Sufrió hasta el pitido final pero volvió a casa con tres nuevos puntos en la maleta. El Córdoba CF continúa con su transitar victorioso en la segunda vuelta de esta Primera Federación que camina de manera irrefrenable hacia su tramo más decisivo con el conjunto blanquiverde en estado de gracia. En Antequera, los hombres de Iván Ania sufrieron como cabía esperar pero fueron capaces de sobreponerse a las adversidades y a los errores propios para terminar amarrando un triunfo que vale su peso en oro, toda vez que abre ya una brecha sangrante respecto al sexto puesto y, lo que es más importante, permite ver la segunda posición ahora sí bastante más cerca.

Si el Córdoba acaba consiguiendo esta temporada la machada de recortar la tremenda distancia que el Castellón y el Ibiza le habían cogido en el ecuador de la competición, el duelo de El Maulí a buen seguro que será uno de esos que se marque como punto de inflexión. Y es que, lejos de la suficiencia mostrada en las últimas semanas, a los de Ania les costó sangre, sudor y lágrimas sacar los tres puntos ante un conjunto antequerano frágil en defensa pero ambicioso y atrevido en ataque, que se reenganchó al partido cuando ya parecía muerto y terminó acongojando a los blanquiverdes hasta el pitido final. El temple en los minutos finales y la falta de fuerzas del rival permitieron al CCF abrochar un triunfo quizás merecido pero en un partido con alternativas para haber terminado cayendo de cualquiera de los dos lados.

Y eso que el Córdoba de inicio sí fue ese equipo dominador que acostumbra a ser. No tardó mucho el conjunto cordobesista en hacerse con las riendas del encuentro, gracias a la clarividencia de Álex Sala para imponer su ritmo de juego y a las armas habituales: verticalidad y velocidad por la derecha, mucha presencia de Kuki Zalazar entre línea, constantes rupturas de Diarra hacia la zona de ataque y la presencia amenazadora de Casas en el área de Iván Moreno.

Con esos mimbres, el CCF gozó de una ocasión muy clara nada más comenzar el partido, en un cabezazo que Casas no acertó a dirigir correctamente tras un centro medido de Carracedo. Esa acción ya dejó entrever los problemas del Antequera para defenderse, algo que fue una constante durante todo el encuentro.

Con todo, la endeblez de los locales en el área propia se transformó en descaro y ambición en la ajena. Así, Carlos Marín ya tuvo que intervenir al cuarto de hora para ganar un mano a mano a Txus Alba, que se coló con facilidad entre Carlos García y Albarran bien habilitado por un gran pase de Chema Núñez. Esas rupturas de la segunda línea del equipo de Javier Medina fueron una pesadilla en varios momentos del partido para un Córdoba que sembró dudas en defensa, con Carlos García nervioso por momentos y los laterales demasiado exigidos en tareas defensivas, donde sufren si tienen que repetir esfuerzos.

Simo intenta marcharse de Fomeyem en el primer tiempo del Antequera - Córdoba CF.

La vocación ofensiva de ambos equipos dibujó un partido de ida y vuelta, con tantos momentos de agitación como imprecisiones a la hora de armar el juego y la sensación de que al Córdoba le convenía más bajar el ritmo y hacerse con la manija. Cuando lo lograron, los blanquiverdes rozaron de nuevo el gol. Kuki Zalazar ganó línea de fondo en el minuto 25 y puso un centro que tocó Iván Moreno para dejar el balón a Carracedo, quien encontró a Simo para que el hispano-marroquí sacase un derechazo que no cogió portería de milagro. Poco después, Albarrán puso el balón al espacio para la ruptura de Diarra y el disparo del maliense lo frenó Fomeyem cuando se colaba en la meta local.

Con el Córdoba por fin asentado y siendo capaz de arrebatar el balón al Antequera, las ocasiones fueron cayendo hasta que Casas adelantó a los blanquiverdes. Un centro medido de Álex Sala en una falta lateral lo cabeceó imperial en el área el rambleño para asestar el primer golpe al partido y permitir que su equipo se fuese al descanso reforzado por esa ventaja en el marcador.

Pese a la renta, la sensación era de que quedaba mucho que remar y el Antequera lo corroboró pronto. En el 51, Luismi Redondo ganó con excesiva facilidad posiciones entre los centrales y definió a la perfección ante Carlos Marín tras recoger un buen envió de Luismi Gutiérrez. El gol del empate hizo tambalearse al Córdoba, que en la siguiente jugada estuvo a punto de encajar el 2-1. Aguantó el tipo el equipo de Iván Ania y muy pronto encontró otra oportunidad para agitar el duelo.

Iván Moreno regaló el balón a Diarra tras un mal envío desde su portería y el maliense avanzó sin miedo, valoró opciones y sacó un derechazo ajustado al palo que puso el 1-2 y revitalizó a su equipo. Ese mazazo lo acusó el Antequera, pese a que en ataque los de Javier Medina seguían haciendo daño a la espalda de los laterales del CCF. Ania anduvo rápido y reforzó su medular dando entrada a Isma Ruiz por Simo y desplazado a Kuki Zalazar a la izquierda. Ese movimiento surtió efecto de inmediato, pues el hispano-uruguayo se sacó un envío perfecto para Casas a la espalda de Humanes y el ariete blanquiverde definió con acierto para poner el 1-3.

Ahí pareció acabarse el partido, tanto por el lenguaje corporal de algunos jugadores del Antequera como por la actitud de ambos entrenadores, que agotaron cambios rápidamente. El Córdoba pudo poner todavía más tierra de por medio con un zurdazo de Kuki Zalazar al palo mientras veía pasar los minutos sin que nada se agitase.

Diarra y Simo celebran el 1-3 del Córdoba CF en Antequera.

Sin embargo, tanto quitó el pie del acelerador el conjunto blanquiverde que lo pagó caro. Una desaplicación defensiva de Carlos García le costó una amarilla en una falta que Fermín ejecutó con un gran disparo repelido por Carlos Marín. El rechace llegó a Fomeyem, con la zaga blanquiverde poco viva, para apretar el marcador.

Cuando más liquidado parecía, el Antequera estaba de vuelta en el partido. Y con el empuje de su afición logró sembrar la zozobra en el Córdoba. Los blanquiverdes perdieron el control en la medular y vieron como Carlos Marín se vestía de héroe para conjurar con una mano salvadora un disparo raso de Ale García. Ya con el tiempo cumplido, Carlos García fue incapaz de imponerse en un balón dividido y Mati Barboza tuvo que acudir en su auxilio para evitar males mayores.

En los minutos de añadido, pese al nerviosismo desatado, el Córdoba supo templar los ánimos y enfrió el partido para no sufrir ya más sobresaltos y asegurar los tres puntos. Un botín inmejorable en otra jornada que invita a seguir creyendo en que el ascenso directo es posible, pero sin olvidar la enseñanza de que cada minuto de partido cuenta para que los resultados sigan siendo igual de positivos.