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Córdoba CF
El Córdoba CF cumplirá el próximo 6 de agosto 70 años, siete décadas en las que los sinsabores y las alegrías se han alternado para esculpir la historia de un club que quiere continuar escribiendo páginas de oro para disfrute de sus siempre fieles aficionados. Esta temporada volverá a pelear por un ascenso, que sería el décimo en su palmarés, desde el Grupo 2 de Primera Federación, donde en la actualidad habita en zona de play off -es segundo-, pero sin renunciar a alcanzar un primer puesto que daría el billete directo a un fútbol profesional que la entidad abandonó hace ya cinco años.
Inmerso como está el CCF en el tramo decisivo del campeonato, y con la ilusión de emular al final del curso un éxito que ya ha vivido en nueve ocasiones, el Día revivirá en las próximas semanas los nueves ascensos de categoría que el cordobesismo ha celebrado a lo largo de su historia: uno a la ya extinta Segunda División B, otro a Primera Federación -donde milita actualmente-, cuatro a Segunda División y tres más a Primera. El primero llegó en la segunda temporada tras la fundación del club; el último, hace solo dos años.
Hay que remontarse a 1956, apenas un par de años después de que el Córdoba CF naciera fruto de la fusión entre el Deportivo Córdoba y el San Álvaro, para encontrar el primer ascenso con sello cordobesista. Tras una primera temporada de asentamiento en Tercera División, que se saldó con el objetivo de la permanencia logrado de manera solvente, la llegada a la presidencia de Alfonso Cruz Conde reactivó a una entidad que construyó su segundo proyecto con el reto de subir de categoría.
Para ello, dio paso a una reestructuración total de su plantilla, empezando por el banquillo, donde el debutante José Juncosa tomó el relevo de Arcadio Martínez; y continuando por el plantel, en el que apenas hubo cuatro jugadores de la provincia: Luisito, que llegó del España Tánger para convertirse en pieza clave del técnico leridano de Les Borges Blanques; y Manolín Jiménez, Mariscal y Joaquín, que pasaron al club cordobesista desde el San Álvaro en el proceso de integración. La entidad realizó una veintena de fichajes para ser más competitivo que el ejercicio anterior, incluyendo tres -Araujo, Hermida y Mújica- que se incorporaron ya para la segunda fase, pasado el ecuador de la competición.
El Córdoba CF, integrado en el Grupo 12, alcanzó el liderato de la liga regular en la jornada 4, tras ganar a un Motril (2-1) incapaz de mantener esa posición de privilegio ante los blanquiverdes. De ahí a la fecha 22, el equipo de Juncosa mandó con solvencia, firmando 16 victorias, dos empates y apenas 4 derrotas, para acabar en lo más alto de la tabla con 34 puntos, seis más que un Almería que también lucharía por el salto a Segunda División en la segunda y decisiva fase del campeonato.
Un tramo determinante en el que el Córdoba CF se puso líder en la segunda jornada y, pese a sumar cuatro reveses y una equis, junto a nueve victorias, ya se mantuvo en lo más alto de la tabla hasta el final, acabando el torneo con 19 puntos, dos más que el Linense y con más tres sobre el Algeciras, que prosiguieron su intentona en una promoción compuesta por varias eliminatorias a ida y vuelta y dos fases más.
El 22 de abril de 1956, el conjunto cordobesista celebró de forma matemática un ascenso que había apalabrado dos semanas antes al derrotar a su máximo rival, el Linense (4-1); la distancia, ya de cuatro puntos con seis en juego, dejó en anécdota esa última derrota de la campaña en Almería, lo que permitió festejar el éxito una semana más tarde en casa con otra cómoda goleada ante el Ceuta (4-0).
Gran parte de culpa de ese primer gran logro en clave blanquiverde la tuvo la afición, como Juncosa se encargó de recordar a la prensa de la época al acabar el último partido del torneo: "Hubo muchos factores: apoyo incondicional del público, alentando al equipo hasta en los días de mal juego, apoyo eficaz de la prensa y radio, buen juego y entusiasmo desplegado por todos los jugadores hasta formar, sin duda, el mejor equipo de Tercera".
No en vano, el Córdoba contó por primera vez en su historia con más de 10.000 abonados, después de que la hinchada recogiera el guante lanzado por el presidente Cruz Conde con la denominada Operación 10.000 socios; solo un par de semanas después de celebrar el ascenso, apenas iniciado el mes de junio, 6.500 aficionados ya habían renovado su compromiso con el club, cuya directiva optó por mantener el precio de los carnés a pesar de cambiar de estadio.
Porque el otro momento para la historia que dejó la temporada 55-56 fue el regreso del fútbol a El Arcángel, tras un primer ejercicio en San Eulogio y después de que el Ayuntamiento se hiciera con el estadio el 4 de abril de 1955, con Antonio Cruz Conde como alcalde de la ciudad. Un regreso al recinto que se significó por todo lo alto a finales de agosto con la visita del Real Madrid, que sirvió para colgar por primera vez el cartel de Agotadas las localidades en un coliseo que esta temporada vuelve a ser clave en el buen hacer de un equipo que quiere emular a aquel para dar el salto a Segunda División.
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