Córdoba CF - Racing Ferrol | El otro partido

El día en que el fútbol pasó a un segundo plano en El Arcángel

Dragisa Gudelj, ya consciente tras su desvanecimiento, antes de ser trasladado al hospital.

Dragisa Gudelj, ya consciente tras su desvanecimiento, antes de ser trasladado al hospital. / Miguel Ángel Salas

Dicen que el fútbol es la cosa más importantes de las menos importantes. Y todos los aficionados que este sábado acudieron a El Arcángel para presenciar el duelo entre el Córdoba CF y el Racing Ferrol pudieron comprobarlo de primera mano. Era un duelo tenso, por lo que estaba en juego entre dos equipos de la zona noble y porque incluso Germán Crespo, el técnico blanquiverde, podía quedar en una situación problemática en caso de derrota. Pero tras un comienzo frenético y dos goles en diez minutos, el tremendo susto que produjo el desvanecimiento de Dragisa Gudelj dejó en un segundo plano todo lo demás.

Las alarmas se encendieron poco después de que Willy Ledesma hiciera respirar aliviada a la grada blanquiverde con el certero cabezazo con el que empató un partido que había empezado con problemas para el conjunto cordobesista, que en la enésima desaplicación defensiva encajó un tanto que ya generó cierto nerviosismo en las gradas.

Pero en esa montaña rusa de emociones en que se convirtió el choque, el giro más inesperado llegó con el problema de salud del central. La angustia se apoderó entonces de todos los presentes en El Arcángel. El balón quedó aparcado para dejar paso al trabajo de los sanitarios, cuya actuación fue impecable.

Y es que nada más percatarse de que el jugador había caído desplomado sin motivo aparente, los servicios médicos del Córdoba corrieron a auxiliar a Gudelj, que estuvo atendido desde el primer momento por los galenos de la entidad, José Miguel Bretones, Antonio Escribano y Martín Luna, así como por los fisioterapeutas Álex Rueda y Fran Plaza, que prestaron asistencia a sus compañeros en esos primeros instantes de desconcierto y angustia.

Desde la grada, además, se personaron en el terreno de juego la doctora Verónica Arroyo y el cardiólogo José María Segura, que se encontraban presenciando el partido en el estadio. Su rápida asistencia al futbolista fue fundamental para que, tras un masaje cardiopulmonar y la posterior utilización del desfibrilador, Dragisa Gudelj retomara la consciencia.

Una actuación ejemplar

Para ese momento, una ambulancia esperaba ya para trasladar de urgencia al futbolista al Hospital Reina Sofía. El central, bravo como pocos, incluso hizo el ademán de levantarse de la camilla convencido de que podía seguir jugando el partido. Tuvieron que ser sus compañeros, así como su técnico y hasta su padre, que había bajado al césped con evidentes signos de desesperación, los que convencieran al joven futbolista de que debía marcharse camino del centro médico.

Esa rápida intervención de todos los servicios médicos que se encontraban en el estadio resultó vital para salvar la vida del joven futbolista de 25 años al que tanto la afición blanquiverde como sus compañeros despidieron con una emocionante ovación.

Una vez evacuado el futbolista del estadio, por la megafonía de El Arcángel se anunció la suspensión definitiva del encuentro, lo que provocó que poco a poco las gradas del coliseo blanquiverde se fuese vaciando. En las conversaciones de los aficionados poco importaba en ese momento la situación clasificatoria del equipo, el futuro de Germán Crespo o los problemas defensivos del equipo. Y es que el fútbol pasó a un segundo plano en la tarde más angustiosa que se recuerda en El Arcángel.

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