el hombre que más lo intentó en ataque en un Córdoba con nula inspiración ofensiva. El mediapunta se asoció bien con sus compañeros pero a la hora de finalizar jugadas se equivocó casi siempre.

KIKE MÁRQUEZ. Expediente X. Otro partido que sumar a la carpeta de fenómenos paranormales del mediapunta gaditano, un futbolista sobrado de calidad pero que hace muchas semanas que ha bajado los brazos de manera alarmante.

WILLY LEDESMA. Aislado. Otra vez demasiado aislado del juego colectivo y ejerciendo de referencia sin poder encontrar el balón en posiciones de remate. A destacar su perseverancia en una presión que sirvió de poco durante gran parte del partido.

CASAS. Nada. El rambleño sigue sumando actuaciones decepcionantes en un final de temporada que le ha venido grande. Entró para dar más mordiente en ataque a su equipo y ni siquiera fue capaz de conectar un remate entre los tres palos.

JORGE MORENO. Firme. Tuvo un par de buenas acciones defensivas en el tramo final del encuentro, en el que relevó al amonestado Alberto Jiménez. Aunque con balón le costó algo más, se mantuvo firme a la hora de defender.

ARMANDO SHASHOUA. Fugaz. Tuvo muy poco tiempo pero pidió el balón y quiso ser protagonista, tratando de asociarse con Simo, aunque sin demasiado éxito en ese intento. Sensación de futbolista infrautilizado por Manuel Mosquera.

CARRACEDO. Acelerado. Quiso hacer todo a la vez y a punto estuvo de meter en un lío a su equipo en una acción en la que llevó el balón hasta su área para perderlo en zona comprometida. En ataque no apareció en ningún momento.