Liga 1,2,3 | Granada cf-córdoba cf

Palabras vacías sin el eco de los hechos (3-1)

  • El Córdoba reedita graves capítulos de indolencia y falta de contundencia en las áreas y cae claramente derrotado ante un rival que tuvo en Machís su principal estilete

  • La reacción final, ya con el 3-0, una mera anécdota

Un equipo que encaja siete goles en dos partidos separados por apenas tres días y teniendo sobre el verde a unos protagonistas totalmente diferentes, tiene un problema grave. Un equipo que encaja 11 tantos en las primeras seis jornadas y que no esconde que su pilar para crecer es la fortaleza en las labores defensivas, tiene un problema aún mayor. Sobre todo cuando el discurso pasa por mejorar en esos aspectos, cuando las actuaciones durante la semana van encaminadas a fortalecer el dominio ante el arco propio. Se ve que luego todo eso queda en nada cuando llegan las batallas de verdad, y eso es lo realmente preocupante. Porque sin restar méritos a los contrarios, las facilidades que el Córdoba actual ha dado a todos sus verdugos son de esas que llegan en bandeja de plata y queda hasta feo desaprovechar. Todo se repitió en la visita a Los Cármenes, donde el cuadro cordobesista cayó de manera clara ante un enemigo que todavía no se había encontrado, pero que no tuvo apenas apuros para hallar las numerosas vías de agua que los blanquiverdes dejaron abiertas para conseguir su primera victoria del ejercicio de manera plácida. El CCF no compareció, repitió episodios de fragilidad en todas las líneas, mostró una preocupante falta de contundencia en las áreas y cometió errores impropios de un conjunto que quiere aspirar a algo para terminar cediendo ante la sobresaliente actuación de Machís. El arreón final ni siquiera sirvió para maquillar la actuación, fue poco menos que una anécdota.

Como cabía esperar tras el buen resultado de una semana antes, Carrión repitió no sólo once, sino también esquema, para hacer frente a un Granada que pasó al 4-2-3-1 para buscar el equilibrio del que venía adoleciendo en este inicio liguero. Y la apuesta le salió mejor a Oltra, pues su equipo se mostró más sólido desde el arranque, tanto sin balón como con él, encontrando importantes vías de agua en los costados y exprimiendo la pelota parada.

El Córdoba tuvo el balón más pero no fue capaz de inquietar al guardameta localTras el descanso, al Granada le bastó con esperar su momento para sentenciar el duelo

Menosse, al paso por el minuto 6, fue el primero en demostrar que la contundencia defensiva de los blanquiverdes volvía a estar desaparecida al cabecear alto un balón puesto desde la derecha. Fue la antesala del 1-0, tras un nuevo desajuste en la contención, esta vez por una banda izquierda que se convirtió en una autopista gran parte del partido. Galán midió mal, Aguza llegó tarde a la ayuda y el envío perfecto de Victor Díaz entre el portero y los zagueros lo empujó a la red en el área pequeña Machís ganando la partida a Fernández.

Antes del minuto 10 y el Córdoba estaba ya ante el peor de los escenarios posibles, pues en lo que va de temporada ha demostrado sus dificultades para voltear un marcador. Era una nueva prueba a la capacidad de reacción del conjunto cordobesista, a su madurez. El resultado no fue el mejor, como tantas veces, a pesar de que con la ventaja los locales relajaron su presión y el balón pasó a estar más tiempo en los pies de los hombres de Carrión. Pero era una posesión sin control, sin dominio, ante un rival demasiado cómodo que necesitaba de muy poco para hacer daño. Así la tuvieron Machís, cuya volea se perdió casi del campo en posición inmejorable, y Álex Martínez, que estrelló en el larguero un libre directo en la misma corona del área.

Todo lo contrario que el Córdoba, que pese a jugar más tiempo en campo rival, se mostró incapaz de poner en verdadero peligro a Javi Varas. Entre otras cosas porque el aluvión de balones al flanco de Javi Galán no tenía nunca continuidad por la mala elección del pacense tanto en el pase como en el disparo o hasta el desborde. De esta manera, las llegadas visitantes más claras se resumieron en un centro chut del zurdo, un cabezazo muy desviado de Alfaro y, ya al filo del descanso, un par de zapatazos desde 25 metros de Guardiola y el propio capitán blanquiverde que murieron sin la mayor complicación en las manos de Varas para mantener la exigua ventaja local camino de los vestuarios.

Un tiempo de relax que sirvió para variar más bien poco del partido. Sin cambios, el CCF volvió a aparecer con ese disfraz de dominador tan irrelevante como falso ante un Granada que siguió a lo suyo. Y con eso le bastó para abrir más la herida en su primera aproximación, que mostró otra vez la fragilidad del cuadro cordobesista: Machís buscó área desde el costado sorteando enemigos y su derechazo murió en la red ante la mirada absorta de todos los jugadores visitantes. En apenas cinco minutos, el plan de Carrión se había ido por el desagüe sin remisión. Y ojo que el daño pudo ser aún mayor, pues sin tiempo más que para que el técnico blanquiverde moviera su frente ofensivo con Markovic, el conjunto de Oltra pudo dejar sentenciado el choque con dos contras consecutivas. En la primera Machís erró el pase definitivo a Adrián Ramos y en la segunda, el internacional colombiano cayó ante la salida de Pawel, que se repuso parando el penalti.

El Córdoba sencillamente no estaba. En ataque sólo mostraba lo que le dejaba un rival que hasta la fecha se estaba mostrando muy vulnerable en su área, y en defensa... No hay defensa para lo visto. Mal por dentro, peor por fuera; mal la última línea, peor el resto del entramado. Y así es imposible llegar a cualquier parte en esta Segunda División. Eso lo sabe Carrión y lo sabe todo el mundo, pero una cosa es lo que se sabe, lo que se dice, y otra muy distinta la que se hace. Tras seis jornadas ya es el momento de responder con hechos y dejar aparcadas en un segundo plano las palabras.

Pero ese cambio difícilmente pase por volver loco al equipo, por romper esquemas y acumular un tipo de perfil ofensivo sobre el verde. La solución no es dar entrada a Jaime Romero para meter a Galán de lateral, donde le cuesta y apenas puede ofrecer en ataque; ni quitar a Edu Ramos para que Aguza se quede solo en las tareas de contención, ya de por sí un quebradero de cabeza, con la idea de que Caballero cree algo más. El problema no está ahí. No es cosa de hombres, sino de conceptos, de ideas, de apostar por una imagen y mantenerla.

Sólo cuando llegó el tercer gol, tras otra maniobra en la que Machís sacó las carencias del sistema defensivo visitante, el Córdoba por fin se sintió herido en su amor propio. No era para menos. El venezolano había vuelto loco otra vez a la zaga y sólo la estirada de Pawel evitó su hat trick, que no el gol del exblanquiverde Joselu a puerta vacía. A partir de ahí, los blanquiverdes jugaron casi en el área loca, Guardiola anotó el tanto del honor y luego tuvo opciones de hacer otro más, como Jona y hasta Javi Galán, ya incorporado al ataque. Se toparon con Varas y su falta de acierto. Lo mismo que en todo el choque. Porque hay cosas que no cambian sólo con la voluntad, hay que encontrar algo más. Y ya se ha cumplido el primer mes de competición sin que la imagen ni los resultados sean los más propicios. Mal asunto.

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