La derrota ante la Real Balompédica Linense volvió a poner sobre el tapete todas las carencias y debilidades del Córdoba CF, un equipo llamado al principio de curso a pelear por el ascenso a Segunda División que va camino de anclarse en la Segunda RFEF. Los blanquiverdes evidenciaron sus puntos más negativos, pero por encima de todos uno que preocupa sobremanera, como es la fragilidad mental del equipo.

Y es que por tercer partido consecutivo en El Arcángel, el Córdoba fue incapaz de sacar la victoria. No lo pudo hacer, de nuevo, tras adelantarse en el marcador a su rival, algo que ya hizo ante el Real Murcia y el Betis Deportivo. Una ventaja que, de manera inexplicable, parece sentar mal al equipo blanquiverde, que muestra a partir de ahí su peor cara.

Y es que el choque ante la Balona no fue más que una extensión de lo que el Córdoba está ofreciendo prácticamente cada semana: muchas dificultades para doblegar al rival, cierta dosis de pegada en ataque y un nerviosismo a partir de entonces que acaba echando por tierra partidos ya encarrilados.

Ante el Real Murcia, Willy adelantó hasta dos veces a su equipo. Frente al Betis Deportivo, lo hizo Jesús Álvaro en una ocasión. Y contra la Balona fue de nuevo Willy el que puso en ventaja a los suyos. Ese primer golpe al rival, que en condiciones normales debería servir para impulsar la confianza y debilitar al contrario, está convirtiéndose en el punto de declive de los blanquiverdes, incapaces de completar 90 minutos sin cometer flagrantes errores defensivos que dan al traste con lo logrado hasta ese momento.

Desechada ya la idea de que el Córdoba tenía una de las mejores plantillas de Segunda B, es evidente que el nivel mostrado está muy por debajo del mínimo exigible. Pese a las dificultades de la temporada, esa falta de mentalidad para sobreponerse a los golpes está siendo uno de los grandes lastres del equipo, con especial y doloroso énfasis en los partidos en El Arcángel.

Los terribles números en casa

Y es que si al cierre de la primera fase ya eran horribles las cifras que el CCF presentaba en su feudo, con solo 12 puntos sumados de 27 posibles, la derrota ante la Balona ahonda en esa escandalosa sangría. Después de diez partidos como local, el Córdoba solo ha ganado tres, con tres empates y cuatro derrotas. Un naufragio catastrófico que se está llevando por delante cualquier opción de conseguir el más mínimo objetivo marcado.

Y es que en las cuatro jornadas que quedan para finalizar la temporada, el conjunto cordobesista tendrá que jugar dos partidos lejos de El Arcángel y otros dos como local, que ahora aparecen casi como el reto más difícil para un equipo nada fiable y que no ofrece vía alguna para creer en que la situación podrá revertirse en las próximas semanas.

La esperanza del calendario

El severo traspiés ante la Balona no solo supuso para el Córdoba el perder una oportunidad de oro para colocarse en segunda posición, también aleja considerablemente el objetivo. Cuando restan solo 12 puntos en juego, las dos primeras plazas se han ido a los cuatro puntos de desventaja para un CCF que además tiene el goal average perdido con el Sevilla Atlético y en complicada situación con la Balompédica Linense a la espera del partido en la Línea de la Concepción.

La esperanza a la que pueden agarrarse los blanquiverdes la ofrece el calendario, porque este próximo domingo se verán las caras los dos primeros clasificados. La Balona recibirá al Sevilla Atlético en un duelo que sonreirá al Córdoba sea cual sea el resultado, siempre que la visita del CCF al Cádiz B acabe con los tres puntos de vuelta para El Arcángel. Una cábala que ya empieza a sonar al cuento de la lechera para un Córdoba del que nadie se puede fiar y que tiene en el aspecto mental una de sus principales rémoras.